Sección 'Community'
Community,
una pinturita
Combate a la estudiantina. Totalmente de acuerdo con el clamor popular: Modern Warfare, el episodio de Community de la semana pasada (el penúltimo de esta primera temporada), es una pequeña maravilla de media hora. El pacífico campus de Greendale Community College se convierte en el escenario de una crudísima y despiadada batalla de paintball, ese juego en el que un grupo de adultos simulan matarse entre ellos con balas de pintura (y que algunos lunáticos, de un tiempo a esta parte, quieren convertir en deporte olímpico).
La guerra involucra a todos los estudiantes de la escuela, justamente porque todos quieren conseguir el premio mayor (ilícito por donde se lo mire): nada menos que la matricula de privilegio. Pero sólo habrá un ganador. Y el ganador será el último combatiente que logre quedar en pie.
En la enajenación de la batalla los soldados establecen alianzas, la amistad se pone en juego, y los malos -¿adivinen quiénes son los malos?- apelan a los recursos más bajos para triunfar. Pero tranquilos: al final habrá un héroe, y ese héroe -para que todo sea redondo- demostrará ser el verdadero merecedor del título. Vean algunas imágenes (hasta la tipografía es paródica):
Modern Warfare es una parodia excelente y graciosíma al cine bélico americano más taquillero y elemental. Está tan bien hecho que voy a tardar en olvidarla. Es más, cada vez que escuche la palabra paintball seguramente en lo único que piense sea en este capítulo.
Una última cosa y los dejo en paz: no sé qué piensan ustedes, pero yo creo que no había escenario mejor para explorar la tensión sexual entre Jeff y Britta que una guerra de esta naturaleza. Si quieren reírse y agradecer al mismo tiempo, vean Modern Warfare (ustedes que aún no lo han hecho). Háganlo ya mismo. incluso si no siguen Community. No se van a arrepentir.
Un rey sobre dos ruedas. Otra cosa que merecerá ser vista, más allá de que sigamos o no la serie, va a ser la participación de Stephen King en la tercera temporada de Sons of Anarchy. ¿Cómo se ha dado semejante alquimia? Sencillo: Stephen King es fanático de la serie, y cuando los productores lo supieron fueron directo a la carga del escritor para conseguir un cameo de su parte. Y por lo visto lograron un poco mas que eso, porque el rey del terror compondrá todo un personaje. Confirmado, entonces: King aparecerá en el tercer episodio de la nueva entrega. No hay fecha de estreno, pero la noticia es buensíma.
Treinta minutos de vida. Que la ABC necesite media hora más para el cierre de Lost, ¿es bueno o es malo? Vaya uno a saber. Lo que se dice es que a la producción de la serie le sobra material, imágenes que habían quedado descartadas para el cierre, que ahora la cadena quiere incorporar al último episodio. Es decir que la vida de los losties se alarga treinta minutos. El 23 de mayo habrá que estar bien dormido y lúcido. La velada promete ser larga.
Tony puede volver (como taxista). Es posible que James Gandolfini (otrora Tony Soprano) vuelva a HBO, pero esta vez en una comedia. Muy bien. El actor produce la versión americana de Taxi 0-22, hija original de la unión entre franceses y canadienses, y es probable que, en la adaptación, se quede con el papel principal: el de un taxista que no tiene reparos en decir lo que piensa, y lo que piensa no es, precisamente, lo que se dice políticamente correcto. Un recorrido por las calles de New York con Gandolfini al volante, de media hora por episodio. Suena lindo. Quedan avisados.
Lost no atiende
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¡Qué cagada, compañero! Al final, Damon Lindelof y Carlton Cuse anunciaron aquello tan temido: Lost sí tendrá un cierre, pero el último episodio no responderá todas las preguntas de sus clientes. Los productores y guionistas dijeron que no hay tiempo para atar cada uno de los innumerables cabos sueltos. El humo negro va a tener solución. Ya sabemos. ¿Pero qué pasa con los números misteriosos y el padre de Locke, que en un momento aparece vivo en la isla? ¿Qué pasará con todo lo demás?
Lindelof y Cuse lo dijeron en el TV Festival del Paley Center for Media, en Berverly Hills, bajo la siguiente excusa: “Somos fans de Top Chef. Esos tíos tienen que correr por Whole Foods y coger muchas cosas… tienen que coger cosas que podrían no usar en el plato. Cuando llegan a la cocina, tienen que decidir si lo usarán o no. Nuestro proceso es parecido”. Y dejaron otra cosa en claro: cuando todo termine nadie los podrá insultar, porque no piensan discutir la finale con nadie, de ningún modo. O estoy sugestionado, o esto no es una buena señal.
Un hombre de la tele, en los Oscar. Neil Patrick Harris (de How I Met Your Mother) inauguró con un musical la ceremonia 82º de los Oscar el lunes por la madrugada y Alec Baldwin (de 30 Rock) la presentó de punta a punta. También vimos a Amanda Seyfried (de Big Love), a Sarah Jessica Parker (de Sex and the City) y a Tina Fey (30 Rock) entregando estatuillas.
Pero no fueron ellos los hombres de la tele que más triunfaron en la gala del cine mundial. Fue Juan José Campanella. Dos días antes de la entrega de premios, acabó de dirigir su quinto episodio de House M.D. (que veremos en mayo), y en su extenso curriculum también estuvo detrás de capítulos maravillosos de 30 Rock, Law & Order, Six Degrees y Vientos de Agua al completo, posiblemente la mejor serie en castellano de este siglo. La película de Campanella, El secreto de sus ojos, fue elegida la mejor en habla no inglesa. Por supuesto: estoy contento porque comparto nacionalidad con Campanella, y porque adoro sus películas, pero también porque es un hombre de la tele. De la buena tele de estos tiempos.
Diez episodios para A Game of Thrones. Aunque se decía que el piloto no estaba bueno, que esto y que lo otro, parece que se viene nomás la anunciada A Game of Thrones. Por supuesto, por HBO. La cadena de cable americana dio el visto bueno y definitivo para que empiece a rodarse, de una vez por todas, la primera temporada de esta serie basada en el primer libro de la saga escrita por George R.R. Martin. Diez episodios, señores, que se verán recién el año que viene, en primavera. Y que incluyen, por supuesto, el piloto que ya está cocinado.
Para quienes no tienen muchas expectativas con esta historia —vendría a ser mi caso—, porque imaginan que todo transcurre en un mundo de caballeros, princesas y ensoñación medieval, hay que decir que no. Nada de eso. En A Game of Thrones existe la magia, pero en dosis sutiles. Lo que habrá, y mucho, serán intrigas palaciegas, violencia y la cuota necesaria de sexo. Perfecto para HBO. La serie, a priori, tiene todo para que le vaya bien. Pero con estas obras que acarrean una enorme mochila de seguidores obsesivos nunca se sabe. El público las ama o las odia. No hay término medio.
¡Señores,
tenemos comedia!
Reproduzco, textual, lo que escribí sobre Community el 24 de septiembre pasado, después de ver el piloto: "El primer episodio sólo presentó a los personajes con un guión decente y algún buen chiste. Le habíamos puesto un cinco en pos de las expectativas: ahora la mejoramos a seis. No creo que suba nunca de ahí".
Después de eso, y con mayor insistencia durante diciembre y enero, muchos lectores de Espoiler comenzaron una campaña desgastante (en los comentarios del blog) para que le diera una segunda oportunidad a la serie. Los mensajes iban desde el "Tienes que ver Community, Casciari, gilipollas" al más argumentativo "¡Mira Community, imbécil, o mataré a tu puta madre!".
Los comentaristas de Espoiler tienen, en proporción inversa, el don de la insistencia y el de la elegancia. Pero en general, no sé por qué, logran persuadirme y suelo aceptar sus consejos. Lo hice con muchas series a las que le había perdido las esperanzas después del piloto: True Blood, Glee, etcétera. Los lectores a veces tienen razón y a veces no. Con la comedia Community (que vi entera anoche, durante seis horas y medias) acertaron de lleno. Es una maravilla.
En general, cuando los lectores me aconsejan y aciertan, ocurre un fenómeno interesante: sólo una proporción mínima se congratula. Lo más común es que sigan enfadadísimos conmigo. Suele haber cuatro reacciones únicas:
A excepción del siete por ciento ingenuo, todos los demás tienen razón. Pero como no me importa, hablemos hoy de Community, y sintamos esa felicidad que ocurre a veces, cuando una serie es exactamente lo que queremos ver.
Hay muy poquitas así. Comedias con diálogos veloces y chispeantes siempre, con personajes variados que en todos los casos generan deseos de que aparezcan y hagan su parte. Pocas de ésas a las que tenemos que poner pausa a cada rato para no perdernos ningún chiste. A mí me pasó anoche: algunas escenas de Community son tan buenas que no hay más remedio que rebobinar y ponerlas de nuevo.
En mi primer acercamiento a la serie, hace cuatro meses, escribí lo siguiente sobre los personajes: "Hay un hindú, una negra de mediana edad, una rubia linda y estrecha, una morena histérica, un viejo algo hippie, un típico listillo que (con seguridad) se irá reformando conforme pasen los episodios y todo lo necesario para que la comedia cuaje". Y si bien todo era verdad, hay mucho más que eso.
¿Qué más hay? Hay unos finales graciosísimos (pasados los créditos) en donde siempre el árabe Abed y el negro Troy —Danny Pudi y Donald Glover— logran hacerte desparramar de risa. Hay un profesor chino llamado Señor Chang (Ken Jeong) que enseña español y ya es mi ídolo. Hay otro profesor, convenientemente apellidado Whitman (John Michael Higgins) que se cree Robin Williams en Dead Poets Society. Hay algunas escenas perfectas. Hay un surrealismo de relojería, que nunca cae en lo grotesco, hijo de los hermanos Russo (directores también de Arrested Development). Hay una historia de amor, muy bien narrada, entre un correctísimo Joel McHale y la muy rubia y preciosa Gillian Jacobs. Y hay, en general, un grupo de actores en estado de gracia.
Reconciliación absoluta con Chevy Chase, por ejemplo. Ese hombre me caía pésimo, y ahora aplaudo cada vez que aparece en escena. Pero sobre todo, amor incondicional hacia una actriz enorme, llamada Alison Brie, que en la serie hace el papel de Annie Edison, al mismo tiempo que en Mad Men compone a Trudy Campbell. Esa chica no puede clavar, el mismo año, dos personajes tan diferentes y magníficos. No tiene derecho.
Community me gusta más que The Big Bang Theory, porque no depende de un solo personaje genial para salvar un episodio. Me entretiene mejor que la actual How I Met Your Mother, porque me recuerda los tiempos es que How I Met Your Mother era así de fresca y desenfadada. Me hace reír tanto como The Office o 30 Rock. Y, junto con Modern Family, es la mejor comedia que se estrenó en 2009.
No les hablo a los que ya vieron los primeros doce episodios (a ellos más bien les agradezco la insistencia y la falta de tacto) sino a aquellos que, como yo, dejaron la serie de lado al inicio o nunca la descargaron. A ustedes les digo:
—¡Señores, tenemos comedia, y regresa el 15 de enero!