Sección 'Blue Bloods'
Galanes eran
los de antes
Los años noventa, y ni hablar de los tiempos que corren, trajeron a la pantalla un nuevo prototipo de héroe masculino. Muchachos carilindos y con musculitos marcados; imbéciles vegetarianos con cuerpos rebosantes de salud y los cachetes suaves; jovencitos escuálidos de rostros vampíricos, lánguidos y atormentados...
Pero galanes, galanes de verdad, eran los de antes.
¿Dónde están ahora estos señores? ¿Dónde han quedado, me pregunto yo, aquellos varones de mandíbula cuadrada, bigotes prominentes, espalda ancha y felpudo en pecho? ¿Dónde andarán hoy los héroes que ayer acartonaban las pantimedias de nuestras madres, y propiciaron los primeros tocamientos de nuestras hermanas menores?
En algún momento de la década pasada, estos grandes hombres de acción fueron reemplazados por la presente mojiganga de muchachotes con cuerpos depilados, inseguros y débiles, que no saben nada —absolutamente nada— de la vida.
Pero esta farsa, ahora sí, ha llegado a su fin, señores. Porque el mítico Tom Selleck, nada menos que el protagonista de la legendaria Magnum, vuelve a ponerse al frente de una serie de televisión.
¡Y se acabó!
Hablamos de Blue Bloods, una nueva serie de la CBS en la que Tom encarnará a Frank Reagan, el patriarca de una familia de policías de Nueva York, católica e irlandesa. Los gajes del oficio y los asuntos familiares, mezclados en esta historia cuyo piloto podremos ver en breve, exactamente el 24 de septiembre del mes en curso.
Los más jóvenes acaso recuerden a Tom Selleck como Richard en Friends, el pretendiente maduro de Mónica, o por haber reemplazado a James Caan en la quinta temporada de Las Vegas. Pero ninguno de esos papeles, aunque memorables, le hizo verdadero honor.
A los sesenta y cinco años, Tom Selleck, un héroe de sangre azul, está de vuelta. Celebremos entonces el regreso de este galán maduro y sabio que luchó, ganó y sobrevivió a más de cuatro décadas de carrera, siempre invicto y sin perder el bigote.