Sección 'Michael Emerson (Ben Linus)'
Ben Linus: ambiguo
villano de ojos azules
Michael Emerson es el hombre que está detrás de Ben Linus, el malo de Lost. Nació el 7 septiembre de 1954 en Cedar Rapids, Iowa. Aunque de joven estudió teatro —obtuvo un título de la Drake University en la materia— pasó diez años de su vida trabajando como ilustrador freelance para The Boston Globe y New York Times. Esto fue en Nueva York, donde se había mudado en busca de nuevos horizontes. También en esa ciudad, a finales de los ochenta, enseñó dibujo en la Universidad Flagler.
Más tarde cambió la gran ciudad por un clima bucólico y tranquilo: Jacksonville, Florida. Fue allí donde regresó a su primer amor, trabajando como profesor y director en distintas producciones teatrales.
Actuar para vivir
El momento bisagra de su vida: afianzar su carrera docente o actuar. Optó por ser feliz y asumir las consecuencias. Se inscribió en un programa para actores profesionales y le fue bien; consiguió el Master of Fine Arts del Alabama Shakespeare Festival en 1995.
A partir de entonces se consolidó como un actor teatral, de los serios, y de los buenos. Regresó a Nueva York, hizo clásicos, compartió escena con el actor Kevin Spacey e incursionó en el off Broadway. De allí saltó al cine (The Legend of Zorro, Jumping off Bridges, etc.) y trabajó en varias series de televisión, entre ellas The X Files y The Practice, con la que ganó un Emy por su papel del asesino serial William Hinks.
El más pequeño
Entonces llegó Lost. Al comienzo, Benjamin Linus era un personaje secundario con una vida muy corta, que duraría apenas tres capítulos. Se llamaba Henry Gale y había llegado a la isla en un globo aerostático. Después conocimos su verdadera identidad: Benjamin no era un personaje secundario ni marginal, la criatura ya había mutado.
Michael Emerson define a Ben Linus como un hombre con licencia para no sentir. La mayor parte del tiempo aparece atado, en cuclillas, encerrado en un galpón, torturado o soportando cirugías de médula. Cuando está de pie, carga con magulladuras y moratones. Pero siempre da la impresión de que todo lo que le ocurre está planeado al milímetro.
Cuando le pegan, sus ojos dicen que ha buscado el golpe. Si suplica piedad, es porque estaba en su agenda suplicar justo a esa hora, justo en ese lugar. Lo mismo pasa con la trama de Lost: un día intuimos que la historia está perdiendo el rumbo, y a la semana siguiente descubrimos que no.
En la serie, y también en su ambiguo villano de ojos azules, el futuro siempre parece escrito. Desde su aparición, en la segunda temporada, Benjamin ha dosificado sus verdades. Ha mentido, ha ocultado, ha omitido y chantajeado. Su personaje genera impaciencia y malestar, pero no hay un segundo, ni uno, en que el espectador de Lost no sienta que Ben actúa con un propósito.
Estoy aquí, Charles, para decirte que voy a matar a tu hija... ¿Penélope, se llama?Y cuando esté muerta, entonces entenderás cómo me siento.
Botón de muestra
La frase de aquí arriba se la dice Ben, a los ojos, a Charles Widmore, en una de las escenas más tensas de Lost. Aquí el minuto y medio completo:
Desde la cuarta temporada Benjamin Linus se convierte en protagonista permanente e indiscutido, y en la quinta conocemos (¡por fin!) muchos secretos sobre su pasado y sus intenciones. Pero no todos los secretos: sólo los que él nos desea revelar.
La metáfora es perfecta. En la vida real, fuera de plató, sólo los guionistas de la serie conocen el desenlace de la historia. Dentro de la isla hay un solo guionista: se llama Benjamin Linus, y tiene un plan.