Enamorado de la literatura, la música, el arte y el cine, Antonio Galán, profesor de francés del Instituto Público de Educación Secundaria ‘Perillán y Quirós’ de Campo de Criptana (Ciudad Real), había tratado siempre de incorporar en sus clases otras herramientas además de la tiza, la pizarra, el libro y el radiocasete. Poco a poco, fue consiguiendo espacio para trabajar en el aula con el lenguaje audiovisual y las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC).
En el 2011 se abrió un perfil de profesor en la red educativa Edmodo y, valiéndose del material digital archivado, elaboró unidades de trabajo y actividades para todos los grupos clase. La primera ventaja, con la que se encontró, fue poder dedicar un espacio a la creación de nuevas experiencias educativas.
En clase se leen los posts escritos por los estudiantes, con comentarios de los compañeros y supervisados por el profesor. Las lecturas del libro de texto son sustituidas por escuchas de vídeos ‘ad hoc’ enlazados en la red Edmodo, o también grabaciones (con la voz del profesor) de textos o explicaciones lingüísticas subidas a la plataforma SoundCloud.
Las horas dedicadas a corregir redacciones, pruebas escritas, cuadernos o fichas de ejercicios... se volatilizan. El trabajo en red potencia el proceso de corrección, y se retroalimenta con la tendencia de los jóvenes al uso de Internet y redes sociales. Los resultados del autoaprendizaje del francés pronto se hacen evidentes.
Estas circunstancias permitieron dedicar tiempo y energía a crear, innovar e investigar en clase de francés e hizo posible imaginar primero, y planificar después, el rodaje de un primer cortometraje en francés.
Esta idea se llevó a cabo en el curso 2011/12 con estudiantes de primero de bachillerato, aunque se fraguó en los últimos momentos del curso anterior, cuando Antonio leyó la recopilación de relatos de Woody Allen: ‘Cómo acabar de una vez por todas con la cultura’ y se dejó hipnotizar por el último de ellos: 'Para acabar con las novelas policíacas: El gran jefe'.
Se trata de un relato sobre la búsqueda de Dios con personajes que se enredan en una trama de contenido filosófico. La lectura de esta narración animó lo suficiente a nuestro profesor como para que imaginara escenas propias del cine negro.
Antonio transcribió el texto al francés y se lo dio a leer a sus estudiantes. Eran los finales del periodo académico y podían dedicar cuatro o cinco sesiones a leer y a regocijarse con una estimulante historia, relacionada, además, con los estudios de filosofía, asignatura que habían cursado durante un año, por lo que diálogos y los temas de fondo podían resultar familiares.
Leyendo y trabajando el texto en clase, se fueron animando a cambiar la clásica obra de teatro de fin de curso, por algo mucho más potente, en este mundo audiovisual: “un cortometraje, un buen cortometraje…”
Antonio consiguió el texto en francés y a comienzos del nuevo curso elaboró el primer guion. Los estudiantes se animaron a participar en el proyecto desde el mismo momento en que se les propuso. No sabían con qué medios podían contar, pero la idea había cobrado vida.
El entusiasmo de los estudiantes fue la mecha que encendió el motor para comenzar, con todo rigor, la elaboración de la planificación de una actividad tan prometedora.
Antonio Galán se puso manos a la obra y diseñó un proyecto de aula, para la tercera evaluación, que se pudiera incorporar en la programación didáctica del curso.
¿Por qué elegir un texto inglés para trabajarlo en francés? La literatura más idónea para la enseñanza no sabe de idiomas, “basta una buena traducción al ‘idioma meta’ ", manifiesta Antonio. La idea de rodar en blanco y negro iba tomando cuerpo, cada vez más, a partir de la lectura del texto y el conveniente respeto a la atmósfera de los clásicos americanos del género.
Galán buscó localizaciones, imaginó y anotó posibles planos, dentro y fuera del instituto (la protagonista caminando al principio por los pasillos, la pizzería, el club de billar, la ‘morgue’… en el laboratorio de biología, el despacho del detective). Después puso el proyecto en manos de su amigo Ángel Toledo, que leyó el guion y aceptó el reto de rodar con actores adolescentes no profesionales, junto a sus tres compañeros de la productora local Titi Records.
Antonio revisó el guion con Jean-Marc Benedetti (amigo y corrector de textos), y junto a Ángel Toledo consiguieron darle forma definitiva.
Acabada la segunda evaluación, se comenzó con el proceso de memorización de diálogos. En la plataforma educativa de grabación de voz Voxopop se incorporó la lectura del guion para que los alumnos estudiasen su papel y escucharan la lectura de Antonio.
La preparación exigía un esfuerzo añadido para conseguir una buena pronunciación en los diálogos, la buena interpretación de los papeles dependía de ello. “En clase lo íbamos leyendo todos los días, y hasta que no lo hacíamos perfecto, Antonio no continuaba, pero así fue como conseguimos interpretar nuestro papel", comentaba uno de los estudiantes.
La cuestión fundamental para afianzar la pronunciación, es que ellos mismos, después de verse y escucharse, sean quienes autorregulen su dicción. Antonio comenta que “si el movimiento se demuestra andando, la pronunciación se demuestra pronunciando, vocalizando, acostumbrándose a pronunciar bien...”.
La tercera evaluación se dedicó a preparar la grabación del cortometraje. En clase se trabajaba la lectura teatralizada y se perfilaban los papeles asignados, el vestuario, el maquillaje y el atrezo necesario. Se expusieron los cortes musicales seleccionados para el corto, la música del jazz gitano (o jazz manouche) y en especial la figura del guitarrista francés Django Reinhardt. Homenajeando a Woody Allen, se utilizaron fragmentos musicales de su film Acordes y desacuerdos (Sweet and lowdown, 1999).
Una clase a la semana (de cuatro) se dedicaba, además, a la lectura y comentarios de textos relacionados con la trama filosófica del corto, tratando también de mejorar la expresión oral en francés. Se leyeron fragmentos de ‘L'Étranger’ (Camus), de ‘Huis Clos’ (Sartre) y de ‘Candide’ (Voltaire). El rodaje se produjo en cinco tardes consecutivas de una semana de mayo.
El tiempo de espera para acceder al visionado final se dedicó fundamentalmente a elaborar afiches de promoción para el día de su estreno en Youtube. Presentían que el trabajo iba a ser bueno. También se pretendía “animar a los profesores de idiomas” a la realización de este tipo de actividades audiovisuales en sus centros.
Antonio manifesta que “atreverse a convertir el análisis de una obra literaria en la creación de una obra audiovisual, es un hermoso yacimiento educativo, que necesita potenciarse. Internet es un océano y estos trabajos son botellas de náufrago. Ojalá puedan servir para que nuevos compañeros se animen a tirar la cuarta pared que hay (y que en realidad no hay) entre la pizarra y los pupitres”.
Este proyecto ha girado su mirada, de manera decidida, hacia la incorporación de las TIC, un nuevo impulso para seguir enseñando lengua francesa. "Si nuestro mensaje es escuchado a través de los canales de comunicación de Internet, los incorporaremos, abriendo nuestro espacio".
El impulso inicial se ha convertido en ilusión mantenida y hoy mismo acaban de subir un nuevo trabajo.Os invitamos a su estreno en Youtube >>
Acabamos este relato haciendo un pequeño homenaje a ese otro profesor de francés, Don Antonio Machado, en el 75 aniversario de su muerte, tomando prestado unas de sus estrofas más conocidas y sugerentes…
Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.