Sección 'Get Smart'
El viejo truco de hacer
humor para todo el mundo
En medio de la guerra fría, el cine norteamericano generó cientos de bodrios y películas horribles. Y gracias a esto, existió la paródica serie Get Smart —el Superagente 86, en castellano—. Fíjense cómo dos desgracias (una guerra y el cine malo) pueden hacer florecer algo tan bonito como las historias de Maxwell y la 99. Un punto a favor para la guerra, tan vapuleada siempre.
De la cabeza de Mel Brooks salieron muchas cosas buenas en el siglo pasado. En cine, nada menos que Young Frankenstein. En teatro, la multipremiada y vigente The producers. Y en la tele, justamente la serie que pone en tela de juicio el conflicto universal entre Kaos y Control.
A veces me cuesta creer que esta saga tenga ya más de cuarenta años; pero los tiene. Se trata de una parodia absurda sobre la basura jamesbondiana, e, hilando más fino, una mueca ridícula a un mundo polarizado y dividido por el Telón de Acero, donde los malos eran muy malos, y los buenos unos santos. Casi como ahora.
Get Smart comenzó a emitirse el 18 de septiembre de 1965 y claudicó, tras cinco temporadas, el 15 de mayo de 1970. En total, 138 episodios inolvidables donde no faltó la tensión sexual entre los protagonistas, que en la quinta temporada ya fueron, por fin, marido y mujer. (¿Debí haber advertido que este texto contenía spoilers del año setenta? Lo siento.)
Lo mejor de la serie, además del personaje protagonizado por Don Adams, eran los antihéroes que aparecían en escena. Siempre chinos, rusos o alemanes del este, por supuesto. En mi corazón están, sobre todo, Sigfrid y La Garra, quienes de niño me hacían dudar sobre la verdadera maldad del comunismo.
Más abajo el lector ávido y codicioso encontrará enlaces para descargas (gracias a la labor inmensa de Argenteam) y también un pequeño apartado para ver capítulos online (streaming) en donde todavía hay pocos episodios, aunque sé de buena fuente que esta semana habrá muchos más. Guiño cómplice.
Es improbable que esta recomedación sorprenda a alguien, ni que haya un lector de Espoiler que jamás haya visto al Superagente 86, al menos, una vez en la vida. De todas formas, recomiendo fervorosamente que se le dé una segunda mirada, muchos años después.
Verán —con la sonrisa en la boca— que sigue siendo una comedia sólida, actual y muy divertida.