Sección 'Californication'
Novedades en la
pantalla de Showtime
Siento mucho ser reiterativo, pero hay novedades en la pantalla de Showtime. Una de ellas es que ya se conoce la fecha en la que regresará Californication. Será el 10 de enero del próximo año, es decir que restan seis largos meses de espera para reencontranos con Hank Moody (David Duchovny) y todos los problemas que atañen a su simpática vida disipada.
Las otras novedades tienen que ver con tres flamantes estrenos de la cadena. Por un lado la remake americana de la británica Shameless, con William H. Macy a la cabeza. Esta versión, que esperamos intrigados y expectantes, saldrá al aire el 9 de enero. Vayan apuntando.
Por otro lado tenemos el debut de Episodes, la comedia en la que Matt LeBlanc se parodia a sí mismo, que debutará un día después, es decir el 10 de enero, y que se emitirá al término de la premiere de Californication.
La última de las novedades —y esto es lo que más importa en el día de hoy— tiene que ver con The Big C, un caballo por el que no dudaría en apostar todos los boletos a su favor, por la presencia de Laura Linney como protagonista, y por su aire anticipado de comedia negra al mejor estilo Showtime.
Recordemos que a la protagonista le diagnostican un cáncer terminal, y que a partir de allí su vida dará un vuelco rotundo. El reparto incluye a la actriz de Precious, Gabourey Sidibe, y a Oliver Platt.
Por fortuna, para el estreno de The Big C habrá que esperar menos. El 16 de agosto —agenden, amigos— es la fecha que registra el calendario para que se produzca tal acontecimiento.
Por eso, ante la proximidad del debut, Showtime lanzó nuevo material de promoción, que a continuación dejamos para que disfruten.
Lo que acaban de ver, intuyo que se habrán dado cuenta, es la nueva promo de The Big C. Lo que sigue ahora son entrevistas con integrantes del reparto y miembros del equipo técnico.
En Espoiler, está visto, somos fanáticos de Showtime, una cadena en la que —como en la vida de Cathy, la protagonista de The Big C— cada segundo cuenta.
Collini...
¡out!
Lo diré del modo aristotélico:
Hay que ver la tercera temporada de Californication.
Kathleen Turner compone un personaje en Californication.
Ergo: hay que ver a Kathleen Turner en Californication.
Hay que verla no sólo porque su personaje es maravilloso, sino por lo que representa Sue Collini, la empresaria insaciable que encarna en la tercera temporada de esta serie. Lógica pura: a esta altura Californication se ha vuelto imprescindible.
Pero volvamos al tema que nos ocupa, y empecemos por el principio.
Por si algún juvenzuelo no lo sabe, Kathleen Turner supo ser un auténtico mito sexual; el sueño transpirado de muchísimos hombres en los no tan lejanos ochenta.

Antes de meterse en la piel de Sue Collini —esa ninfómana sedienta y entrada en años que acosa día y noche al pobre pelado Charlie Runkle (Evan Handler)-—Kathleen fue la rubia desinhibida y terrible que volvió loco a William Hurt en Body Heat (1981), la misma que sedujo a Jack Nicholson en Prizzi's Honor, la última gran película de John Huston, y la que le puso voz a Jessica Rabbit (Who Framed Roger Rabbit), una de las divas animadas más sensuales de todos los tiempos, junto a la novia de Bugs Bunny, por supuesto.
Cada vez que Kathleen aparecía en la pantalla, en las salas de cine los hombres se aferraban a las butacas. Sus encuentros con William Hurt en Body Heat, sin ir más lejos, forman parte de la antología del cine erótico. Basta con nombrar aquella escena en la que ambos, para mitigar la calentura y no morir de autocombustión, se sumergen en una bañera en la que antes vaciaron cubeteras de hielo. ¡Memorable!
Kathleen también fue heroína del cine de aventuras junto a Michael Douglas, con quien a la vez protagonizó aquella inolvidable comedia negra que se llamó The War of the Roses, y fue nominada al Oscar por Peggy Sue Got Married, de Francis Ford Coppola.
Una carrera impresionante. Pero entrados los noventa todo se vino abajo para ella. No sólo tuvo que batallar con el alcohol, sino que enfrentó una artritis reumatoide complicadísima. La medicación la hizo engordar, mucho, y su imagen de femme fatal quedó para siempre en el olvido.
¡Pobre Kathleen! Bajó al mundo inferior, vagó por la oscuridad, ingresó en una clínica de rehabilitación y después de un tiempo, a Dios gracias, resucitó. Encontró un buen refugio en el teatro, apareció en The Virgin Suicides (1999) de Sofía Coppola y también se travistió para interpretar al padre de Chandler Bing (Matthew Perry) en Friends. ¿Se acuerdan?
Como vemos, de aquella deidad hipnótica capaz de conseguir lo imposible cruzando lentamente las piernas, o susurrando una palabra al oído, a esta Afrodita rolliza, insaciable y ardiente hasta el ridículo que es Sue Collini, ha corrida mucha agua bajo el puente.
Sue Collini dixit. "¿Emociones? ¿Quien necesita emociones? Yo estoy pensando en tu bulto... ¿eso tampoco está disponible?" • "Sue Collini siempre la pone dura, siempre" • "Mi posición favorita es la 69 de parados. ¿Lo has intentado?".
No está programado que Kathleen Turner se quede mucho tiempo más junto a Hank Moody y elenco, pero desde Espoiler clamamos por más, por mucho más. Porque Kathleen Turner está de vuelta, y ha regresado para reírse de todas las mujeres fatales que fue. Las hembras salvajes y ardientes que encarnó en sus años de gloria no murieron, señores, están todas dentro suyo; y en Californication salen a la luz y se comen el mundo.
Californication, equilibrio
entre drama y comedia
La segunda temporada de Californication llegó a su fin a mediados de este mes, con su episodio “La petite mort”, que dejó otra vez las cosas patas arriba (en la trama) y una sensación agradable y certera de que esta serie no tiene fondo, que no se agota en la problemática sexual de su protagonista. Por suerte, Californication no ha dejado de ser, primero que nada, una maravillosa historia de amor.

Cuando acabó la primera temporada de la errática vida de Hank Moody (David Duchovny), en Espoiler hablamos muy bien de la historia, pero le pusimos algunos peros al episodio final, que se resolvió con un happy end muy poco coherente con la trama. Como casi siempre, nos equivocábamos. Que un sexópata empedernido, solitario y mordaz, acabe regresando a vivir con la esposa y la hija (es decir, a interactuar en la familia tradicional) no es un final feliz sino el comienzo de muchas desgracias nuevas. Y todas esas desgracias se produjeron, quirúrgicamente, en los doce episodios de la segunda parte. Se produjeron para nuestro deleite frente a la pantalla.
Intentaré no destripar mucho la trama (para que aquellos que todavía no acabaron de ver el final puedan seguir leyendo): para mi gusto, esta nueva docena de episodios mejora, con creces, las peripecias de la primera parte. Esto ocurre gracias a dos elementos: la presencia de Callum Keith Rennie (en el papel de Lew Ashby, un intempestivo “mejor amigo” de Hank, a la vez que su alter ego sexópata y un poco pederasta), y las muy divertidas apariciones del agente literario Charlie Runkle (el calvo actor Evan Handler), con su esposa cocainómana, su obsesivo onanismo y su vida cotidiana, que va de la decadencia al heroísmo sin estaciones intermedias.

Lo mejor de Californication es el equilibrio (complicadísimo de obtener) entre el drama puro y duro, descarnado, patético a veces, y el chiste genial, el maravilloso humor de alto voltaje que respiran sus pasos de comedia. No hay otra serie en antena (ni siquiera Weeds) que pueda mantener semejantes extremos entre la risa y la tragedia. ¡Y sin que notemos los parches, ni las fronteras!
Cuando, hace un año, hablábamos aquí de la primera parte de esta historia, decíamos que la primera temporada de Californication es el viaje frenético de un hombre desesperado que busca reconstruir su vida. Que descubre lo equivocado que ha estado al echar por tierra su verdadero amor. Decíamos que su trama era un tango, de punta a punta. Hank Moody sólo deseaba que su mujer lo perdonase, que su hija lo amara y, en tercer lugar, volver a escribir con pasión. Mientras el protagonista esperaba que todo eso ocurriese, no podía parar de follar con desconocidas.
En esta segunda temporada (que ahora ha acabado) los creadores le dieron a Hank Moody la opción de acceder a todos y cada uno de esos sueños. Le devolvieron su familia, su abstinencia sexual, su rutina, sus amores. ¿Y qué hizo el escritor con esos dones que había pedido a gritos? Aquí es donde me callo, para no habilitar espóileres. Pero debo decir, de la mano de su hija adolescente de catorce años: “Papá, has hecho todo lo posible”.
Lo que cuenta: otra vez, como en la primera temporada, he reído como un loco y he llorado como una madre viendo Californication. A veces, sin que mediaran entre ambas emociones ni treinta segundos de cinta.
Recomiendo la serie, todavía con más efusividad que la primera vez. Hace un año Californication era una gran promesa de la televisión. Hoy ya es un hecho consumado: estamos ante otra serie maravillosa de Showtime.
No podemos, no tenemos por qué, no debemos dejar de verla.
Descarga y subtitulado de la Segunda Temporada

Las primeras críticas
de la nueva temporada
Lunes, 15 septiembre. Por fin comenzaron las clases en toda España y los niños están en las aulas, aprendiendo cosas nuevas sobre la vida y el amor. ¿Qué tiene que ver esto con la tele? Los adictos a las series que tengan hijos pequeños me entenderán. Estoy harto de ver dibujos animados. Que mi hija esté en este momento en la escuela es vital para la vida de Espoiler. Acabo de empezar a ver primeros episodios, con todo el sofá para mí y sin pincharme el culo con juguetes. Así que basta de cháchara.
Empiezo con cuatro estrenos, pero seguiré con cuatro más esta misma semana. Los dejo con las críticas (hay de todo, desde excelente a pésimo) y me voy a ver ocho pilotos más. La vida vuelve a tener sentido.
Muy buena: Fringe
Habíamos visto el preair, hace un par de meses, pero no quisimos hablar demasiado hasta que no se emitiera el episodio piloto oficial, de casi ochenta minutos. La nueva serie de J.J. Abrams (el papá de Lost) cubrió mis expectativas de diversión y tensión dramática, que eran muchas. Todo comienza con un vuelvo de avión que cubre la ruta Hamburgo-Houston. Algo ocurre dentro de la aeronave, que aterriza con piloto automático y con todo el pasaje muerto por una extrañísima enfermedad.
La protagonista de la serie es la agente del FBI Olivia Dunham (la hermosa Anna Torv, la lesbiana rubia de Mistresses). Ella está destinada a encontrar la punta de un ovillo muy complejo, en donde el 'terrorismo' sería lo menos malo para explicar ese atentado. La temática de la serie enfoca lo que conocemos como pseudo-ciencia: telequinesis, telepatía y otros fenómenos no explicados. La frontera en donde la ciencia se da la mano con lo paranormal. El S01E01 de Fringe nos muestra a los personajes importantes de la trama, nos narra el principio del cuento y nos deja, más de una vez, con la boca abierta. No es poco para un piloto. Cuando acabamos de ver los ochenta minutos iniciales, nos quedaron las ganas de seguir con más.
Mala: Flashpoint
A estas altura, da la impresión de que los guionistas se preguntan: "A ver, ¿qué oficio, sector o departamento de la policía todavía no tiene una serie propia?". Y allí donde encuentran un hueco, un olvido, van y escriben. En Flashpoint le ha tocado el turno a... (atención): los señores que se apostan en los tejados con rifles de alta precisión, para disparar a los malos que tienen rehenes. Los francotiradores. Una mezcla entre policías y campeones olímpicos de dardos. ¿Y qué tal la serie? Digamos que es correcta, lo que falla es el tema.
Yo no sé cuántos episodios más se podrán hacer, cuántas vueltas de tuerca tendrá ese asunto. En el episodio presentación, descubrimos que el protagonista es Ed Lane (Hugh Dillon), líder del Team One. Un tipo recio que comete un error al disparar (casi mata al hijo del secuestrador, y no a su padre el malo) y ahora siente mucha culpa. Al ver el episodio en casa, no nos creímos mucho el remordimiento de un tipo que hace 20 años dispara desde los techos. No nos dieron muchas ganas de seguir viendo el episodio dos. Al acabar de ver el piloto, me subí a lo más alto del escritorio y, desde allí, con precisión de cirujano, arrojé el archivo a la papelera de reciclaje. Y encesté a la primera.
Pésima: Privileged
A Megan Smith (Joanna Garcia), una becaria insignificante de revista del corazón que quiere "escribir sobre cosas más importantes" (y a la que, por supuesto, se le ha quemado el apartamento y su vida es una miseria sin sexo ni contactos) le ofrecen una última posibilidad laboral: ir a Palm Beach a inmiscuirse entre la gente más importante del mundo. Allí conoce a Tita Cervera (bueno, en realidad una símil norteamericano de Tita), dama viuda de magnate de arte que incorpora a la protagonista como tutura de sus dos nietas adolescentes, gemelas y huérfanas, con un sueldo increíble y una futura vida de película.
La serie indaga sobre el típico truco de The Nanny: meter a una chica corriente, inteligente y simpática en un mundo de millonarios frívolos. Allí descubrirá que los ricos no toman café, sino "algo que solo Dios puede hacer", etcétera. Por supuesto, las gemelas son intratables y superficiales, etcétera. Privileged es la clase de series tontas que podrían filmarse en diez minutos y luego poner etcétera, sin que nada cambie.
Excelente: Californication
Cuando acabó la primera temporada de la errática vida de Hank Moody (David Duchovny), en Espoiler hablamos muy bien de la historia, pero le pusimos algunos peros al episodio final, que se resolvió con un happy end muy poco coherente con la trama. Como casi siempre, nos equivocábamos. Que un sexópata empedernido, solitario y mordaz, acabe regresando a vivir con la esposa y la hija (es decir, a interactuar en la familia tradicional) no es un final feliz sino el comienzo de muchas desgracias nuevas. Eso es lo que nos muestra el preair del S02E01: a un protagonista extraordinario que quiere volver a ser ordinario, y que no lo logra en absoluto.
El episodio inicial es divertido, veloz y doloroso (ya verán ustedes por qué doloroso; los que vieron el capítulo comprenderán enseguida el tamaño de ese dolor). Duchovny cada vez resulta más solvente en su personaje, los guionistas están sueltos y quirúrgicos, como siempre, y la segunda temporada se presagia entretenida y cínica. Es una gran alegría que Californication esté entre las series que abordan la comedia-drama de los próximos meses. No son muchas las que transitan con éxito esta frontera (Weeds, Swingtown, Entourage, poquitas más). La seguiremos viendo con placer; es una joya.
Calendario semanal
Lo dicho. Esta semana volveré con una segunda y una tercera parte de estos resúmenes. Mientras tanto les dejo también (porque es lunes) el calendario semanal, que tiene perlas: el final de Weeds, los inicios de Smallville y de Supernatural y el comienzo de la nueva temporada del doctor Gregory House. Que les aproveche. (Ver Calendario semanal)
Californication no es una
serie de sexo, es de amor
Acabó esta semana otra de las series favoritas de Espoiler, y no hay mejor momento para reseñar lo que nos gusta que hacerlo en caliente, sin demasiada reflexión. Californication se nos presentó en agosto pasado como una serie de contenido sexual que ocurría en Los Ángeles, y nosotros dijimos “bueno, está bien”. Nunca creímos que el pobre David Duchovny nos pudiera hacer olvidar al agente Fox Mulder, ésa es la verdad.
Tuvimos ese prejuicio interno, esa sensación. Y como siempre que tenemos intuiciones, nos equivocamos.
Se equivocó también la cadena Showtime al presentar la serie como una trama sexual, como sólo eso. Está bien que Estados Unidos sea un país puritano y que el cable pueda pasar por encima de ese asunto, anularlo, pero ya está bien con promocionar toda historia con tetas como si fuese la versión televisiva de Garganta Profunda.
Californication es una serie enorme, y el sexo tiene muy poco que ver. Quiero decir: lo explícito del sexo, las tetas y los culos y las porongas. No va de eso, aunque lo haya en pequeños montoncitos.
Hank Moody es un personaje fascinante, un hermano gemelo y contrapuesto al agente Mulder. Dos siameses separados al nacer que vivieron historias distintas y que, ahora, son dos caras diferentes de una moneda.
Hank Moody es un escritor de raza, desesperado y frenético, que no se supo subir al siglo XXI. Ha escrito un libro exitoso y con él han hecho una película horrible y taquillera. Ahora todo el mundo lo conoce por ese film espantoso, y él odia que los demás sospechen que ha tenido algo que ver con eso. Al mismo tiempo, la serie comienza con una brutal sequía: Hank Moody no puede escribir una línea. Está seco.
En la vida afectiva le va todavía peor. Su mujer, a la que ama, y su hija de trece años, ya no viven con él. Lo han dejado por imbécil, por pedante, por infiel, por irresponsable y por inmaduro. Su mujer y su hija ahora viven con otro hombre, Bill, un señor de saco y corbata, millonario, exitoso y aburrido. Las chicas necesitaban ese contraste. Y Hank lo sabe, pero sufre.
Pobrecito Hank. Su editor lo obliga a escribir un blog para sobrevivir. Un blog es la cosa más espantosa a la que puede rebajarse un escritor como Hank Moody. Lo dice muy claramente en una entrevista, en el episodio quinto. Internet no es su mundo:
La primera temporada de Californication es el viaje frenético de un hombre desesperado que busca reconstruir su vida. Que descubre lo equivocado que ha estado al echar por tierra su verdadero amor. Es un tango, de punta a punta. Sólo desea que su mujer lo perdone, que su hija lo ame y, en tercer lugar, volver a escribir con pasión. Mientras espera que todo eso ocurra, no puede parar de follar con desconocidas. Con camareras, con divorciadas, con fantasmas llenos de rimel, con azafatas, con todo lo que se le cruza.
Por casualidad y sin saberlo, en el primer episodio acaba en la cama con una adolescente de 16 años (él no sabe que ella es menor) y más tarde descubrirá que esa niña es, además, alguien muy cercano en otros aspectos. Nosotros, los espectadores, también descubrimos que esa muchacha es Madeline Zima, la pequeñita de The Nanny, que en estos años ha crecido maravillosamente.

Todo se desbarranca en la vida de Hank Moody. Y esa caída libre al infierno dura doce episodios que son como perlas. No hay altibajos: cada capítulo es hermoso, sincero, cruel, divertido y nostálgico. La relación de Hank con su hija Becca es tan sutil, tan tierna, que casi siempre uno (que es padre de niña) acaba moqueando.
Sí, hay sexo en la serie. También escatología: vómitos desenfrenados y eyaculaciones femeninas que son como explosiones asquerosas. Pero que nadie se quede allí colgado, que nadie sospeche que Californication va de sexo ni que es una serie pasatista. Su profundidad moral es abrumadora. Es una historia de amor brutal y exquisita.
A propósito de amor: ayer vi el capítulo final, y no me esperaba ese cierre. Realmente no sospeché que los guionistas quisieran caminar por esas fronteras, por ese camino tan transitado. No es una crítica, es sólo que me dejó muy confundido. Pero sospecho que ese final tiene que ver, como siempre, con que la serie ha sido un éxito y con algo hay que comenzar, el año entrante, la segunda temporada.
Más allá de eso, me guardo estos doce capítulos en el corazón. Ha sido una temporada entrañable, íntima, seductora, con personajes reales o, al menos, arquetipos bien conseguidos. Una extraña mezcla de diversión y frustración, de entretenimiento y profundidad. Me gustan esas mezclas.
Me alegra que exista Californication.
¿Y cómo hago para ver esta serie?

Qué ver en la 1ª
semana de noviembre
Señoras y señores, acaba el martes la primera temporada de Californication, después de doce episodios que piden a gritos un segundo plato. Y después postre, por supuesto. Seguramente haré un artículo completo despidiendo la serie con honores, pero quiero dejar constancia aquí, en el calendario, de que no hay que perderse el capítulo final, que se llama "The Last Waltz". Dicho queda.
También es destacable el inicio de la quinta temporada de Nip/Tuck, un drama que trata sobre la vida de dos cirujanos plásticos de Miami, Sean McNamara (Dylan Walsh) y Christian Troy (Julian McMahon), mientras sus vidas empiezan a desmoronarse bajo el estrés, la envidia, la lujuria y el crimen.
El calendario de esta semana es más breve, porque hay varias series que se quedan en el banquillo: Prison Break, 30 Rock, Scrubs, Bionic Woman y Friday Night Lights son, quizás, las más relevantes.
Siguen con muy bien pie dos comedias: The Office (US), imparable, y Curb Your Enthusiasm, donde Larry David hace de cada nuevo capítulo un curso intensivo de guión cerrado. El episodio sexto, emitido la semana pasa, es (creo yo) el mejor de las seis temporadas. Un placer para los ojos y la vista.
Alguien decía hace un rato, en los comentarios, que Dirty Sexy Money tiene mucho de Desperate Housewives (de lo bueno, lo chispeante y espontáneo de esa serie) y no puedo estar más de acuerdo. Tanto la una (con su primera temporada) como la otra (que ya va por la cuarta) son entretenimientos puros. Si no le pides más que eso, la pasas muy bien.
Y por último: seguimos enamorados de Dexter y de Tell Me You Love Me. Por razones diferentes, claro. A no perderse ninguna de las dos.
Calendario completo
Expectativas para 2008:
lo bueno, lo malo y lo feísimo
Ya casi acaba el veranito —época de recambios y de ausencias en la tele del hemisferio norte— y en breve comenzarán a llovernos los estrenos más esperados de las series consolidadas, asentadas y exitosas.
Es un buen momento, entonces, para hacer un repaso de las novedades que nos trajeron las cadenas anglosajonas en estos meses. Las nuevas apuestas, los proyectos filtrados, o los episodios iniciales que, con mejor o peor suerte, buscan convertirse en “la gran revelación” de los finales de 2007 y el inicio de 2008.
Voy a escribir sobre seis series nuevas, y lo haré como si fuese un crítico, es decir, poniendo estrellitas amarillas y desperdigando adjetivos calificativos por doquier. Sólo hablaré de seis producciones porque nada más conozco ese número de adjetivos, a saber: excelente, muy bueno, bueno, malo, malísimo y asqueroso. Si supiera más, quizá habría incluido otras tramas. Lo siento.
De éstas seis historias, tres me han dejado con la boca abierta y respirando aires de maravilla. El trío restante, en cambio, me ha parecido una porquería envuelta para regalo. Comencemos por las buenas noticias (que las malas sobran).
Excelente: Damages
Odio a Glenn Close y a las historias de abogados casi con la misma fuerza, pero hay que reconocer cuando una trama es original y contundente. La historia avanza en dos planos: en el presente, una abogada joven (Rose Byrne) parece haber cometido un asesinato; seis meses antes, descubrimos de a poco los sucesos que acabarán con ese final fatídico. No hay juicios, ni se resuelven casos, ni se usa la frase “protesto su señoría”. Son abogados como pudieran ser cualquier otra cosa. El entramado es emocionante y te deja pegado a la silla, pidiendo a gritos un nuevo capítulo. Lo mejor que veremos este año, con seguridad absoluta.
Muy buena: Jekyll
Ésta me la recomendaron varios lectores de Espoiler, y les estaré eternamente agradecido. Es una serie inglesa (BBC) de ésas que harán historia. El 28 de julio acabó la primera temporada de seis capítulos. Se trata de una puesta al día de Dr. Jekyll y Mr. Hyde, la inquietante novela de Stevenson que habla, metafóricamente, de nuestra maldad enquistada. En la serie, el doctor Jackman (James Nesbitt) comienza a notar su desdoblamiento físico e intenta, sobre todo, proteger a su esposa y a sus pequeños hijos gemelos. La actuación de Nesbitt es, por lejos, lo mejor que he visto en la tele desde hace muchos años (si me perdona el amigo Dexter Morgan).
Buena: Californication
David Duchovny (el de The X-files) interpreta en esta comedia a un escritor que, después del éxito de un primer libro, comienza a sufrir una enorme sequía literaria que, al mismo tiempo, se ve agravada por su adicción descontrolada al sexo. Separado de una esposa a la que ama, y lejos de su hija adolescente, pretende volver a unir a su familia trunca, pero en medio de sus intentos no puede parar de follar con todo lo que se mueve, incluída la hija —muy menor— del nuevo novio de su mujer. El guión está perfectamente estructurado; tanto, que el lector pasa de la risa a la depresión en segundos. Media hora de entretenimiento asegurado.
Mala: Pushing Daisies
Todos teníamos muchas expectativas con esta serie, pero su preair nos dejó bastante confusos. La historia pintaba bien: un joven descubre una gran virtud: es capaz de resucitar a los muertos con sólo tocarlos; pero también descubre dos defectos: cuando resucita a alguien, el ser vivo más cercano muere. Además, no puede volver a tocar al resucitado, porque si lo hace éste morirá para siempre. ¿Por qué es mala? Porque la estética timburtoniana es insoportable, es una mala copia, y además está muy mezclada con otra estética (sosa) que se le parece bien poco. Son dos series en una, pero unidas con calzador. Quizá con el tiempo mejore, aunque no estaré allí para verlo.
Malísima: The Sarah Connor Chronicles
Los que amamos Terminator y creímos que íbamos a tener una serie que nos trajera de vuelta las sensaciones de aquella trilogía, hemos soñado de más. Esta producción, que retoma la subjetiva del personaje de Sarah Connor (Linda Hamilton en el original, y Lena Headey en este esperpento), es una excusa débil para presentarnos otra serie tontorrona con explosiones y tramas inauditas. Sarah es la madre del adolescente John, un niño que en el futuro luchará contra las máquinas, pero nos cuesta mucho creer que las cosas hayan sido de esa manera. ¿Qué pasará cuando, en el escape eterno, madre e hijo lleguen a California, y descubran que el gobernador es Schwarzenegger?
Asquerosa: Bionic Woman
El trailer pintaba muy bien: es cierto. Y una vez más, un trailer nos confundió. Esta remake de La Mujer Biónica (mítica serie de los años setenta) es una reverenda cagada pinchada con un palo. Ustedes me disculparán la poca seriedad de la crítica, pero es que vi el preair hace tres semanas y todavía me dura el asquete y la bronca. Puestos a destripar una historia, haberlo hecho con una que los niños de mi generación no adorásemos. Podrían haber destrozado Wonder Woman, que no valía tanto. Pero no hacía falta ensuciar a la hermosísima Jamie Sommers (Lindsay Wagner) que tantos buenos momentos nos dio, a todos nosotros, en la privacidad de las sábanas adolescentes.