Sección 'Jekyll'
Steven Moffat:
cuéntame tu vida
Como sucede con la mayoría de los creadores que nos gustan, Steven Moffat (18 de noviembre de 1961, Paisley, Escocia) combina sus ficciones con experiencias autobiográficas, un rasgo imprescindible para que –además del talento- surja esa fórmula mágica que conocemos como “marca de autor”.
Algunos ejemplos de esto:
Mientras escribía junto a su padre, Bill Moffat, la serie Press Gang (una gran historia de temática juvenil pero con guiones excelentes) Steven se separó de su primera esposa. El divorcio se convirtió en una obsesión que enseguida canalizaría en la sitcom Joking Apart -devenido en programa de culto-, en la que un comediante de stand up, Mark Taylor, sufre el abandono de su mujer y lo utiliza como materia prima de su trabajo. Son dos temporadas de alto vuelo; un ensayo sobre el divorcio narrado con humor pero sin esquivar zonas oscuras.
Más tarde echó mano a su experiencia en el mundo de la educación (trabajó tres años como profesor de Inglés) y así fue como surgió Chalk, doce episodios en total emitidos en 1997. La historia, una crítica al sistema educativo, transcurría en una escuela. Sobre esta cuestión dijo: "La escuela secundaria es una gran pérdida de tiempo. El sistema parece diseñado para poder calificar para la función pública de la India en 1911".
Y si Joking Apart había sido la purga para quitarse de encima la dolorosa separación matrimonial, en su posterior trabajo, Coupling, narró la floreciente relación con su segunda esposa, la productora de tele Sue Vertue. Por eso no es nada raro que los protagonistas de esta sitcom imprescindible se llamen como ellos: Susan y Steven.
Después vinieron los guiones de Doctor Who, un clásico de la televisión británica del que Steven Moffat se declara fanático desde su más tierna infancia, y que el próximo año lo tendrá como productor ejecutivo y amo supremo.
Aunque como se sabe la serie es un entretenimiento dirigido a todo público, una historia de ciencia ficción y pura fantasía, Steven Moffat también se las ingenió para volcar sus inquietudes personales en algunos de los capítulos que escribió para la saga (que dicho sea de paso son geniales y se pueden ver solos sin problema).
Sin ir más lejos los episodios Silence in the Library y su continuación Forest of the Dead son un manifiesto en contra de lanzar spoilers al aire, uno de los temas que, como autor de ficciones, Moffat combate en la vida real.
Clásicos en su pantalla
Es común escuchar que cuando se alcanza la madurez se tiende a volver a los clásicos. En Steven Moffat la frase parece literal.
Uno de sus últimos trabajos fue la miniserie Jekyll, adaptación de la célebre novela de Robert Louis Stevenson, que la BBC emitió en seis entregas entre junio y julio de 2007. Jekyll es una obra impresionante, tal vez con algunos pequeños defectos (a nuestro gusto el final es uno de ellos), pero sumamente recomendable.
No es extraño que haya sido elegido para escribir los guiones de la trilogía de otro clásico: Las aventuras de Tintín, adaptación del cómic del artista belga Georges "Hergé" Remi que llevarán a la pantalla grande nada menos que Steven Spielberg y Peter Jackson.
Sin embargo, con la idea de dedicar toda su energía a Doctor Who, Steven Moffat decidió participar sólo de la primera entrega de esta saga: The Adventures of Tintin: The Secret of the Unicorn, cuyo estreno está planificado para 2011. Igual, entre proyecto y proyecto, le quedó lugar para sumar un clásico más a su carpeta: las historias de Sherlock Holmes -la obra escrita por su compatriota Sir Arthur Conan Doyle-, adaptación que comparte con Mark Gatiss y que se emitirá, como Jekyll y casi toda su obra, en la BBC.
Para nosotros no hay dudas: Steven Moffat es uno de los mejores guionistas contemporáneos. Un gran creador que nos enamoró a primera vista a fuerza de imaginación, talento y pluma de autor.
Expectativas para 2008:
lo bueno, lo malo y lo feísimo
Ya casi acaba el veranito —época de recambios y de ausencias en la tele del hemisferio norte— y en breve comenzarán a llovernos los estrenos más esperados de las series consolidadas, asentadas y exitosas.
Es un buen momento, entonces, para hacer un repaso de las novedades que nos trajeron las cadenas anglosajonas en estos meses. Las nuevas apuestas, los proyectos filtrados, o los episodios iniciales que, con mejor o peor suerte, buscan convertirse en “la gran revelación” de los finales de 2007 y el inicio de 2008.
Voy a escribir sobre seis series nuevas, y lo haré como si fuese un crítico, es decir, poniendo estrellitas amarillas y desperdigando adjetivos calificativos por doquier. Sólo hablaré de seis producciones porque nada más conozco ese número de adjetivos, a saber: excelente, muy bueno, bueno, malo, malísimo y asqueroso. Si supiera más, quizá habría incluido otras tramas. Lo siento.
De éstas seis historias, tres me han dejado con la boca abierta y respirando aires de maravilla. El trío restante, en cambio, me ha parecido una porquería envuelta para regalo. Comencemos por las buenas noticias (que las malas sobran).
Excelente: Damages
Odio a Glenn Close y a las historias de abogados casi con la misma fuerza, pero hay que reconocer cuando una trama es original y contundente. La historia avanza en dos planos: en el presente, una abogada joven (Rose Byrne) parece haber cometido un asesinato; seis meses antes, descubrimos de a poco los sucesos que acabarán con ese final fatídico. No hay juicios, ni se resuelven casos, ni se usa la frase “protesto su señoría”. Son abogados como pudieran ser cualquier otra cosa. El entramado es emocionante y te deja pegado a la silla, pidiendo a gritos un nuevo capítulo. Lo mejor que veremos este año, con seguridad absoluta.
Muy buena: Jekyll
Ésta me la recomendaron varios lectores de Espoiler, y les estaré eternamente agradecido. Es una serie inglesa (BBC) de ésas que harán historia. El 28 de julio acabó la primera temporada de seis capítulos. Se trata de una puesta al día de Dr. Jekyll y Mr. Hyde, la inquietante novela de Stevenson que habla, metafóricamente, de nuestra maldad enquistada. En la serie, el doctor Jackman (James Nesbitt) comienza a notar su desdoblamiento físico e intenta, sobre todo, proteger a su esposa y a sus pequeños hijos gemelos. La actuación de Nesbitt es, por lejos, lo mejor que he visto en la tele desde hace muchos años (si me perdona el amigo Dexter Morgan).
Buena: Californication
David Duchovny (el de The X-files) interpreta en esta comedia a un escritor que, después del éxito de un primer libro, comienza a sufrir una enorme sequía literaria que, al mismo tiempo, se ve agravada por su adicción descontrolada al sexo. Separado de una esposa a la que ama, y lejos de su hija adolescente, pretende volver a unir a su familia trunca, pero en medio de sus intentos no puede parar de follar con todo lo que se mueve, incluída la hija —muy menor— del nuevo novio de su mujer. El guión está perfectamente estructurado; tanto, que el lector pasa de la risa a la depresión en segundos. Media hora de entretenimiento asegurado.
Mala: Pushing Daisies
Todos teníamos muchas expectativas con esta serie, pero su preair nos dejó bastante confusos. La historia pintaba bien: un joven descubre una gran virtud: es capaz de resucitar a los muertos con sólo tocarlos; pero también descubre dos defectos: cuando resucita a alguien, el ser vivo más cercano muere. Además, no puede volver a tocar al resucitado, porque si lo hace éste morirá para siempre. ¿Por qué es mala? Porque la estética timburtoniana es insoportable, es una mala copia, y además está muy mezclada con otra estética (sosa) que se le parece bien poco. Son dos series en una, pero unidas con calzador. Quizá con el tiempo mejore, aunque no estaré allí para verlo.
Malísima: The Sarah Connor Chronicles
Los que amamos Terminator y creímos que íbamos a tener una serie que nos trajera de vuelta las sensaciones de aquella trilogía, hemos soñado de más. Esta producción, que retoma la subjetiva del personaje de Sarah Connor (Linda Hamilton en el original, y Lena Headey en este esperpento), es una excusa débil para presentarnos otra serie tontorrona con explosiones y tramas inauditas. Sarah es la madre del adolescente John, un niño que en el futuro luchará contra las máquinas, pero nos cuesta mucho creer que las cosas hayan sido de esa manera. ¿Qué pasará cuando, en el escape eterno, madre e hijo lleguen a California, y descubran que el gobernador es Schwarzenegger?
Asquerosa: Bionic Woman
El trailer pintaba muy bien: es cierto. Y una vez más, un trailer nos confundió. Esta remake de La Mujer Biónica (mítica serie de los años setenta) es una reverenda cagada pinchada con un palo. Ustedes me disculparán la poca seriedad de la crítica, pero es que vi el preair hace tres semanas y todavía me dura el asquete y la bronca. Puestos a destripar una historia, haberlo hecho con una que los niños de mi generación no adorásemos. Podrían haber destrozado Wonder Woman, que no valía tanto. Pero no hacía falta ensuciar a la hermosísima Jamie Sommers (Lindsay Wagner) que tantos buenos momentos nos dio, a todos nosotros, en la privacidad de las sábanas adolescentes.