January nació en enero

Entre las rubias que pueblan este mundo, hay pocas como Ana Torv y January Jones. De la primera ya hice hace un par de meses el primer artículo onanista de Espoiler, para la flamante sección Triple Equis. Pero la segunda aún tenía su homenaje pendiente, y ha llegado el momento de pagar la deuda. Hablemos, por el amor de dios, de la chica que hace de Betty Drapper en Mad Men.

January nació en enero, pero no se llama así por eso, sino porque a su madre siempre le gustó el nombre de January Wayne (el personaje ficticio de un libro de Jacqueline Susann). Su carrera comenzó como modelo, una actividad a la que de vez en cuando regresa, salvo que ahora todos los diseñadores se la disputan.

En 1999 dio sus primeros pasos en televisión con una telemovie, Sorority, y enseguida saltó al cine. En poco años ya estaba trabajando junto a Adam Sandler y Jack Nicholson —que no es poco— en Anger Management, y encarnó a Cadence Flaherty en American Wedding, entre otras cosas.

Hasta que llegó Mad Men (la serie, LA con mayúsculas) y se convirtió en Betty Draper (la rubia, LA con mayúsculas). En esta historia January aparece casi siempre muy recatada, muy ama de casa, muy "señora alcántara", pero los becarios de archivo de Espoiler lograron dar con una escena en donde la rubia se despelota un poco, a raíz de un viaje a Europa con su marido. Vean, vean:

¿No es un ángel? La prensa que la vio nacer coincide en que January encarna la versión actual de la rubia Hitchcock, toda una marca que la muchacha sabe explotar. Por eso no es casual que la hayan elegido para parodiar Rear Window (esa joya de Alfred Hitchcock) en Saturday Night Live. Ella —¿hace falta decirlo?— se pone en los zapatos de Grace Kelly, y miren lo que resulta:

Y con esto nos termina de enamorar. Porque además de hermosa y buena actriz, a January le gusta el fútbol (el americano, pero no importa) y la cerveza. “Soy, probablemente, la chica más interesante que conocerás jamás”, le dijo a GQ Magazine.

¿Se le puede pedir algo más? Sí: que se dedique a salvar tiburones en peligro de extinción. Y estamos hechos.

En el universo paralelo de Fringe pasan cosas muy, muy extrañas. John Fitzerald Kennedy no fue asesinado, las Torres Gemelas están intactas, el café sólo se consigue en Hawaii, hay cientos de pelados con brújulas extrañas en el bolsillo y Elvis Presley está vivito y coleando.

Pero eso no es lo más importante.

Lo fundamental es que, en el mundo paralelo de William Bell, las agentes rubias del FBI se sacan fotos en pelotas para la revista Esquire (obviamente, para la edición del mundo paralelo).

Por lo tanto, si existiera una versión de este blog en el otro lado del universo, sin duda habríamos creado una sección llamada Espoiler Triple Equis.

Sería una sección gráfica, muy sobria, con escasas palabras.

Algo más o menos así: