Sección 'Ed Burns'
De cómo Simon
conoció a Burns
Burns: —“Entonces el que está fuera también te va a entender”.
La historia de estos dos es tan fascinante como los guiones que escriben. Antes de ser la mejor dupla de guionistas de la tele, eran personajes anónimos, y no tenían la menor idea de que iban a terminar en HBO.
A lo mejor Simon (el calvo de ojos claros) estaba más cerca de imaginarlo, porque se dedicaba al periodismo. Pero Burns (el más viejo, ya canoso) era un detective de homicidios a punto de convertirse en profesor de escuela.
Simon trabajó durante quince años para el diario Baltimore Sun cubriendo sucesos. Conocía bien a policías y delincuentes: durante años recorrió las calles más bajas de la ciudad.
Simon vio por primera vez a Burns en una comisaría. Le llamó la atención ver a un policía amable y educado. La primera vez no se vieron en un bar penumbroso ni en una esquina anónima. Burns citó a Simon en una biblioteca pública. Simon pensó que Burns estaba loco, o que no era policía. ¿Un detective en una biblioteca? No podía ser real.
Se pusieron a hablar y descubrieron que tenían cantidad de cosas en común. La sociedad entre ambos, sin que todavía lo supieran del todo, estaba sellada.
Cuando la calle escribe
¿De dónde sale el realismo de The Corner, The Wire o Generation Kill? ¿Por qué razón, cuando las vemos, tenemos la sensación de que todo es verdad? No hay filólogo en la tierra capaz de reproducir mejor la verdadera jerga de la calle que estos dos tipos. Como dice Simon, "algo así no se puede inventar".
Las dos primeras series se rodaron en plena calle, en medio de yonquis, delincuentes y traficantes. Al principio Simon se imaginó que tendrían que salir, equipos al hombro, esquivando balazos. Pero los forajidos de Baltimore se sintieron homenajeados, sintieron que por fin la tele hablaba de ellos de verdad.
Los marginales adoraron The Wire. Empezaron a aportar datos reales a los creadores y, con el transcurso de las temporadas, los yonquis y los traficantes se fueron convirtiendo en guionistas de sus propias historias. Una locura absoluta, un milagro tremendo.
Burns: —“Al espectador le encanta verse inmerso en un mundo nuevo, confuso y peligroso, que de otra manera no podría visitar jamás”.
La dupla Simon-Burns —ajena al juego de Hollywood y de sus fiestas— es una rareza en la televisión, una historia increíble dentro de otras historias. La vida de estos dos creadores podría ser, también, una serie de HBO, una con guión de hierro.
Probablemente no la veamos nunca, pero qué buena sería.