Sección 'Men of a Certain Age'
Sólo para hombres
de cierta edad
La serie explora el vínculo de amistad que se forma entre tres amigos que están experimentando los desafíos que supone la mediana edad. Joe (Ray Romano, al centro) está recién divorciado y tiene dos hijos adolescentes; el morocho Owen (Andre Braugher, a la izquierda) está felizmente casado, tiene sobrepeso y no le gusta su trabajo; mientras que el rubio Terry (Scott Bakula, derecha) sigue viviendo una eterna adolescencia de soltería, impuntualidad y citas con mujeres de cualquier edad y credo. Han sido amigos desde la adolescencia, pero ahora, a sus cuarenta años, navegan el segundo y conflictivo acto de sus vidas. Recomiendo la serie casi exclusivamente a hombres de cierta edad. De 35 a 45 años; menores abstenerse por el momento. Posiblemente haya que soportar el primer episodio con alguna confusión, pero cuando entramos en la frecuencia, en el tono íntimo e incómodo de las tramas, veremos que los tres amigos hablan un idioma cercano y real. Es una serie austera, oscura, por momentos autista, en la que se agradecen los pocos pasos de comedia, y todavía más las grandes escenas de drama cotidiano. Si el lector descarga esta serie y, como a mí, finalmente le gusta, podrá decir —con total confianza— que se está haciendo viejo.
Gol de Ricardo. Y para acabar por hoy, es complicado no darle al menos una línea al fabuloso episodio S06E09 de Lost, emitido ayer con el nombre de Ab Aeterno. Tuvimos que esperar ocho capítulos, casi el primer tiempo completo del partido, para ver el primer gol, a los tres minutos de comenzada la segunda parte. Pero fue un golazo. Sigo pensando que estamos muy mal en defensa, que la pelota no avanza fluida en el mediocampo —como sí lo hacía en temporadas anteriores— pero hay que decir que este gol (en jugada personal del veterano defensa Ricardo) reconcilian a la afición con la filosofía del equipo.
Hubo épocas, no lejanas, en las que cuando se promediaba la temporada ya estábamos con tres o cuatro goles arriba. Éste no ha sido el caso. Acabó la primera parte con un cero a cero confuso: demasiados flashforwards en posición adelantada, pelotazos a nadie, paredes inconclusas, un cansancio comprensible en ciertos atacantes (un Sawyer desconocido, demasiado solo contra la raya) y remates sin fuerza a las manos de la trama. Pero ahora estamos uno a cero arriba y falta sólo el segundo tiempo. Volvemos a tener esperanzas. Además, éste no es un partido cualquiera. Es la final. Y muchos de los que nos estábamos yendo del estadio antes de tiempo, hemos regresado a los asientos para alentar a los jugadores.