Sección 'Elisabeth Moss'
Ser o no ser
una chica Mad Men
Cuando se piensa en las chicas Mad Men, éstas de aquí arriba, saltan a la vista tres grupos: las secretarias, las amas de casa y las que comienzan a abrirse paso, de acuerdo a sus posibilidades, en un universo hasta el momento dominado por hombres.
Estamos en Nueva York, en los albores de la década del sesenta. El mundo está cambiando a pasos veloces; la publicidad y las mujeres, también.
En el universo de las chicas Mad Men las secretarias son sumisas y algo casquivanas para la época; las esposas son amas de casa impecables y sonrientes; y las mujeres independientes, bichos raros.
Este último grupo es el que nos interesa, porque a él termina perteneciendo Peggy Olson, la chica de perfil anticuado, conservadora y religiosa cuya vida sufre una profunda transformación. Peggy está interpretada por Elisabeth Moss, una actriz impresionante y precoz que inició su carrera a los ocho años.
Nació el 24 de julio de 1982 en Los Ángeles, California. Su primer trabajo fue en una película para la tele, Bar Girls. Después apareció en comerciales y más tarde participó en algunos episodios de Picket Fences.
Cuenta con una prolífica carrera cinematográfica. Trabajó en Girl, Interrupted, junto a Winona Ryder y Angelina Jolie, A Thousand Acres, con Michelle Pfeiffer y Jennifer Jason Leigh, y Anywhere But Here, al lado de Susan Sarandon y Natalie Portman, por nombrar algunas.
Pero no es hasta hoy que la adoramos. Por su interpretación de Peggy Olson, con muchísima justicia, este año fue nominada, también, a un premio Emmy.
Un largo recorrido, muchacha
Cuando Peggy llega a una de las mejores agencias de publicidad de Nueva York, lo hace con el gesto de un pichón que acaba de caer de un nido. Ingenua y virginal, comienza a trabajar como secretaria del implacable Don Draper (Jon Hamm), quien tiene mucho que ver con el ascenso de Peggy en la compañía, cuando en un ataque de espontaneidad la nombra redactora publicitaria.
Pronto dejará de ser “una laboriosa abejita construyendo su colmena en Brooklyn”, para salir del capullo convertida en otra cosa. “Tienes que empezar a vivir la vida de la persona que quieres ser”, es uno de los consejos que obran la transformación.
Dos caras de una moneda
En los tiempos de Peggy Olson el ideal femenino está partido en dos: de un lado las chicas Marylin Monroe; del otro, las chicas Jacqueline Kennedy.
Las chicas Mad Men, en algún momento, optaron por un estilo u otro. Faldas elegantes hasta la rodilla o vestidos voluptuosos y sensuales. Pero todas ellas, en definitiva, tuvieron que elegir de qué lado estar. Todas, claro, menos Peggy Olson.
“Yo no sé si todas las mujeres son una Jackie o una Marilyn. Quizá los hombres las ven de esa manera”
“¿Cuál creen que soy?”, pregunta ella. La respuesta no demora en llegar: “Gertrude Stein”, es la primero que le dicen.
No es verdad. Es ésa, pero también muchas otras mujeres, como se puede ver en este video que reúne ambas temporadas de Peggy.
Peggy Olson es un personaje clave en esta impecable obra maestra que es Mad Men. Su recorrido condensa el fin del sueño americano, la expiración de la inocencia y la castidad, de la manera más cruel y absurda. En el nuevo mundo que se avecina, los efectos del mensaje publicitario serán decisivos. Y ella lo sabe. Ni una chica Marylin ni una chica Jacky: Peggy Olson, a secas. Una marca en sí misma.