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Hernán Casciari nació en Buenos Aires, en 1971. Es escritor y periodista. [Más]

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Sección 'Ashes to Ashes'

Cuando se cruzan
política y ficción

Primero hablamos de Ashes to Ashes y las elecciones. Más abajo, una promo de True Blod. Y al final, lo último de Fringe.
ESPOILER - 05 de abril, 2010
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Política y ficción. La semana pasada comenzó, en la BBC, la tercera temporada de Ashes to Ashes. Como su predecesora, Life on Mars, la serie repite el recurso de que su protagonista despierte en el pasado; en este caso: la ciudad de Londres de los años ochenta. En este spin-off sólo queda un protagonista de la serie anterior: se trata del genial teniente Gene Hunt, el gran Philip Glenister.

El Teniente Gene Hunt es un policía borracho, incorrecto y demoledor que, con el tiempo, se convirtió en ídolo de masas en la tele inglesa. Aquí lo tenemos, siempre chulesco, en su Audi Quattro.

El estreno de la tercera temporada no pudo estar acompañado por mejor publicidad. Resulta que en Gran Bretaña es época de elecciones, y el partido que gobierna (los laboristas de Gordon Brown) intentaron dejar mal parado al candidato de la oposición, el conservador David Cameron, con unos carteles públicos que lo emparentan con el personaje de Gene Hunt en Ashes to Ashes:

"No dejes que lleve al Reino Unido de vuelta a los años ochenta", dice el cartel.

Pero, según la opinión de los votantes, la publicidad agresiva le salió terriblemente mal al Gobierno, porque la gente ama al teniente Hunt. Tanto, que a los propios conservadores les encantó el cartel y también lo están usando, pero para provecho propio. Crearon uno casi idéntico, con otro eslogan:

"Enciende el Quattro. Es la hora del cambio", reza el nuevo cartel de los conservadores. Y muy chiquito, abajo, pone: "Idea amablemente donada por el Partido Laborista".

Ahora, en las calles de Londres, los dos partidos mayoritarios están usando la misma gráfica para convencer a sus electores. Y ambos lo hacen con una publicidad que, antes de ayudar a escoger entre conservadores y laboristas, ha logrado más bien darle a Ashes to Ashes un empuje inusitado. El primer episodio de la tercera fue, como no podría ser de otro modo, record absoluto de audiencia.

Me llama la atención la naturalidad con que se utilizan las series de televisión en las políticas sajonas. Sin vergüenza, como un recurso más de la vida cotidiana. Recuerdo, por ejemplo, que Barack Obama se refirió en varias de sus arengas pre-electorales al personaje de Omar Little (Michael K. Williams) de The Wire, o que su discurso sobre el Estado de la Nación de este año tuvo que cambiar de fecha a causa del estreno de la sexta de Lost.

¿Alguien se imagina estos cruces político-televisivos en nuestros países? Es impensable. Primero, porque la política vernácula es decadente y no mantiene guiños con su electorado culturalmente activo. Pero sobre todo, porque nuestra ficción no representa a nadie.

Otra meta-promo de True Blood. La serie de vampiros insiste en promocionar su nueva temporada con el recurso metaficcional. La cámara amplía su campo y nos revela que, en los bordes de la escena, en realidad hay gente con micrófonos y técnicos. Y que todo es una mentira enorme.

En realidad este recurso es la forma que Alan Ball tiene para decirnos que todo es una gran chiste. Por suerte para nosotros, uno de los buenos.

Fringe, cosecha 1985. Después de un parón considerable, volvió Fringe con un episodio antológico, el S02E16, llamado Peter. Me hubiera gustado referirme a él tan pronto lo vi, pero era Semana Santa y los de El País me prohibieron trabajar. Así que lo hago ahora. ¡Impresionante! A los que siguen la serie con religiosidad no les digo nada, porque se habrán quedado boquiabiertos como yo. A los que no la ven, empiecen ya mismo. Fringe logró recordarnos, en su último capítulo, por qué a veces descreemos de Lost. La serie cerró tramas de un modo fabuloso, con una historia solvente, dramática y profunda. Y, como broche, un conflicto moral parecido al que nos está regalando Caprica: ¿hasta dónde somos capaces de llegar para volver a ver a un hijo muerto? Excelente Fringe.

Make up. Soberbio el maquillaje de John Noble como Walter Bishop (a la izquierda, 1985; a la derecha, la actualidad).

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