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Escuelas en Red

- "¿Es usted la Directora?"

Por: | 24 de junio de 2012

Luis Pumares, antiguo profesor del Colegio Público Trabenco de Leganés (Madrid), en un trabajo sobre 'escuelas democráticas', recoge el diálogo que mantienen una pareja que solicita información y una madre 'veterana' del Colegio.

Una conversación a la sombra de Trabenco: Aula del Colegio 'Trabenco' de Leganés

Pareja visitante: -Buenos días.
Madre 'veterana' del Colegio: -Buenos días -respondió sin más, y quedó a la expectativa de qué se les ofrecía a los recién llegados-.
Visitantes: -¿Es que hoy no hay colegio? -preguntaron con gesto algo confundido y, al ver la cara de sorpresa de quien le atendía, apostillaron- ...No se oye nada.
Madre: -Ah, no es nada raro. Es que están en lectura silenciosa. Todos los días, nada más entrar al colegio todos los niños y las niñas cogen sus libros y sus cuentos y leen en silencio por espacio de una media hora… es la forma de empezar el día.
Visitantes: -Eso está bien… ¿Es usted la directora?
Madre: -No, soy una madre del colegio, pero decidme qué queréis y, a lo mejor, puedo ayudaros -optó ya por el tuteo, en un intento de darle a la conversación algo de la familiaridad que no había tenido desde el principio-.
Visitantes: -Pues queríamos ver al director o la directora… es para informarnos acerca de cómo escolarizar aquí a nuestro hijo…
Madre: -Eso lo puedo hacer yo, soy de la comisión que se encarga de esto y precisamente ahora estamos reunidos. Venid conmigo, por favor, os presento al resto del grupo y os enseño el centro...
Se perdieron pasillo adelante y entre los últimos retazos de la conversación se acertó a escuchar a la madre veterana que decía: 'yo tengo un hijo en 3º y una hija que acaba de entrar en Infantil…'
Después ya no se oyó nada, la conversación derivó en un susurro al tiempo que se perdían pasillo adelante y se adentraban en la zona de las aulas.

Esta descripción muestra la connivencia existente entre los distintos sectores de la comunidad educativa de 'Trabenco'. En este modo de relacionarse no hay espacio para la desconfianza, el enfrentamiento y la exigencia de controles externos burocráticos. Existe diálogo institucional, transparencia, difusión pública y gestión colegiada; el Colegio Trabenco dispone de más de 19 estructuras internas de participación y codecisión.

Según se recoge en el documento de estructura organizativa: "las decisiones son tomadas conjuntamente entre las familias, el profesorado y el alumnado". Esto contribuye poderosamente a que todos los sectores de la comunidad de Trabenco valoren el Proyecto Pedagógico del Centro como algo propio, y consideren el aprendizaje como una tarea común.

Trabenco parece haberse adelantado a las recomendaciones que hace un organismo, nada sospechoso de 'díscolo', como la OCDE, quien en un reciente Informe (2012):  “Equity and Quality in Education. Supporting Disadvantaged Students and Schools” (Equidad y calidad de la educación. Apoyo a estudiantes y escuelas en desventaja) afirma:

"cinco políticas han demostrado su eficacia para apoyar la mejora de las escuelas en desventaja y bajo rendimiento. [...] 5ª. Dar prioridad a la vinculación entre las escuelas y los padres y comunidades. [...] Se necesitan políticas que aseguren que las escuelas en desventaja den prioridad a sus vínculos con padres y comunidades, y mejoren sus estrategias de comunicación para alinear los esfuerzos de escuelas y padres de familia."


 En el año 2009 el Ministerio de Educación concedió, al Colegio Público Trabenco,
el Segundo Premio 'Marta Mata' a la Calidad de los Centros Educativos

La participación nos hace 'imprescindibles'

Por: | 15 de junio de 2012

Isabel de la Viña, Profesora del Colegio Público ‘La Navata’ de Galapagar (Madrid), no hace mucho, escribía un texto (Diario de a bordo) relatando algunas escenas habituales de la vida en las aulas de su colegio.

'Diario de a bordo'El texto comenzaba…

“Hoy me asomo a una clase de 1º de Primaria del cole de La Navata, me cuelo por la puerta pasando entre mamis y papis que están dando recaditos a Clara [la maestra].
¡Hola Isa! Mi presencia casi no se nota, no supone distorsión en una clase en la que entran y salen adultos, mientras los niños y niñas siguen a lo suyo sin inmutarse con semejante trajín.

Están leyendo cada uno su libro, sentaditos en círculo sobre la colchoneta.
Poco a poco se van yendo los padres y la clase se dispone a continuar, iba a decir a comenzar, pero en realidad ya ha empezado con estos diez minutitos de lectura silenciosa e individual”.


Al leer el texto, alguien puede sorprenderse y pensar ¿Cómo, que los padres están en el aula, pero si ya ha comenzado la actividad escolar? y afianzándose en su idea inicial, se diría a si mismo que ‘esto no puede generar nada más que desorden'. Las familias, y así ha sido siempre, deben permanecer en su sitio, o sea ‘fuera’ de las salas de clase y del colegio, y el profesorado en el suyo, en las aulas.

Quizá la opinión más extendida considera que la situación descrita es imposible; sin embargo, por lo que nos cuenta Isabel, no parece constituir un problema. Es más, muestra la verdadera complicidad existente entre las familias y la profesora, ambas comparten el mismo sentimiento de ‘cuidado’ y ‘compromiso’ con la educación de los hijos, alumnos para la profesora, y compañeros para el resto de sus iguales. 

Isabel continúa…   

“...comienza la asamblea del lunes. En un registro de la pared un distintivo señala a los responsables: del material común, de la fruta, el secretario… No consumen ni medio minuto en hacer el reparto de tareas. ¡Qué suerte, Clara!, no tienes que pasar lista, ni repartir las pinturas por las mesas, ni contar para ver si hay fruta suficiente… ya se encargan ellos.
Echo una ojeada alrededor y me topo con las normas de la asamblea: ¡Siéntate bien, con la espalda recta… te ayudará a controlar! ¡Hay que escuchar sin hablar y mirar a los ojos de los demás! ¡Si chillamos o pegamos… nos estropeamos! ¡Levanta la mano para hablar y los amigos escucharán!..
¡Vaya! ¡Qué pocas normas y qué claras!, me fijo un poquito más… ¡ni un no!; todas las normas de clase están escritas 'en positivo', invitan al autocontrol y al respeto al compañero”.

Es evidente, como argumenta el profesor Juan M. Escudero, que la participación se convierte en uno de los valores esenciales de una buena educación cuando, como es el caso, se despliega de modo efectivo y coherente con sus exigencias.

La institución escolar necesita configurarse como un espacio social democráticamente gestionado. En otro caso, no estaríamos hablando de educar y de facilitar la construcción de un criterio propio, sino de entrenar, instruir, adiestrar, de aprendizaje técnico… y no debemos conformarnos con tan poco. La gestión de la crisis actual, sus decisiones encubiertas y poco compartidas constituyen una buena muestra de la ausencia de participación en muchos comportamientos habituales de nuestras instituciones educativas; "...los hay que [participan] toda la vida: esos son los imprescindibles".  


Colegio Público "La Navata"
. Trabajo de investigación. Alumnado de 3º de Educación Primaria

 

Sobre el autor

Rodrigo J. GarcíaRodrigo J. García. Doctor en Ciencias de la Educación. Premio Nacional de Investigación Educativa (MEC.CIDE). Ha sido Asesor del Gabinete Técnico del Defensor del Menor en la Comunidad de Madrid y Asesor Técnico Docente de Renovación Pedagógica y Formación del Profesorado de la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid. Ha colaborado en el fortalecimiento de los movimientos de innovación educativa, impulsando el Portal Innova: una plataforma virtual de difusión de movimientos y prácticas de escuelas democráticas. Forma parte de diversos colectivos profesionales de mejora escolar (Atlántida, ADEME, Foro de Sevilla…). Es asesor para el desarrollo de prácticas democráticas de aprendizaje en instituciones educativas.

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Rodrigo J. García

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