Juan José Carracedo Doval, profesor de Griego y Latín del Instituto Público de Educación Secundaria Miguel Catalán de Coslada (Madrid) nos hace partícipes de una experiencia educativa, desarrollada con toda la comunidad escolar y de la que se siente profesionalmente fortalecido y humanamente alentado.
Septiembre vuelve a llenar el Instituto de caras conocidas y nuevas. Yo soy una de esas caras nuevas. El nuevo curso encierra, de partida, un cierto olor, sabor… a recortes y malestar.
Sin embargo, desde el comienzo, en las primeras reuniones del profesorado ya se iba colando el recuerdo de las Jornadas Solidarias del curso anterior. Por lo que voy percibiendo, trabajar sobre el Sáhara fue una experiencia educativa y humana inolvidable; todavía hoy se huele a té y a henna.
Escucho comentarios que expresan el deseo de repetir la experiencia. Así es como decidimos asomarnos, este curso, en otra edición de Jornadas Solidarias, a una nueva temática, Madagascar.
Descubro que se pretende algo distinto de lo habitual ¿O es, incluso, al revés? En el fondo, se trata de darle la vuelta a ideas preconcebidas sobre asuntos como solidaridad, tercer mundo, el Instituto como centro educativo, la propia labor docente, el sentido de la tarea diaria… y sobre todo —y para mí, lo más importante— combatir el desánimo, el malestar y profundizar en el compromiso y el esfuerzo de sentirnos parte de un proyecto de escuela pública de calidad.
La idea va abriéndose camino. El orientador del instituto y una profesora de Lengua me invitan a participar en la organización de estas jornadas. Poco a poco, me acerco con curiosidad al fenómeno “Jornadas Solidarias”. Comienzo a descubrir las ideas que proporcionan identidad a este Instituto. Descubro la importancia de la participación del alumnado, del profesorado y de las familias, en proyectos interdisciplinares de convivencia y de aprendizaje y, al mismo tiempo, tomo conciencia de lo que supone desarrollar un modelo basado en el Aprendizaje y el Servicio solidario.
El plan parece estar claro; primero coordinar el trabajo de los Círculos de Convivencia de 4º curso de la Educación Secundaria Obligatorita (ESO), en el proceso de toma de decisiones, valoración y argumentación sobre la incorporación o no, de esta iniciativa colectiva, en su programa de Aprendizaje y Servicio Solidario. Una vez aceptada, unos veinte estudiantes de todos los itinerarios de 4º curso abordarían, durante en el mes de octubre, una primera fase de diseño y motivación general. Contamos, además, con el apoyo de la ONG Agua de Coco, con la que trabajaremos estrechamente en nuestro acercamiento a Madagascar.
Las líneas maestras también parecen claras: Toda la comunidad escolar tendrá la oportunidad de participar en esta iniciativa de trabajo educativo; los espacios permitirán avanzar en el conocimiento compartido, transformándose en lugares de reflexión, diálogo y encuentro personal con la realidad de un país que se enfrenta al reto de atender las necesidades, aún no cubiertas, de su población.
En esta empresa colectiva no queremos posicionarnos como salvadores caritativos de unos “pobres”, sino como “ciudadanos comprometidos” que desean colaborar, apoyando el esfuerzo de todos por cubrir las necesidades más urgentes, impulsando los propios recursos y capacidades y enriqueciéndonos con la experiencia y el conocimiento mutuo.
Con esta concepción, entramos en la fase de preparación. El desarrollo de esta fase supone un verdadero esfuerzo de superación, que exige generar un conjunto producciones, aprendizajes y emociones. Un trabajo apasionante y absorbente que alimenta sentimientos de complicidad, estímulo e intercambio entre estudiantes y profesorado.
Los temarios de las diferentes asignaturas se llenan de Madagascar, su clima, su paisaje, la flora y la fauna, idiomas, poemas, creencias: Leemos La Flor de Madagascar, de Nacho Docavo; en el tiempo de tutoría de 3º y 4º de ESO se estudia la relación entre los problemas concretos de Madagascar y los Derechos Humanos y los Objetivos del Milenio; más de quince profesores de diversas materias (Música, Inglés, Religión, Sociales, Naturales, etc.) y muchos estudiantes diseñamos conjuntamente los talleres por los que transitarán todas las clases de la ESO... “Así es Madagascar”, “Juegos y Juguetes de Madagascar”, “La música malgache”, “Cuentacuentos”, “Artesanía malgache” y “Derechos Humanos”.
Los Círculos de Convivencia contactan con los invitados y preparan sus presentaciones; el Gabinete de Prensa difunde el programa en las redes sociales y visita a los colegios de educación primaria próximos, invitando al alumnado de 6º curso, a los directores… a participar en las actividades, al mismo tiempo que preparan las entrevistas de los ponentes participantes; la joven dramaturga Irene Rodríguez escribe, a contrarreloj, la obra 'Cuatro mil polillas', para ser leída por otro grupo de estudiantes y una profesora de Matemáticas asume el reto de montar su escenificación a tiempo y con calidad.
También queríamos conseguir fondos para ayudar a la citada ONG, Agua de Coco. La profesora de Economía organiza con sus chicos de 1º de Bachillerato un mercadillo solidario con productos donados de segunda mano y las madres del AMPA se responsabilizan durante varios miércoles de vender artesanía malgache. En las paredes se van abriendo, gracias a la colaboración de la ONG, decenas de ventanas fotográficas a la isla africana y sus gentes; dos grandes artistas, además de profesores de Filosofía y Plástica, también con estudiantes, claro, narran con pincel y tijeras los que serán nuestros particulares escenarios malgaches.
El proyecto ya es de todos, de toda la comunidad educativa del ‘Miguel Catalán’ y, también, del Ayuntamiento, que colabora a través de la Concejalía de Juventud. El aprendizaje entre los estudiantes fluye de manera natural, al mismo tiempo, que preparan los tradicionales exámenes de diciembre... ¡Una verdadera heroicidad fraguada a golpe de interés, satisfacción y espíritu solidario!
Por fin llegan los días del 17 al 20 de diciembre y, con ellos, las II Jornadas. Todo está ensayado y discurre con una fuerza incontenible. Chicos y chicas, con una explosiva mezcla de nervios y alegría, toman las riendas y presiden las mesas del evento: la inauguración, los Proyectos de Agua de Coco, el sobrecogedor concierto de Kilema, músico malgache; los talleres, las tertulias, las ponencias, la lectura dramatizada, y el broche de oro, el auténtico encuentro con la realidad malgache y las sonrisas de sus chicas: el concierto de Malagasy Gospel Choir el día 28.
Los aplausos, el reconocimiento y el “da gusto trabajar con gente como vosotros”, y “qué bien ver jóvenes, capaces de hacer estas cosas y comprometerse” llena los oídos de todos.
¡Qué magnífico esto de ser educador, estudiante, madre o padre!
Una vez más, hemos puesto del revés nuestras ideas y nuestras estructuras, y, sobre todo, nuestras caras, esas caras que, al menos durante unos días –aunque deseándolo para todo el curso- han sido de ilusión. Una ilusión en el alumnado por aprender ‘con sentido’; y una satisfacción para el profesorado que encuentra algunas respuestas a sus debates profesionales... “¿Qué hace un orientador o una profesora de Lengua, o uno de Griego, dedicando su energía a organizar unas Jornadas Solidarias?”
Esta experiencia me sirve para apostar, una vez más, por una educación de y para el servicio y la solidaridad, no para la competitividad y la excelencia personal. Desde el trabajo comprometido y solidario, podemos evaluar la excelencia en el conocimiento y en el comportamiento, así como, la capacidad de conmover y conmovernos. Hemos pretendido de forma entusiasta que Madagascar, Coslada…. y, cada uno de nosotros, al fin y al cabo, nos consideremos sujetos y complementos directos del verbo transformar ☼
Hay 10 Comentarios
Sólo desde la convicción y el compromiso con una manera de entender la educación como servicio público, se puede entender el esfuerzo desplegado por desarrollar la mejor práctica docente. Desde esta convicción se entiende la colaboración y la dedicación de esfuerzos, por parte de toda una comunidad educativa.
Existen otros motivos, muchos más intensos y reconfortantes, que el beneficio personal, para mover voluntades e iniciativas colectivas. Gracias IES 'Miguel Catalán'.
Publicado por: Lourdes | 19/02/2013 9:40:18
Olé!!, así se trabaja. satisfacción para alumnos, padres y profes...¿por qué no vamos todos en esa línea?
Cre que cambiarian muchas cosas.
FELICIDADES A TODA LA COMUNIDAD, sois un ejemplo.
Publicado por: Maribel Navarro | 18/02/2013 21:17:58
Qué bien que el Miguel Catalán siga teniendo hambre de educar en cooperación.
Publicado por: Fernando Gómez Rivas | 15/02/2013 21:31:02
Me gusta leer este blog porque muestra cómo la puesta en práctica de algunos proyectos agita las aguas de un centro y permite que muchos (alumnos, alumnas y profes) vivan la experiencia como algo intenso y propio, de lo que es buen ejemplo el trabajo sobre Madagascar que comenta.
Publicado por: Pio Maceda | 15/02/2013 20:48:01
Un gran trabajo, el de todo el colegio!! !Muchas gracias por vuestra disponibilidad, vuestro cariño, y vuestro compromiso!
Publicado por: Eva Rodriguez | 15/02/2013 13:55:14
Qué bonita, divertida e importante esta iniciativa. Enhorabuena, y a seguir...
Publicado por: Sandra | 13/02/2013 16:30:00
Experiencias como esta, en la esfera de la educación para el desarrollo, demuestran que otra escuela es posible y necesaria.
Más información en:
http://docentesparaeldesarrollo.blogspot.com
Un saludo
Publicado por: Álvaro | 13/02/2013 13:04:55
Experiencias como esta, en la esfera de la educación para el desarrollo, demuestran que otra escuela es posible y necesaria.
Más información en:
http://docentesparaeldesarrollo.blogspot.com
Un saludo
Publicado por: Álvaro | 13/02/2013 13:04:54
me parece una iniciativa excelente la verdad.
saludos
Publicado por: aliasjimbo | 10/02/2013 22:00:25
Basta con analizar los saberes que se consideran fundamentales y la forma en que se transmiten para deducir la concepción del ser humano que tiene una sociedad, para tener una idea bastante aproximada de cuáles son sus prioridades. Así encontramos civilizaciones que han primado lo espiritual sobre cualquier otro tipo de inquietud o necesidad humana, y otras que han antepuesto la subsistencia y la satisfacción de las necesidades materiales sobre las manifestaciones artísticas o místicas, o que han concedido mayor importancia al arte que a la religión o la tecnología.
Esto debería hacernos reflexionar sobre nuestra sociedad y su futuro, sobre la ideología que la soporta, que no ve más allá del aumento de comodidades y seguridades, la acumulación de cosas y la preservación y prolongación de la vida. Una sociedad cuya cosmología carece de trascendencia y de poesía, que concibe al ser humano como un accidente afortunado en una evolución ciega, en una batalla perdida contra el triunfo final de la entropía. Una sociedad que sacia pero que no alimenta, que entretiene pero no satisface, que alegra pero que no proporciona la felicidad.
Todo esto se refleja en nuestras leyes educativas, en las que sistemáticamente se ignoran, se descartan o se minimizan aquellas enseñanzas y experiencias que podrían aproximarnos a eso que podríamos llamar el mundo de los sentimientos y el mundo del espíritu. Y para ello no basta con incorporar una asignatura que se llama Educación Plástica y otra que se llama Religión; no basta, y es contraproducente, con aprender mecánicamente a modelar, bailar o tocar la flauta, ni con asimilar y repetir una doctrina y su catecismo. Me estoy refiriendo a ir mucho más allá.
http://www.otraspoliticas.com/educacion/ni-celeste-ni-terrestre
Publicado por: Enrique | 10/02/2013 15:28:59