La pobreza se ha estancado en los países de Latinoamérica y el Caribe. Han crecido los indigentes, los que no tienen para comer, porque ha aumentado el coste de los alimentos por encima de la inflación general. Esto ha ido unido a la contracción del gasto social. Es decir, los países han hecho esfuerzos por moderar la expansión de este gasto para consolidar la finanzas públicas. Esto afecta por supuesto al retraso en la mejora de la educación, la sanidad, las pensiones o de infraestructuras básicas para una vida digna, como el acceso al agua potable, a la luz o a sistemas de saneamiento.
Presentación del informe de CEPAL, hoy, en Santiago de Chile. ARIEL MARINKOVIC (EFE)
Éste es el panorama que refleja el informe que acaba de difundir la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), organismo dependiente de Naciones Unidas. Una de las conclusiones es que el impulso del gasto social, que la mayoría de los países han estado haciendo desde que empezó la crisis internacional (2008), ahora se ha parado.
En cifras, esta realidad supone que la pobreza en América Latina y el Caribe afectará a 164 millones de personas a fines de año, lo que supone el 28% de la población. Este porcentaje es muy similar al de 2012 y es lo que refleja el parón.
En términos absolutos, explica el informe, la pobreza se mantendrá estable este año en comparación con 2012, cuando también afectó a 164 millones de latinoamericanos, aunque en 2013 bajará levemente (0,3 puntos) el porcentaje de la población que sufre ese problema. La indigencia, sin embargo, aumentará de los 66 millones de personas el año pasado a 68 millones en 2013, lo que supone un incremento del 0,2%.
¿La solución? “Un cambio estructural en las economías de los países para crecer de forma sostenida con mayor igualdad”, como ha dicho la secretaria ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena.
Porque, tal y como ha resaltado Bárcena, “el único número aceptable de personas viviendo en la pobreza es cero”.
FOTO EN CABEZA: Vista aérea de un barrio marginal en Tegucigalpa (Honduras). GUSTAVO AMADOR (EFE)