“En algunos países, los estudiantes dominan las destrezas necesarias para resolver problemas estáticos o analíticos similares a los que se encuentran en los libros de texto, pero tienen dificultades, en algunos casos importantes, cuando la información proporcionada para resolver el problema debe completarse por otras vías o interactuando con la situación planteada”. [INFORME ESPAÑOL. PISA 2012. Resolución de problemas de la vida real... MECD-INEE. 106]
Un profesor desempeña plenamente su profesión si se considera parte de un proyecto pedagógico, de un proceso de desarrollo humano… en el que tiene oportunidad de aportar ideas, de participar intensamente en su creación y cuente, además, con la posibilidad de comprobar la calidad educativa de lo construido. Este sentimiento debe estar presente activamente en la práctica de la enseñanza, comenta Óliver Garvín Gómez, profesor del Colegio Público de Educación Infantil y Primaria ‘Santa Marina’ de Magán (Toledo).
Aimane y Younes, estudiantes de la clase de Óliver, asumieron, el pasado curso, el ‘rol’ de directores de fotografía en el rodaje de un cortometraje, en torno al proyecto pedagógico "Piensa en tu pequeño mundo ¿Qué puedes hacer por él?" Joel, sin embargo, estuvo encargado de maquillaje, y Lucía y Hugo fueron dos magníficos actores.
Pocos proyectos brindan tantas posibilidades de implicación del alumnado como la creación de un cortometraje y pocas iniciativas son tan exigentes para un profesor, en lo que a actitud y desempeño profesional se refiere.
El docente debe ocuparse de que todos y cada uno de los estudiantes se sientan ‘importantes’ dentro del proyecto pedagógico. Necesita comprobar la distribución ponderada de compromisos y tareas. Tiene que ilusionar al alumnado con un proyecto de aprendizaje social y ha de organizar las actividades de manera ajustada a intereses y expectativas. En este caso, la tarea tenía una dificultad añadida; se daba la circunstancia de que cada realización, requería una expresión creativa muy personal… que, sin embargo, era preciso armonizar con un trabajo colectivo y una rigurosa ordenación de ideas y prácticas.
Óliver entiende que para comprender el lenguaje audiovisual es necesario crear y recrear lenguaje audiovisual. Es preciso valorar las horas de trabajo que supone, pensar en su planificación y organización, hacerse cómplice con un verdadero espíritu de equipo que se necesita, se persigue y se exige… No hay ningún trabajo audiovisual que no implique la suma de ‘talentos’ de un gran equipo. Ésa es la esencia y la magia que adoptamos como referencia en el aula: “Comprender y crear para reflexionar”.
La decisión del Colegio ‘Santa Marina’, de Magán (un pueblo de algo más de 3.000 habitantes, muy cercano a Toledo) de llevar el cine al aula, provocó una nueva manera de entender el aprendizaje y un horizonte inesperado de expectativas educativas. Conocer, participar y crear una película, supone, entre otras vivencias, percibir la imagen desde dentro, desplegar procesos creativos completos, desde la idea inicial... hasta la proyección, dotar de tiempo a cada fase del proceso, realizar las actividades sin prisa, pero, acompasadas de ritmo, es decir, sin pausa.
Con esta concepción pedagógica sobre el lenguaje audiovisual, los guiones se trasforman en auténticos registros de ‘centros de interés’, ofreciendo la oportunidad de referenciar contenidos curriculares ‘con sentido’. Por ejemplo, en la fase de elaboración del guion se aborda la redacción de textos, la narrativa y la expresión oral; las matemáticas también entran en acción al montar la película, minutar las escenas, calcular los tiempos de rodaje...; didácticamente, es muy sencillo ocuparse de contenidos relacionados con el conocimiento del medio natural, social y cultural; y es evidente que se trabaja directamente el área de educación artística y el lenguaje audiovisual… ¡Qué fantástica oportunidad de aprendizaje motivado y finalista! Supone una dedicación de la que se obtiene un producto observable y con repercusión social.
“Pan con sabor a kétchup”, cortometraje realizado por el grupo de 1º A de Educación Primaria
del Colegio Público “Santa Marina” de Magán (Toledo) en el curso escolar 2012/2013.
“Pan con sabor a kétchup” fue el nombre del cortometraje, que fue galardonado con uno de los Premios Nacionales de Educación para el desarrollo ‘Vicente Ferrer’, edición 2013, convocado por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) y cogestionado por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.
Esta iniciativa surgió en respuesta a la demanda de transformar las aulas en espacios de sensibilización activa sobre la realidad circundante. Permitió, desde el análisis y la reflexión, deslizarse con facilidad entre lo local y lo global, y desde lo global a lo local.
El cortometraje nació de un cuento popular conocido y que incorporaba un verdadero muestrario de valores universales. El aula y la tarea, en estos momentos, se convirtieron en inmejorables herramientas de trabajo para afrontar los temas transversales de educación para el desarrollo, como la soberanía alimentaria, la ecología y la reflexión sobre formas y estilos de vida, así como, su influencia en la configuración del medio ambiente.
En el colegio ‘Santa Marina’ se venía trabajando, hace algún tiempo, este tipo de iniciativas de educación activa y responsable (no en vano mantiene el Galardón de Bandera Verde de Ecoescuelas). En relación con el huerto escolar, por ejemplo, los alumnos y alumnas habían comprendido y se habían identificado con el valor de la sostenibilidad. Con el proyecto de diseñar ‘una casa biosostenible’ y el empuje y desempeño profesional de Sandra Santomé Nogueira, imaginaron pequeñas iniciativas que podrían llevarse a cabo, aquí y ahora, siendo coherentes con el compromiso adquirido con el planeta y formulando formas de vida sostenible; también, desplegaron actividades de concienciación sobre el estado de salud del planeta y de la humanidad, analizando las diferencias norte-sur, la escasez de alimentos…etc.
El 30 de enero celebraron el día de la paz colaborando todo el centro en la construcción de un mosaico con la figura de Nelson Mandela.
Siguiendo esta tradición, la clase de Primero A, se puso manos a la obra y comenzó el trabajo que culminaría en “Pan con sabor a Kétchup”.
Tuvieron que enfrentarse, en primer lugar, a la elaboracion de un guion del relato y cuando lo tuvieron encima de la mesa, se dieron cuenta de que eso era sólo el principio, que les quedaba por delante dialogar mucho y decidir cómo se quería mostrar, qué se quería trasmitir, qué sucedería... A alguien se le ocurrió, entonces, que sería bueno hacer una película ‘muda’ (se acababa de estrenar la película ‘Blancanieves’ de Pablo Berger).
Después de esta primera fase, se pensó en el rodaje. Querían hacerlo en medio de un campo de cebada, el de Andrés, el padre de Ainhoa, que incluso les prestó el tractor. Como el guion exigía rodar en un banco y con un coche bastante aparente, varios padres se ofrecieron a colaborar. Las sesiones de rodaje, según cuenta Óliver, fueron muy divertidas, con las familias muy implicadas. Filmar, por ejemplo, la escena en la que los alumnos parecen conducir, sin que se vea al padre escondido entre los pedales, fue toda una aventura.
La última parte, el montaje, la hicieron dentro del aula con un proyector; los estudiantes estaban impresionados, no se imaginaban que el cine era un preciso e imaginativo juego de cortar y pegar.
Completar el proceso y ver el ‘corto’ editado, después de tantas y tantas vueltas, después de mucho reescribir y de valorar muchas alternativas de montaje, supuso un despliegue de creación, que niños y niñas de 6 años han sabido valorar muy bien.
Olíver insiste en que observar la realidad desde el ‘otro lado’, entender que un producto de calidad no se obtiene a la primera (en una sociedad que prima lo inmediato y la razón económica por encima de todo), se convierte en un recurso educativo extraordinario. Los alumnos no solo disfrutan con el resultado, sino que lo critican, reflexionan, debaten… son activos. No solo absorben productos acabados y agotados, sino que van disponiendo de herramientas para abrirlos a la reflexión y reconstrucción.
Jordi Folgado, Director de la Fundación ‘Vicente Ferrer’ hace entrega a Óliver Garvín del Diploma acreditativo de uno de los Premios Nacionales de Educación para el desarrollo ‘Vicente Ferrer’, 5ª edición, 2013, por el proyecto “Piensa en nuestro pequeño mundo ¿Qué puedes hacer por él?”
Los alumnos reciben ‘feed back’ cuando ven el resultado de su esfuerzo y esto les engancha emocionalmente, descubren destrezas que hasta entonces no habían valorado; se estimulan, movilizan, pasan a ser sujetos activos. Óliver afirma:
“Tengo alumnos que parecen no rendir en clase y sin embargo se muestran motivados cuando comenzamos con trabajos audiovisuales. Con el trabajo grupal, durante el rodaje, la tensión emocional provoca que se creen vínculos entre ellos; los conflictos se resuelven de forma provechosa en honor a la resolución de la tarea, creciendo en cantidad y calidad las relaciones. Si yo valgo, aporto al equipo. Si yo formo parte del equipo, si el equipo me valora… soy querido”.
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Hay 3 Comentarios
Educación muy apegada a la vida. Y muy apegada a los valores. Me han gustado mucho los proyectos y la idea de que la calidad no se obtiene a la primera, sino después de mucho trabajo tentativo. También se ve una trayectoria amplia, coherente, bien dibujada y reflexionada. Es impresionante cómo se ve en tus post, Rodrigo...
Pero, por encima de todo, una constante que puede transformar nuestras aulas: el lenguaje audiovisual.
Gacias por compartir! :)
Publicado por: José Luis Castillo (@jlcastilloch) | 20/04/2014 20:21:28
Estupendo proyecto creativo. Ha sido emocionante disfrutar del resultado final, pero estoy convencida que lo mejor ha estado en los entresijos del mismo. ¡Felicidades!
Publicado por: Inma Carretero | 13/04/2014 22:53:29
Nos encaminamos hacia un mundo muy poblado en el que muchas de las destrezas de las que se dispone tienen poco valor en el mercado, bien porque no se demandan, bien porque puede hacerlas una máquina o hay muchas personas que pueden llevarlas a cabo. Y la educación que recibimos no solo no intenta solucionar esta tendencia sino que, por el contrario, la refuerza. Es una educación encaminada a la formación de un número reducido de especialistas en las necesidades actuales, no en las futuras, que da como subproducto una amplia mayoría de personas poco cualificadas.
Personas a las que se ha educado como consumidores pasivos, a través de metodologías en las que se almacena pero no se crea, no se construye a partir de lo que se recibe ni se le aporta ningún valor. Se nos ha acostumbrado a asimilar aquello que nos dan, sin plantearnos que podríamos tomar parte activa en su elaboración.
http://www.otraspoliticas.com/politica/prosumo
Publicado por: Esalvador | 07/04/2014 14:13:43