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Niño... ¡Eso sí se dice, eso sí se hace, eso sí se toca!

Por: | 04 de noviembre de 2012

Carmen Gutiérrez(*) profesora de Educación Infantil del Colegio Público 'La Marquesa', de Jerez de la Frontera, relata el comienzo del curso pasado.

Alumnado de Educación Infantil del Colegio Público 'La Marquesa' de Jerez de la Frontera
Nuestra ciudad se encontraba inmersa en los preparativos de la fiesta de la Vendimia. Dirigimos una pregunta a nuestros pequeños: ¿Qué sabemos sobre ‘la vendimia’? En ese instante, acertó a 'pasar un ángel' y nos invadió el silencio, como pocas veces sucede en nuestras aulas. Volvimos a lanzar la pregunta y alguien levantó la mano, algo inseguro, y nos contestó: 'la vendimia es la uva'.

A partir de este momento descubrieron que todas las respuestas eran aceptadas y, que ellos ‘sabían’ cosas sobre la ‘lección’ que se estaba tratando en clase: la vendimia. La situación continuó, o mejor dicho cambió… la clase estaba enfrascada en una verdadera lluvia de ideas. Unos y otros, se agolpaban, diciendo…

         - Cuando las uvas se caen es que están podridas...
         - Otras se ponen viejas y dulces.
         - Los hombres cortan las uvas con las tijeras del campo.
         - La uva la dejan en una cesta para la uva...
         - Después pisan la uva para hacer zumo.
         - Y... hay un vino que se llama fino.
         - La veleta de Tío Pepe es de vino... No es un cubo es un barril.
         - La venencia sirve para coger el vino del cubo y echarlo en la copa...

Un día, en clase, entre todos, decidimos escribirles una carta. A medida que avanzaban en las respuestas, surgían nuevas preguntas...

Seño y, ¿Cómo se hace el zumo y… el vino? Y ¿Cómo se recoge la uva? ¿Cómo se pisa la uva? ¿Cómo crece?...


El debate ocupó pasillos, entradas y salidas, recreos y, sobre todo, las reuniones semanales del profesorado, donde se entrelazaban las ideas que iban surgiendo con la normativa vigente y con la voz de los niños, parte esencial de esta historia.

Iniciamos el camino a partir de lo que el alumnado sentía, le emocionaba y le era familiar. La energía necesaria, la motivación para aprender, el esfuerzo y el interés surgieron de lo que observaban diariamente en su familia, en sus vecinos… Esta visión del aprendizaje nos llevó, necesariamente, a solicitar la ayuda de todos y, de una manera especial, de las familias. Un día, en clase, entre todos, decidimos escribirles una carta.

Alentándoles a hacerse más y más preguntas...  vivir, experimentar… la elaboración del vinoCon la información que trajeron de casa, la consulta de libros, y los datos buscados en Internet, pudieron progresar en las respuestas y en nuevos interrogantes. El profesorado, decidió asumir el ‘rol' ―a veces nada fácil― de promotor, alentándoles a hacerse más y más preguntas, formulando pequeñas y grandes tareas, ajustadas a distintos ritmos y habilidades. Pretendíamos que cada uno pudiera ir construyendo un contenido, un estilo y un propósito, merecedor de ser aprendido.

De esta manera llegamos al momento más deseado por todos: vivir, experimentar… la elaboración del vino. No estábamos solos, contábamos con la ayuda de las familias y de otros docentes del centro que colaboraron facilitando utensilios, comprando uva, pisándola y ayudando a la elaboración del mosto.

         - Seño ¿Qué vamos a hacer con la uva que no hemos pisado? Pregunta una niña.
         - Nos la comemos. Le responde un compañero.

Este diálogo nos permitió confeccionar una sencilla receta: “Brochetas de uva y queso”, que convertimos en tarea curricular, trabajando la inteligencia lingüística y la lógica-matemática.

El profesorado era muy consciente de que esta situación de aprendizaje, búsqueda, selección, organización, comunicación y representación de la información, permitía acercar al aula el conocimiento y la interacción con el entorno social y cultural.

Permitía acercar al aula el conocimiento y la interacción con el entorno social y cultural.

A estas alturas, ya estábamos en plenas fiestas de la vendimia, por lo que se disponía de información privilegiada acerca de la cultura de la ciudad. Tuvimos la oportunidad de escuchar distintas historias sobre la elaboración del vino, algunas, incluso, procedentes de la mitología griega. Fue una auténtica oportunidad para relacionar la historia con las emociones despertadas por la belleza del arte, la proporción y el color. Buscamos y encontramos manifestaciones de esta labor ancestral en nuestras calles. La prensa escrita nos proporcionó noticias de nuestra fiesta y ‘disfrutamos’ de lo bonito que era el cartel del año.

Y como no queremos que se nos olvide nada, todo lo que íbamos descubriendo lo registrábamos en nuestro libro de la vendimia que forma parte de nuestra biblioteca de aula. Para cerrar el proyecto, visitamos una viña escuela y las monitoras se quedan ‘boquiabiertas’ cuando contestamos a sus preguntas antes de pasar por los talleres. 

Gracias a esta experiencia pudimos ‘sentir’ y constatar la actividad intelectual, emocional, motriz y relacional desplegada por nuestros alumnos. Las familias contagiadas del entusiasmo, se implicaron en una estrecha colaboración con el colegio. El equipo directivo pudo descubrir el acierto de su labor de apoyo pedagógico por contribuir a la mejora de nuestra competencia profesional, y nosotros, como docentes, nos hemos sentido recompensados en cada sonrisa, en cada cara de sorpresa y entusiasmo de nuestros alumnos, en la confianza con la que las familias dejan cada mañana a sus hijos en el centro, en la complicidad que surge entre nosotros como profesionales percibiendo que 'hablamos el mismo lenguaje pedagógico'.

(*) Esta experiencia ha sido desarrollada y relatada por: Verónica González de los Santos (Tutora Infantil 3 años), Olga Rodríguez López (Tutora Infantil 3 años), Francisco Javier Torres Martínez (Tutor Infantil 3 años), Gemma Cardenete Ropero (Tutora Infantil 4 años), Carmen Eulalia Gutiérrez García (Tutora Infantil 4 años, Blog), María Valle Porras Martín (Tutora Infantil 4 años), María Luisa Rincón Piulestán (Jefa de estudios y maestra de apoyo a Infantil) y Polonia Vázquez Florido (Maestra de apoyo Infantil).

Agradecimiento a la labor de difusión realizada por Clave XXI

Hay 8 Comentarios

¡Qué envidia! En el cole de mi peque ( tres años ) no hay vendimia que valga: no viene en las fichas. La editorial Algaida no considera que sea un contenido de interés y punto pelota.

Estoy convencida de que hay muchas buenas ideas bullendo en el mundo educativo, el problema es cómo conseguir que se traduzcan en proyectos maduros que se lleven a la práctica. La educación no es una ciencia exacta nisiquiera está claro que lo que funcione en un ambiente también funcione en otro, por eso es clave dar autonomía real a todos los centros escolares para que busquen y desarrollen sus propios proyectos educativos. Pero eso implicaría cambiar sustancialmente el modelo actual. Recomiendo la lectura de este artículo:
http://www.otraspoliticas.com/educacion/%c2%bfque-educacion-queremos

Lo que si parece evidente es que cuando un trabajo docente se apoya en el conocimeinto y no en las impresiones o prejucios personales y/o profesionales tiene mayor garantía de éxito. En este caso, observo -en el relato de la experiencia- referencias continuas a resultados porcedentes de la investigación en ámbitos disciplinares como la psicología del aprendizaje y del desarrollo, la organización escolar y de la enseñananza, la innovación educativa y la sociología del conocimeinto... Esto me satisface y me permite sentirme orgullosa de ser profesora.

Lo que yo tengo claro es que los chavales se interesan mucho más y aprenden mucho más y acaban amando el conocimiento en lugar de rechazarlo, si los procesos surgen de ellos en lugar de tener que seguir por obligación a un supuesto líder adulto que impone los criterios, los temas y los ritmos. Desgraciadamente, tenemos asumido que es normal que los niños no quieran estudiar, rechacen la escuela, les aburra el latín y las matemáticas, como si esto fuese lo más natural. Yo creo que no, yo creo que el rechazo al conocimiento no es natural en el Homo Sapiens, lo que pasa es que nuestros métodos de crianza y enseñanza producen ese rechazo. El rechazo generalizado de los niños a la escuela y al conocimiento, no habla mal de los niños: habla mal de la escuela y de nuestra crianza.

Muy interesante esta perspectiva, aunque al igual que Juan veo muy complicado que esto se pueda aplicar a chavales de mediana edad. No se yo si funcionaría en una ESO o Bachillerato...

Mientras sigamos dividiendo el mundo en pequeñas parcelas, cada una con sus correspondientes problemas imaginarios, no estaremos educando adecuadamente a nuestros menores. Y si este es motivo suficiente para justificar otra forma de abordar la educación primaria, mucho más debería serlo para las enseñanzas que la siguen.

Con esta intención de globalización y resolución de situaciones reales es como deberían diseñarse las enseñanzas de la Educación Secundaria, al menos de la secundaria obligatoria que no está directamente vinculada a la universidad. Es posible que la elección de los temas de estudio no pudiera ser tan abierta como en primaria, pero hay fórmulas para que los alumnos pudieran seguir optando según sus intereses o necesidades. Por ejemplo, seleccionándolos de una lista lo suficientemente amplia, variada y atractiva; lista a la que ellos mismos podrían añadir temas, proyectos o investigaciones siempre que cumplieran ciertos requisitos (estar bien definidos, ser realizables con el tiempo y los recursos disponibles, necesitar de ciertos contenidos…). Es solo un esbozo, pero parece posible y podría funcionar.

http://www.otraspoliticas.com/educacion/piratas

Muy bonito. Pero no se puede hacer en secundaria.
Todavía no he visto ninguna experiencia místico-digital que sirva a partir de cierta edad.
Soy profesor de informática en secundaria y FP.

Esta forma de aprender es incompatible con la rigidez y no tiene una respuesta única, sino que depende de las características, peculiaridades y circunstancias de cada comunidad educativa. Por tanto, si se quiere dar a cada alumno la respuesta que realmente necesita las escuelas deberían tener mucha más autonomía de la que tienen ahora.

Se podría objetar que la singularidad de las enseñanzas de cada escuela podría suponer una dificultad para aquellos que tienen que, o quieren, abandonarla antes de completar todo el proceso. Esta posibilidad existe y los que acudieran voluntariamente a este tipo de escuelas deberían asumir el riesgo, que no lo sería tanto si se tiene en cuenta que las enseñanzas que se estaban recibiendo tienen como principal objetivo proporcionar herramientas y desarrollar aptitudes que permitan enfrentarse a cualquier tipo de problema. Es decir, sabiendo leer, escribir, razonar, investigar, moverse, escuchar… el problema de adaptación no residiría tanto en los conocimientos sino en el contraste entre dos concepciones distintas de cómo debe ser una escuela.

http://www.otraspoliticas.com/educacion/piratas

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Sobre el autor

Rodrigo J. GarcíaRodrigo J. García. Doctor en Ciencias de la Educación. Premio Nacional de Investigación Educativa (MEC.CIDE). Ha sido Asesor del Gabinete Técnico del Defensor del Menor en la Comunidad de Madrid y Asesor Técnico Docente de Renovación Pedagógica y Formación del Profesorado de la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid. Ha colaborado en el fortalecimiento de los movimientos de innovación educativa, impulsando el Portal Innova: una plataforma virtual de difusión de movimientos y prácticas de escuelas democráticas. Forma parte de diversos colectivos profesionales de mejora escolar (Atlántida, ADEME, Foro de Sevilla…). Es asesor para el desarrollo de prácticas democráticas de aprendizaje en instituciones educativas.

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Rodrigo J. García

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