Sección 'Curb Your Enthusiasm'
El regreso del
pelado misántropo
Pelado x uno. Se acaba de confirmar: el show de Larry David, es decir Curb Your Enthusiasm, tendrá su octava temporada en HBO. Por lo tanto, yo tengo un viernes lleno de felicidad. Los que no sepan por qué, que se remitan a un viejo artículo de Espoiler donde expongo por qué esta serie es la mejor comedia de este siglo. No vamos a ver, en este regreso, al elenco completo de Seinfeld, como ocurrió en la legendaria séptima entrega. Pero tal vez, quién sabe, se produzca el esperado encuentro de Larry con Ricky Gervais como estrella invitada. Todo es posible.
El regreso del pelado misántropo —como le decimos con cariño— comenzará a rodarse este verano en Los Ángeles, razón por la cual el primero de los nuevos capítulos se verá en pantalla el próximo año, pero ignoramos el mes. Once años de Curb Your Enthusiasm asegurados, entonces. Esta es la primera de las noticias de la fecha para festejar.
Pelado x Dos. Para la siguiente noticia agradable esperemos hasta el final. Ahora pongamos vídeos, que quedan muy bonitos y generan la ilusión de que he investigado. Como los hombres, los personajes de ficción también evolucionan. El proceso está claro en Caprica; ha sido bellamente retratado en The Simpsons, y se puede observar asimismo en las diferentes etapas cronológicas de Larry David. Veamos.
Larry, en sus años mozos, alguna vez lució esta cabellera. El documento, como corresponde en estos casos, es prehistórico (lo notarán en su calidad), pero tiene enorme valor como material científico.
De la cabellera crespa y orgullosa, a este punto intermedio junto a Woody Allen en New York Stories; se observan evidencias de que la calvicie se impuso en la competencia evolutiva, aunque el sujeto aún no lo haya aceptado
Ultimo punto de la fase evolutiva: el Larry actual, el que todos conocemos. En el documento, rescatado de una entrevista con David Letterman, el propio Larry —ya desafiante— reconoce sentirse mucho más cómodo con los de su misma especie.
Y ahora sí: la segunda buena noticia del día, que también merece festejos y vítores. Atención.
Pelado x Tres. Resulta que TV Guide Network auspiciará un debate filosófico sobre Curb Your Enthusiasm. La idea es que a cada episodio emitido le siga media hora de reflexión a cargo de invitados especiales, sentados en un panel y con moderador mediante.
El primero de los programas —dado en llamar Curb: The Discussion— se verá el dos de junio, y miren con qué invitados: Jerry Seinfeld, Jon Hamm y Seth Green. Con Susie Essman como moderadora, el trío analizará las diferentes acciones, reacciones y dilemas éticos de Larry David en el episodio que les haya tocado ver. En lo sucesivo, el panel contará con otros invitados: no sólo actores, también profesionales de la comunicación y otra buena gente.
Todos unidos por una causa noble: deconstruir a Larry David: un quijote judío, calvo y postmoderno.
Hija mía,
Dios es pelado
Y entonces, una noche de octubre del siglo XXI, ellos volvieron a estar juntos. Después de once años, cuatro meses y veinte días.
Jerry, George, Elaine y Kramer aparecieron otra vez en las televisiones del mundo, con más canas y más achaques, pero detrás del idéntico decorado de apartamento gris de soltería, con la bicicleta colgada en la pared y el microondas desvencijado, en el mismo ambiente donde vivieron y dialogaron durante nueve temporadas maravillosas.
En casa yo esperaba ese momento con ilusión adolescente y con mi hija en el regazo. Quería que mi hija de cinco años también presenciara el momento histórico.
Cuando los vi (a los cuatro juntos, después de tantos años) pegué unos grititos muy gays, como una fanática regordeta que de repente ve a Ricky Martin detenido en un semáforo, grité y pataleé con emoción incontenible y mi hija de cinco años me miró y sintió vergüenza de su padre, tan gordo y a la vez tan puto.
Entonces le expliqué a mi hija que esos cuatro me habían hecho muy feliz cuando yo era más joven y menos gordo y menos gay. Que me habían hecho desmayar de la risa durante toda la década de los noventa, que por culpa de ellos no había podido parar de reírme.
—Ah —dijo mi hija— ¿ellos son el porro?
No, corazón. Ellos son Seinfeld, ellos fueron y serán Seinfeld. La mejor comedia de todos los tiempos, la sitcom que cambió la historia de la tele y que instauró la filosofía urbana del nihilismo en las pantallas de la tele, a veces hasta con cuatro plots entrelazados que no iban a ninguna parte.
—¡Guau! —dijo mi hija (porque justo pasaba un perro por la ventana).
Ellos crearon un mundo paralelo en el que los que venden sopa son nazis, en donde todas las viejas son detestables, en donde la vida social es un accesorio inútil, en donde la mentira y el desprecio hacia los semejantes son tan vitales como el café y conversar.
Ellos inventaron que todas las novias del mundo, si las miras bien, tienen un defecto que te obliga a cortar la relación por teléfono. Fundaron la antipatía en pos de la diversión propia. Fueron irracionales, sicóticos, ruines y obsesivos. Se besaron sin amor, se traicionaron sin culpa.
Ellos me enseñaron, hija mía, que el mundo es una mierda y que hay que hacer todo lo posible para contaminarlo un poco más de egoísmo y de ambición.
Mira, hija, mira: esa es Elaine. Hace once años tenía menos arrugas pero la misma sonrisa de varonera, de mujer que se junta con hombres y que no tiene amigas del mismo sexo. Tú debes ser como ella cuando crezcas, hija mía. Tienes que bailar como ella y reírte sin complejos de los novios que tengan la poronga chiquitita.
Y éste es George, hija: lo más parecido a tu padre que verás en la vida. Un gordito mezquino, insalubre, con enormes problemas mentales. Él empujó a ancianas y a niños para salvarse primero de un incendio. Él mató a su segunda novia porque ya no la amaba. Mintió a sus amigos y traicionó a sus padres y fue infeliz. Así somos los hombres.
Y aquí lo tienes a Jerry: el perfecto sujeto antisocial que tiene un talento pero no sabe sacarle partido. Es un observador de la miseria humana, la reconoce al instante, pero le da pereza erradicarla. Sólo le importa señalar con el dedo que esa miseria existe y sentirse pedante mientras señala. A estas personas, hijas, las llamamos filósofos.
Y este de aquí es Kramer. Parece el más desquiciado de los cuatro, pero si lo miras bien es el único que tiene corazón y objetivos en la vida. Ha querido ser inventor, empresario, presidente de un país africano o bailarín. Nada le ha salido bien, pero lo intentó. Cada vez que te mudes, cruza los dedos para que tu vecino de al lado sea como Kramer.
Mi hija me miraba medio dormida. No sé si entendió alguna palabra de todo lo que le dije, pero de todas formas la obligué a mirar el tercer episodio de Curb Your Enthusiasm. Pero cuando me quedé callado señaló la pantalla y me preguntó:
—¿Y ese pelado quién es, papá?
Congelé la imagen sobre el rostro de Larry David y le dije la verdad:
—Ese señor, hija mía, es Dios. El único capaz de devolverme a la juventud esta noche de octubre de 2009 en que ya soy viejo, y soy gordo, y echo de menos tanto a los cuatro neuróticos de Nueva York.
El único que los podía juntar otra vez.
Qué ver en la 3ª
semana de noviembre
Sigamos disfrutando mientras la huelga no asoma sobre el horizonte.
Esta semana viviremos un hecho importante, quizá histórico: el final ¿definitivo? de Curb Your Enthusiasm, la extraña maravilla creada por Larry David, que llega a su fin —después de seis temporadas— con un episodio llamado "The Bat Mitzvah". Si bien, y como ocurre cada año, no hay confirmaciones oficiales de HBO sobre la posibilidad de un regreso, esta vez los rumores indican que David firmará un contrato por dos temporadas más (los optimistas indican que tres) con la cadena de pago. En casa hemos encendido velas para que estos cotilleos sean ciertos. Queremos al pelado siempre cerca.
Otra emisión importante, que ocurrirá el martes, es el penúltimo episodio de la gran comedia Weeds. Otra que seguimos desde el principio y recomendamos siempre desde Espoiler. Pero no hay que perder de vista a nuestro amigo Dexter, por supuesto, que está llevando a cabo una segunda temporada genial. El lunes se emite su capítulo siete, justo en el ecuador de la temporada.
Debo decir algo, aunque no por mi propia boca. Ya son varios los que me dicen que me he equivocado mucho al trasladar la tercera temporada de Prison Break a la papelera de reciclaje. Sigo sin haber visto un solo episodio de esta temporada, pero es bueno confesar que comenzaré a verla, a causa de serias presiones de mi entorno. Ya diré alguna cosa al respecto la semana que viene.
Con Heroes, en cambio, me ha pasado justo lo contrario. Todos me dicen que he acertado al no apostar por la segunda temporada. Es bastante unánime, por parte de quienes la siguen, de que se trata de un vómito asqueroso que no tiene pies ni cabeza.
Una recomendación final (que reseñaré en extenso esta semana): no dejen de ver la segunda y definitiva temporada de Life on Mars, serie inglesa de la que ya hablamos hace meses. Por fin han aparecido los subtítulos completos de los ocho capítulos finales. Es una joya del tamaño de Gibraltar.
Y por último, un apartado local: los que han dicho que Desaparecida tiene un guión cansino, o que la historia no se sustenta, no entienden nada de televisión. El episodio sexto habla por sí solo: una maravilla. Si todavía no la vieron, o si se perdieron algún capítulo, aquí están todos los emitidos.
Ahora sí, me voy.
Qué ver en la 2ª
semana de septiembre
Lo dicho: la temporada está comenzando con fuerza bruta. Sin duda lo más importante de la semana ocurrirá el lunes por la noche, cuando el calvo Larry David llegue, con su sexta temporada de cinismo, a Curb Your Enthusiasm, una de las comedias preferidas de esta casa. (A ver qué portal de subtítulos le hace honor a este estreno con mayor velocidad de reacción.)
Pero HBO no se queda sólo con eso: un poco más tarde estrenará Tell Me You Love Me, una serie que junta a dos ex-Perdidos: Sonya Walger, la intrépida Pennelope; y el buen mozo de Ian Somerhalder, el ya cadáver Boone. Esta nueva propuesta va sobre terapias psicológicas y sexo en la pareja; ya veremos qué tal el primer episodio, mientras espiamos algunos trailers.
Hablando de estrenos, el viernes comienza también la tercera temporada de Sunny in Philadelphia, una comedia que gira en torno a cuatro amigos que poseen y regentan un pequeño bar al sur de esa ciudad (aquí más info).
Y como si esto fuera poco, continúan con buen pie nuestras cuatro series favoritas de este verano: Weeds y Californication el martes, Damages el miércoles y The IT Crowd el viernes. Una semana para ponerle candado al sofá e inyectarse televisión por vía intravenosa.
Calendario completo
Larry David: un quijote
judío, calvo y postmoderno
Voy a hablar de la comedia que más me gusta. Pero debo hacerlo con cuidado, porque —sin duda— no es la mejor comedia. Las hay mucho mejores, y no quiero engañar al lector. Lo que tiene Curb Your Enthusiasm es que su creador es un reverendo hijo de puta. Uno de verdad: con su maravilloso egoísmo y su mezquindad caprichosa. Y cuidado que no dije 'el personaje' sino 'el creador'. Larry David. El pelado.
Dice la historia contemporánea que Larry David (Brooklyn, 1947), después de coproducir Seinfeld, se hizo millonario. (Por supuesto.) Pero que no cambió su personalidad. Siguió siendo un judío zaparrastroso, neurótico y miserable. Un sujeto no apto para señoras, ni para madres, ni para suegras. Un tipo incapaz de tolerar la mínima imposición social.
Así fue como un día HBO aceptó la idea de una serie atípica (sólo HBO podía hacerlo) en donde Larry David haría de sí mismo, sin complejos. Con una cámara al hombro, casi como si hiciera video amateur con sus amigos, la obra trataría el día a día de un quijote postmoderno que lucha contra los molinos de la hipocresía cotidiana.
Dicho así resulta revolucionario. Y lo es. La serie es una grieta. Es una trompada a todo lo que se ha hecho en televisión. Por eso mismo no es para todos los públicos. Puede aburrir, y lo hará, a quien no esté en condiciones de aceptar que el mundo es una mierda bonita, una cárcel de risa.
Larry no soporta, no puede soportar, las pequeñas concesiones culturales de nuestro tiempo. ¿Cuáles? Cantar el feliz cumpleaños, por ejemplo. No cree que haya que hacerlo. Es capaz de perder una amistad, es capaz de ir a la cárcel y recibir picana eléctrica, pero él sellará sus labios cuando todos cantan como imbéciles alrededor de una tarta con velas.
La lucha de Larry David es una lucha armada, es una pelea cuerpo a cuerpo contra lo establecido sin motivo, contra los estándares, contra los valores impuestos. Pero no los grandes malos entendidos, sino los pequeños cataclismos del mundo. ¿Por qué no podemos usar el aseo para discapacitados, y ellos en cambio sí pueden usar nuestros baños normales? ¿Por qué no podemos decirle a un ciego que su novia es muy fea? ¿Por qué las cosas de este mundo son así y nadie se pregunta nunca por qué?
Curb Your Enthusiasm significa No Te Entusiasmes Tanto. Qué hermoso nombre. Quiere decir, entre otras cosas, que no cantes victoria. Que no seas del todo feliz. Que no te duermas en los laureles. Que te bajes del coche pues todavía no ganamos el concurso. Que no te hagas ilusiones. Que la vida es una mierda maravillosa, pero hay que luchar para que los demás sepan que no se trata de un juego para imbéciles con carnet de conducir.
Son cinco temporadas, de diez capítulos cada una. Curb Your Enthusiasm comenzó en octubre de 2000 y se extendió hasta diciembre de 2005. Dicen las buenas lenguas que habrá una temporada más este año, y yo rezo cada día para que tal cosa ocurra.
Aconsejo comenzar por la cuarta temporada y después ir bajando hasta la primera, dejando la quinta como cereza del postre. Los motivos son misteriosos e insignificantes, pero es mejor hacerlo de ese modo, al menos si se es primerizo. Comenzar por la primera sería suicida.
De todos modos es posible, lector, que te resulte una obra pésima, aburrida, sin ritmo y mal actuada. Todo es posible. Sólo me resta decirte, antes de la descarga, que por las dudas no te entusiasmes tanto. Hay muchas otras comedias mejores. Ésta es, simplemente, la que más nos gusta a nosotros, los hijos de puta neuróticos que nos estamos quedando calvos.