Sección 'Dexter'
Michael Hall: 10 años en estado de gracia
Algo hay en Dexter, cuando acaba una temporada, que te hace pensar que no estás cansado, que vas a esperar un año más para verlo de nuevo. Al revés que otras series (me viene a la cabeza 24) en Dexter las repeticiones de estructura no parecen estancar la trama. No te frustran.
¿Qué diferencia hay entre el antiguo y negro sargento Doakes, que casi descubre las actividades de Dexter Morgan en las primeras temporadas, con el policía Joey Quinn, que está a punto de descubrirlas ahora?
¿Qué diferencia hay entre la flamante Lumen y la ya olvidada inglesita de la que se enamoró hace dos años? ¿Qué diferencia entre esas escenas del crimen que Dexter debe analizar sabiendo que estuvo allí la noche anterior?
¿Qué diferencia entre una hermana Deb que siempre, siempre, está a punto de descorrer la cortina de la verdad?
Nada. La vida de Dexter parece eternizarse entre sus dos caras: la luminosa y la oscura, el filo del secreto, el gancho febril entre un episodio y otro; pero hay algo que nos permite seguir sin pensar —nunca— que los guionistas están usando papel carbón.
Si me dejan plasmar una teoría fácil, diré por qué Dexter no nos cansa nunca. La razón es Michael C. Hall, un actor hipnótico que, además, parece vivir en estado de gracia desde la primera temporada de Six Feet Under.
Diez años en estado de gracia. Michael no tiene altibajos: cada escena que interpreta, cada gesto, es creíble. Se ponga en la piel de un homosexual reclusivo o de un asesino en serie.
En el último episodio de Dexter (S05E12, emitido esta semana) hay otra vez un recurso usado en otros cierres de temporada: un final con globos, con alegrías ajenas, con chicos jugando y parejitas dándose besos. En medio de ese escenario, Dexter camina siempre como Neil Armstrong caminó la luna: sabiendo que no pertenecía allí, que la gravedad interna era otra, pero al mismo tiempo maravillado del lugar y de que las cosas resultasen de ese modo.
Michael C. Hall nos acostumbró a disfrutar de su perfección actoral. Lo siento mucho si hay alguien aquí que ve la serie doblada al español: se pierden el 71% de Michael. Hay una inflexión en su voz (en la voz real y en el fluir de su conciencia) que nos llevan de la mano a cualquier parte. No importa a dónde: le creemos el cuento.
Dexter acabó esta semana su quinta temporada con un cumpleaños. En la ficción fue el de Harrison, el nuevo hijo del personaje. Pero en el momento de la secuencia final, cuando el actor soplaba la vela, yo pensé en otro aniversario.
Casi estamos en 2011, y acabó una nueva temporada de Dexter. En 2001, hace ya una década, conocimos por primera vez a Michael C. Hall, el hermano del medio en Six Feet Under.
Enhorabuena. Hace diez años que un gran actor nos hace felices.
Larga vida a los
lunes del cable
Las tres televisiones por cable usamericanas (HBO, Showtime y AMC) están haciendo todo lo que pueden para desterrar la idea —ya mítica— de que el lunes es el peor día de la semana.
Está bien, es cierto: ellos emiten cuatro de sus mejores series el domingo. Pero para nosotros, con la traducción de por medio, ya es el fastidioso lunes.
¿Fastidioso? ¿Cómo puede fastidiar un día que nos trae a Dexter, a Mad Men, a Boadwalk Empire y a Rubicon? A mí lo que me fastidian son los domingos, que solamente ponen Metalocalypse.
Los cuatro dramas de los lunes están cada vez más apasionantes. Pequeño resumen con algunos espoilers:
Dexter
Estamos en la quinta temporada (hoy se emite el tercer episodio). Hay un clima muy enrarecido en la serie a causa de la muerte de Rita; por suerte los huerfanitos han desaparecido de la pantalla, porque esa historia ya no daba para más. Su salida de escena fue abrupta, es verdad, pero necesitábamos con urgencia ver más sangre y más psicopatía. Estamos llegando al hueso, y la serie, así como está, es imperdible.
Mad Men
¿Qué se puede decir a estas alturas? ¿Qué es lo mejor de la historia de la tele? Es que eso ya lo han dicho todos. Yo puedo aportar poco a la admiración general. Quizá solamente pueda hablarles a aaquellos que todavía no ven Mad Men. Les diría: “soporten los primer cuatro episodios de la primera temporada, ese es el derecho de piso”. Mad Men está en su cuarta temporada, hoy se emite el penúltimpo episodio, llamado “Blowing Smoke”.
Boardwalk Empire
Como dijimos hace un par de semanas, la serie de Scorsese empezó mostrando mucho dinero. Quizá tanto como para hacer sombra al enorme talento de su producción. Ahora, que ya vi tres capítulos, me olvidé por completo de la superproducción y estoy disfrutando como un chancho de una historia apasionante. Es The Sopranos, obviamente. Es lo mismo, con un enorme componente histórico. Buscemi está increíble, y también Michael Pitt. Como si eso fuera poco, Paz de la Huerta nos está entregando unos desnudos integrales que no sabemos si agradecer a ella o a los guionistas.
Rubicon
Dejo para el final a este drama psicológico de AMC porque es el más difícil de catalogar. Como en el caso de la primera temporada de Mad Men, es una historia complicada para entrar, pero conforme nos vamos introduciendo al mundo del análisis político nos va carcomiendo un virus del que ya no podremos salir. La serie parece estancada en los episodios 6 a 9, pero está tomando envión. El episodio 11, de la semana pasada, es bestial. Hoy se emite el penúltimo, y todo confluye para que se convierta en la tercera de culto que emite la AMC. (Y cuidado, porque en breve llega The Walking Death, que será la cuarta.)
Larga vida a los lunes, entonces. El mejor día de la semana, de lejos.
Desde aquella noche
la empecé a querer
Si todavía no viste el inicio de la quinta temporada de Dexter, no sigas leyendo. Hace unos meses cometí el error de no poner esa indicación al inicio y casi, casi, me viene a buscar la policía a casa para encerrarme.
Dicho esto, y tras un borbotón de sangre que nos servirá como separador, hablemos del S05E01.
Durante todos estos meses sin mi amigo Dexter Morgan fantaseé mucho, más como narrador que como espectador, sobre cómo regresaría la serie. De qué forma se contaría la historia desde la muerte de Rita (Julie Benz). Una opción era con un cartelito de “un mes después” o un recurso similar.
De ese modo nos saltaríamos todos los eventos incómodos de la muerte (levantamiento del cadáver, darle la noticia a los padres de Rita, a los hijos de Rita, la conmoción general, la elección de un ataúd... etcétera) y viajaríamos directamente al meollo, a Trinity quizás, o a escapar de la policía. A la acción.
Nunca fantaseé con lo que ocurrió realmente en el episodio primero de esta quinta temporada. Nunca pensé que el primer fotograma sería el siguiente a la muerte de Rita, el momento de levantar en brazos al hijo ensangrentado, la lentitud agobiante de cada burocracia post morten, la rara sensación de levedad y ensoñación de esos momentos y, sobre todo, el inmenso estado de shock de Dexter Morgan, que dura casi los 42 minutos del episodio.
A ese estado de finitud solamente lo cortan dos flashbacks maravillosos, que son justamente lo que piensa un ser atormentado por la culpa cuando muere alguien a quien hizo sufrir.
Dos flashbacks sobre el momento en que conoció a la finada y todas las mentiras que le dijo, o la poquísima atención que le brindó. Dexter resume todo ese caos en la noche de la primera cita. Ella está ilusionada, bella, nerviosa, hasta derretida de emoción, y él, en realidad, mira todo el tiempo por sobre su hombro porque está pendiente de un tipo al que quiere asesinar.
No señor, no puede ser mejor un comienzo de temporada. Y no puede ser peor el inicio de una relación amorosa que acabará dos años después con una boda y con una casita en las afueras y con hijo en común.
Hay otros guiños memorables. Ver a Dexter (en realidad, ver a Michael Carlyle Hall) entrar en una funeraria y que un muchacho rubio vestido de negro (que tendría que haber sido Peter Krause) le dé el frío y calculado pésame que dan los dueños de funerarias, ver eso, me llevó al éxtasis.
Qué gran actor es Michael Hall, qué enorme hijo de puta (en el argentino sentido del elogio), qué sutil para componer esa represa in crescendo, ese atisbo de furia encerrada. Con cuánta oscuridad llegan sus ojos a la comprensión de que, aunque no estaba en sus planes, aunque no se creía capaz, realmente amaba a esa mujer que ahora ya no está. Con cuánta lentitud y agobio descubre que la amaba. Pero por sobre todas las cosas: con qué aluvión de rabia descubre... ¡que es capaz de amar!
Esa es la gran noticia de esta temporada. Allí reside también el germen de su odio final, de lo que ocurre en el baño de la gasolinera. Dexter Morgan descubre, en el S05E01, que tiene un corazón. Y, como en los tangos, lo descubre cuando ya es demasiado tarde:
Dos años enteros la tuve a mi lado
y nunca, ni en sueños, quererla pensé.
Quien iba a decirme que loco yo un día
la vida daría por verla otra vez
¡Qué cosas, hermano, que tiene la vida!
Desde aquella noche la empecé a querer.
Una especie
en extensión
Los serial fan son una nueva clase de personas, que se definen a sí mismas como fanáticas de las series de televisión. Están en el mundo desde que se inventó el televisor, salvo que antes eran considerados casos clínicos (por lo común gente antisocial con problemas mentales) y ahora se los ve como intelectuales sofisticados con un toque de glamour.
Una de las series que más pasiones desata entre esta categoría de humanos es Dexter, y las manifestaciones de tal fanatismo abundan en la web. Algunas no están mal.
Mientras esperamos que regresen nuestras series de cabecera (Dexter incluida) vamos a revisar algunos videos patológicos confeccionados por trastornados anónimos, en tributo a sus historias favoritas.
El primero de ellos, muy esforzado, está hecho con una técnica llamada Kinetic Typography (tipografía en movimiento). Este es el resultado del experimento:
El segundo nos trae un inesperado giro en la trama de la quinta temporada del asesino serial más simpático de la historia. Ojalá no hiera susceptibilidades.
Y el último es una versión tarareada de la intro. Un despropósito total, inquietante...
Todos estos videos fueron extraídos de un blog bastante documentado que se llama The Bay Harbor Butcher, consagrado íntegramente a la serie en cuestión, hecho por un serial fan argentino y muy recomendable.
Es verano, hace calor, no hay series. Pero, como vemos a cada rato, el mundo está lleno de gente rara.
Por suerte.
Dexter,
solo con su alma
El 26 de septiembre regresa nuestro asesino en serie favorito. Para celebrarlo, en la Comic Con de San Diego, Showtime mostró un trailer de la quinta temporada de Dexter. Se me ocurren dos palabras para definirlo: durísimo y desgarrador.
Pero como las imágenes hablan por sí solas, vamos a dejar que lo hagan (eso sí, quienes quieran llegar vírgenes al estreno, más vale abstenerse).
También, para quienes se quedaron con ganas, hay una promo que se llama It’s already over, y que nos ofrece lo siguiente:
No sé ustedes, pero a mí ambos adelantos me dejaron con el corazón en la boca y un lagrimón en el ojo.
¿Qué será de la vida de nuestro amigo Dexter Morgan a partir de ahora? Es una pregunta que me inquieta. Pero más me preocupa cómo harán los guionistas de la serie para sostener —no hablo ni siquiera de superar— la magia de la cuarta temporada.
Eso es lo que me gustaría saber.
Y por suerte, para saberlo falta poco.
Dexter explicado
por sus dueños
Inauguro hoy una sección, a la que llamaremos Bonus Track, que ojalá se pueda actualizar al menos cada quince días. ¿De qué se trata? Simple y efectivo. Intentaremos encontrar entrevistas interesantes y extras de DVD disponibles (subtitulados al español, claro) de nuestras series favoritas, para compartir en este espacio.
No sé a ustedes, pero yo soy bastante curioso de las cosas que dicen los actores de las historias que me gustan: cómo hablan en la vida real, cuáles son sus gestos fuera del personaje, etcétera.
Empezamos con Dexter.
Estos extras son del DVD de la segunda temporada, y fueron ripeados por BolonioTele, un usuario de Youtube al que agradecemos con infinita devoción. Lo que siguen son cuatro entrevistas a compañeros de trabajo de Dexter Morgan. Hablan de sus personajes, y también del protagonista.
Dentro videos:
David Zayas (como Angel Batista)
Jennifer Carpenter (como Debra Morgan)
C.S. Lee (como Vince Masuka)
Lauren Vélez (como Maria Laguerta)
Bonus del bonus
Lo dejamos en estos cuatro por cuestión de espacio, pero si se quedaron enganchados hay cuatro entrevistas más: a Julie Benz, a Keith Carradine, a Eric King y, cómo no, a Michael C. Hall.
Y por supuesto, tienen los comentarios de este artículo para darme pistas sobre otros extras de DVD interesantes (una condición: tienen que estar subtitulados) para próximas entregas.
Desde ya, muchas gracias.
Hello,
Dexter Morgan
No lo hago más. Promesa. Si es necesario me ato un pañuelo al dedo para no olvidarme. No pienso volver a decir, por cuarto año consecutivo, que la última temporada de Dexter es la mejor. Tampoco dudaré de nuevo sobre la capacidad de los guionistas para superarse. No diré más que la próxima temporada no será tan buena. Lo juro.
¿Y esto a qué viene? Me gustaría hacer memoria. Cuando acabó la primera temporada de Dexter, Espoiler era un blog bebé. La primera vez que hablamos de la serie fui contundente y pesimista:
junio de 2007
Aquella fue la primera vez que me me equivocaba con Dexter. Cuando unos meses más tarde comenzó la segunda, me dejó con la boca abierta desde el inicio: los guionistas habían encontrado un escape hacia delante. No se repetían. El nuevo plot fue un giro maestro: Dexter Morgan contra sus crímenes (los cadáveres echados al mar empezaban a flotar). Los últimos tres episodios de la segunda son de antología:
Septiembre de 2008
Dos entregas excelentes, que ya me servían para mantener la confianza en la tercera. Pero en el fondo (lo confieso) cada vez que acababa una season finale me costaba entender de qué manera era posible una temporada mejor. ¿Qué nos deparaba la tercera?, me preguntaba entonces. Si la inicial era un Dexter vs. Dexter, y la segunda un Dexter vs. Su Obra... ¿qué otra cuestión impostergable podía ocurrir? Cuando llegó, sin embargo, caí rendidos ante la evidencia:
Noviembre de 2008
¡La puta! Y otra vez me quedaba corto... Porque la cuarta temporada es, sin dudas, la mejor de la serie. Hace dos horas vi el último episodio del año (S04E12: The Getaway) y todavía tengo el corazón en un puño. Como si yo mismo fuera ese asesino amigable e irredento que entra a su casa a oscuras para hacer la maleta e irse de vacaciones... y no puede salir ya nunca más. Como si a mí mismo una hermana flaca y malhablada me hubiese hecho la confesión de Debra. Como si yo mismo hubiera tenido una infancia sangrienta en un contenedor portuario. Como si mi propio padre muerto me hablase —con luz cenital— cada vez que me equivoco.
Me quedé con los ojos fríos en el sofá. Me quedé viendo las letras blancas de los créditos, sin poder leerlas, y después de un rato dije muy despacio la palabra “no”, alargando la o, como si en mi propia casa hubiera ocurrido una desgracia espantosa, o, todavía mejor: como si una obra de arte monumental hubiera crecido durante cuatro años en el televisor.
Magia. Lo que han conseguido hacer este año es magia.
Ya no sé, ni me importa, contra qué luchó Dexter Morgan este año: si contra su soledad (Rita), si contra los códigos (Harry), si contra su versión futura (Trinity)... De verdad, no importa. Lo único que quise hacer cuando apagué la tele fue venir aquí a escribir esto, y después ir a la base de datos de Espoiler a cambiarle el puntaje a la serie.
Dexter, desde hoy, entra en el selecto club de las series de nueve puntos. Dexter Morgan, desde esta noche y para siempre, se codea con The Wire, con Shameless y con Twin Peaks. Fuma en pipa con In Treatment y resucita al tercer día como Jesus of Nazareth.
Ya estamos en condiciones de decirlo, y de decirlo fuerte: hay un nuevo clásico en la televisión. Una serie imprescindible, madura y genial. Lo siento mucho por Rosa Montero (esa visionaria), que dejó de verla en el primer episodio.