Sección 'Married With Children'
Los Simpson tuvieron
sus antepasados: los Bundy
Tal vez haya sido casualidad, o quizás no, pero lo cierto es que la serie Married with Children nació dos años antes que The Simpsons, y con el mismo objetivo de ironizar sobre el norteamericano medio y su familia: seres un poco bobos en general, con matices que van desde la desidia hasta el egoísmo, pasando fugazmente por la obesidad y el aislamiento.
Y no sólo en eso se parece esta serie a la familia amarilla, sino también en que los Bundy (que así se apellida ésta) han logrado ser la comedia de media hora más duradera de la tele actual, con diez temporadas y más de doscientos cincuenta episodios emitidos. Sólo una le gana en logevidad desde 1966 a la fecha: The Simpsons, que ya lleva 19 temporadas en el aire.
Personalmente, creo que Married with Children es lo más parecido que se ha hecho, con humanos reales, a un dibujo animado. Tanto, que ni siquiera los malos doblajes molestan demasiado en esta serie. Quizás The Nanny también tenga esa característica: el costumbrismo llevado a la caricatura. Pero los Bundy han llevado ese rasgo al paroxismo. Parecen dibujos en dos dimensiones, sobre todo el escandaloso padre de familia.
Es posible que sin Ed O'Neil, el grandísimo Ed O'Neil, esta serie no hubiera llegado nunca a una segunda temporada. El personaje de Al Bundy debe estar, con justicia, entre los mejores diez protagónicos de comedia de todos los tiempos. Nunca nadie, en todo el ancho mucho, ha podido retratar tan bien a un hombre casado. Cada vez que me siento en mi sofá a ver fútbol y me meto la mano allí, pienso en él. Y Dios sabe que pienso en él todos los santos días.
Si hay algo complicado en la comedia, eso es jugar en el límite azaroso de la caricatura. El mejor símbolo de esto está escondido en el peinado de Katey Sagal (la madre, Peggy en la ficción). Un peinado así, imposible y aparatoso, puede hacerte derrumbar una serie y llevarla a la muerte en cinco episodios. Sólo grandísimos actores —y unos guiones de fierro— pueden hacernos olvidar de este despropósito. Y ellos lo logran siempre.
Una buena forma de descubrir lo difícil que es hacer ficción en este terreno pantanoso, es mirar las adaptaciones que se han hecho de la serie en los países hispanos. Hay una versión argentina, una española, una chilena y una colombiana. Exceptuando a esta última, las he visto a todas. Y son decadentes. Nunca consiguen dar con ese matiz dificultoso y fronterizo del costumbrismo, eso que tan bien supo hacer el cine italiano en los años cincuenta.

No creo que sea necesario explicar al lector de Espoiler de qué va Married with Children, pero aquí un esbozo: los Bundy son una familia de clase media norteamericana. El padre es vendedor de zapatos, machista, haragán y torpe; la madre un ama de casa decadente, insatisfecha y compradora compulsiva. El matrimonio tiene un par de hijos. La niña es el estereotipo de la rubia imbécil, putarrona y fácil, y el muchacho el perdedor nato que quiere ser guapo y follar, pero sin lograrlo nunca. Como es lógico, también hay un perro y unos vecinos. Y todo ocurre, como pasaba siempre en las sit-com de los '80, alrededor de un sofá.
Cuenta la leyenda que tras un inicio muy bajo en audiencias, la FOX tenía previsto cancelar la serie a finales de 1987, pero apareció entonces una carta de lectores en un periódico pidiendo la cancelación por motivos morales. La escribía un ama de casa de Michigan, Terry Rakolta, después de haber visto el episodio S01E06, llamado "Her Cups Runneth Over".
La expectación del público entonces creció (nos encanta saber por qué los conservadores quieren censurar algo), el boca a boca comenzó a funcionar, y la comedia duró entonces muchos muchos años. También es leyenda inconfirmable —pero me encanta pensarlo real— que todas las navidades los creadores de la serie le mandan a Terry Rakolta una canasta con turromes y champán y una nota que dice, simplemente, "gracias".
Desde Espoiler agradecemos también la carta facha de esta señora anónima, gracias a la que tuvimos Married with Children para rato. Y aconsejamos al lector descargar la primera temporada en idioma original, porque es probable que doblada ya la hayamos visto lo suficiente. Escuchemos ahora las voces, las verdaderas, sobre todo la de Al Bundy.
Ese personaje maravilloso en el que nos convertiremos todos los casados del mundo, más temprano que tarde.
¿Y cómo hago para ver esta serie?