Sección 'Nurse Jackie'
¿Qué será de los
martes sin Jackie?
Propongo un experimento a quienes hayan seguido, con infinito placer, la segunda temporada de Nurse Jackie, que acabó esta semana. Vayan ya mismo a la videoteca y revisen cualquier episodio de la primera temporada de The Sopranos. Ubiquen una escena donde aparezca Carmela Soprano.
Se los haré todavía más fácil. Elijan este pedacito, donde posiblemente ella (Edie Falco) y él (James Gandolfini) hayan compuesto la mejor escena de pelea conyugal de la historia de la televisión. Mírenla entera, son tres minutos, no tiene desperdicio:
Después de ver esa clase magistral de actuación (y de uso indiscriminado de la palabra fuck), después de ver esto, que tiene casi once años, y de haber visto a Edie Falco en el final de temporada de Nurse Jackie, no queda más que salir a la calle con una carretilla de cemento y hacerle un monumento a Edie Falco en cualquier plaza libre del barrio.
¿Cómo ha sido capaz de componer a esas dos mujeres, y salir ilesa?
Hace un año, si me preguntaban, hubiera dicho que esa actriz moriría con el sambenito de Carmela Soprano. Fue tan enorme —y tan larga, y tan poderosa— la caracterización, que su destino natural era el encasillamiento. No habría apostado un centavo a que pudiera conseguir un personaje diferente, y mucho menos uno que me hiciera olvidar de aquel.
Y entonces llegó Jackie, la enfermera.
Hablo en caliente: hace unas horas vi el episodio final de la segunda. Un maravilloso capítulo en el que todo, en la vida de Jackie Peyton, se desmorona: trabajo, amigos, amante, marido, pastillas, casilla postal, hijas, facturas secretas.
Amo Nurse Jackie. Es una serie increíble, pequeña, de personajes secundarios adorables: una serie dócil, compleja, simple, corta, duradera. Todo eso junto. En sus veintitrés minutos semanales ocurren todas las acciones necesarias, y hay tiempo para la reflexión, la comedia, el drama y a veces una pequeña dosis de thriller bizarro.
Como ya comenté el año pasado, no he dejado nunca de ver guiños a House M.D. Ni siquiera en este últimpo episodio. El minuto final es un chiste cruel para el doctor inglés (que dejó la vicodina en su última temporada y se metió en un loquero a curarse sus adicciones). Jackie se plantea lo mismo, durante una milésima de segundo. Se mira en el espejo, sopesa esa decisión, y después, en el instante final del episodio, suelta una grosería maravillosa que nos hace acabar la temporada de un modo inusual: con una carcajada.
Amo Nurse Jackie porque es un buen broche para el martes sentarse por la noche a ver qué le ha pasado, qué le ocurrirá y cómo logrará esquivar sus propias trampas.
Sórdido personaje de una historia rara: todos son buenos con ella, y ella no lo es con nadie de su alrededor. Sólo es buena con los desconocidos. Todos son buenos a su alrededor, en el mundo cercano, menos ella. Su esposo, su amiga, su jefa, su empleada, su amante, sus compañeros, todos buena gente. Menos ella. Y sin embargo nos genera la empatía de los héroes.
Amo a Jackie, mi enfermera, por sus defectos. Y ya me angustian los martes sin sus pastillas.
El regreso
de Spin Doctors
Una rubia en Home Box Office. Nos alejamos, pero seguimos en HBO, porque Charlize Theron, a quien a finales del año pasado vimos como una de las maestras de ceremonia del sorteo para el Mundial de Sudáfrica, está preparando una serie para la cadena. No está sola, la acompaña David Fincher, el director de The Curious Case of Benjamin Button y Zodiac. El proyecto tiene nombre: Mind Hunter, aunque puede ser provisorio. Así se llama la obra en la que se inspira: Mind Hunter: Inside the FBI’s Serial Crime Unit, un libro escrito por John Douglas y Mark Olshaker. El texto aborda un tema recurrente si los hay: métodos personales de un agente del FBI tras la pista de asesinos en serie y otros temibles malhechores, basado en las experiencias de uno de los autores. No se sabe si la bella Theron actuará en la serie. Lo que sí se sabe es que el guionista y productor de series como Dexter y Six Feet Under, Scott Buck, le puso la firma al episodio piloto.
Y dicho esto, me despido con un beso hasta mañana.
¿Quién es
esa chica de rosa?
Primero lo primero: no hay secundarios en Nurse Jackie, excelente comedia oscura de Showtime, que destaque o asome la cabeza por encima del resto. Todos están allí como satélites de la única, fundamental y decisiva estrella del show. Hablamos por supuesto de la mismísima y homónima mujer del título (un monumento para Edie Falco).
Pero la estudiante de enfermería Zoey Barkow, la actriz secundaria elegida para esta reseña, tiene un toque particular; una tara naif que nos cautiva de entrada. Apenas aparece en el primer episodio, con su uniforme rosa salpicado de dibujos infantiles, su anotador personal y sus pendientes de ositos panda, creemos saber todo sobre ella. Y después, cuando la vemos actuar, confirmamos cada una de nuestras sospechas.
Zoey está interpretada por Merritt Wever, una actriz de veintinueve años que se crió en el centro de New York y que empezó a trabajar desde muy joven. Pasó por el off Broadway e intervino en varios largometrajes, entre ellos Into the Wild, Neal Cassady, Michael Clayton y The Adventures of Sebastian Cole. Y, por supuesto, en la tele.
Cómo vadear en la tormenta
Los personajes secundarios de Nurse Jackie cumplen sobre todo una función: la de resaltar, por contraste, las características de la protagonista. Así tenemos a la cínica Eleanor O'Hara (Eve Best), al frívolo y egocéntrico Fitch Cooper (Peter Facinelli), al paciente Mohammed '"Mo-Mo" De La Cruz (Haaz Sleiman) y al esposo fiel y complaciente Kevin Peyton (Dominic Fumusa)... Todos ellos, y los que faltan nombrar, actúan como el reverso de Jackie. Son el espejo deforme en el que la enfermera se mira.
Y Zoey, tanto en el trabajo como en la vida, es precisamente todo lo que Jakie no es. Insegura, infantil, inexperta.
A los seis años se casó con su mascota, un gato; simuló la ceremonia, le hizo un smoking al animal y todo. Como duerme poco, en las noches de insomnio se dedica a hornear pastelitos que por la mañana reparte entre sus compañeros de trabajo. Cada orden que recibe la anota en una libreta de apuntes (rosa, por supuesto) con aplicación y esmero, y cree comprender a Jackie en cuestiones amorosas dentro del ámbito laboral porque en su juventud llegó a "segunda base" con un jefe de Burger King.
Antes de la revelación en Nurse Jackie, Merritt Wever apareció en la segunda temporada de The Wire, en tres episodios de Law & Order, en uno de NCIS, y en doce capítulos de la estupenda Studio 60, en el papel de Suzanne.
El vínculo con sus superiores es de absoluta sumisión. Por ejemplo le tiene pánico a la doctora O'Hara, la mejor amiga de Jackie, y lo vemos cuando -dubitativa y temerosa- intenta recuperar su flamante estetoscopio, del que la médica se adueñó maliciosamente con el único propósito de complicarle la existencia.
Es que Zoey acaba de llegar a un mundo completamente nuevo. Un lugar violento, por lo general despiadado, que exige muchos reflejos y sangre fría. Y aquí reside el problema, porque nuestra novata enfermera carece precisamente de ambas virtudes. Nadie le niega su vocación, pero sin estas dos herramientas fundamentales es difícil que pueda llegar a alguna parte.
El mejor consejo de toda su carrera, sin duda, lo recibe de Jackie: "¿Sabes de qué trata este trabajo, cariño? -le dice la experimentada enfermera en un momento del segundo episodio-. En vadear a través de una tormenta de personas que vienen a este lugar en el peor día de sus vidas. Para que sepas, los doctores están aquí para diagnosticar, no para curar: nosotras curamos".
Todo el tiempo estamos pendientes de que no cometa un error, alguna fatalidad -después de todo de sus manos dependen la vida y la muerte- que le pueda costar el puesto. Sin embargo su cabecita vuela sin reservas. Cuando las cosas se ponen complicadas, ella suele tener otras preguntas en mente.
¿Un señor obeso es más grande que un obeso mórbido?
Botón de muestra
Una escena de ping pong dialéctico entre Merritt Wever (como Suzanne) y su jefe en la ficción, Matthew Perry (Matt Albie). Ay, cómo echamos de menos Studio 60:
Pero volvamos a Nurse Jackie : en un momento Zoey la rosa cambia de color. No vamos a decir a cuál ni por qué, para no estropearle la sorpresa a los que todavía no lo saben. Pero en esta mutación cromática a lo mejor esté el germen de lo que veremos de ella en la segunda temporada.
¿Dejará de usar pendientes con ositos? ¿Dejará de preocuparse porque un loco, desde la ventana de un edificio, le gritó que se estaba quedando calva? Tal vez sí, aunque nosotros, en el fondo, rogamos efusivamente que no lo haga. Queremos ver mucho más de Zoey, así como está pintada: la chica ingenua, torpe e insegura que le pone el toque rosa a la mejor comedia negra del año.
Doctor House
vs. Nurse Jackie
Los 'homenajes' que los guionistas de Nurse Jackie (Showtime) le hacen cada semana a los guionistas de House M.D. (Fox) son muchísimos, y cada vez más graciosos e inteligentes.
Les hago un listado grueso:
Primero quién
El título ya dice mucho: primero House, el apellido, y después M.D, siglas que en inglés significan 'doctor en medicina'. Primero la persona, después la profesión. Nadie llama por su nombre a House.
Primero qué
El título también dice mucho sobre la serie. Primero Nurse, la profesión de enfermera, y sólo después el nombre: Jackie. No el apellido, sólo el nombre. Nadie sabe el apellido de las enfermeras.
El más prestigioso
House es una eminencia y trabaja en el Hospital más prestigioso del país. Es adicto a la vicodina. Todo el mundo está atento a sus excentricidades. Su personalidad es espantosa, pero lo soportan por su genialidad.
Una del montón
Jackie trabaja en un hospital del extrarradio y tiene que pringar con turnos dobles y horarios extenuantes. Es adicta a casi todo lo que la mantenga despierta. Su personalidad está llena de excentricidades, pero nadie las ve.
Sin vida privada
Más allá de sus escarceos con prostitutas, un antiguo matrimonio malavenido y las histerias con Cuddy y Cameron, a House no se le conoce involucrado con el amor. Tampoco tiene relaciones ocasionales con enfermeras o doctoras. Parece asexual.
Lleva una doble vida
Jackie folla todos los mediodías, a las 12 en punto, con Eddie (el encargado de las pastillas del Hospital). Y en casa tiene un marido y dos hijas. También folla puntualmente con el marido. Parece enamorada de ambos.
Se rodea de los mejores
El entorno de House es impoluto: su mejor amigo es un oncólogo eminente y gran consejero. Sus ayudantes son inteligentísimos y guapos. Su jefa mantiene un gran equilibrio entre el bien y el mal. Todos se llaman por sus apellidos.
Su entorno es patético
El entorno de Jackie: su mejor amiga es una médica alcohólica. Su ayudante es una gordita bastante imbécil. Su jefa, desequilibrada y fea como un caballo, se droga o se electrocuta sin querer. Se llaman Mo-Mo, Eddie o Zoey.
Las enfermeras son extras
En House, las enfermeras son sombras de barbijo celeste que van y vienen. No tienen nombre y nunca hablan. Alguna vez los doctores les dan órdenes y ellas obedecen con la cabeza gacha.
Los doctores son idiotas
Jackie le explica a su ayudante Zoey, en el episodio dos: "Cuídate de los médicos: se llevan el estetoscopio, los sándwiches y el mérito". El único doctor que aparece en la serie, Fitch Cooper, es despreciable.
Casos extraños y atrapantes
Al doctor House le llegan pacientes con dramas únicos, extraños e indescifrables: cánceres increíbles, tumores invisibles, problemas cerebrales que ocurren rara vez o enfermedades que requieren posiciones morales incómodas. Nunca es lupus.
Casos cotidianos y asquerosos
Los casos que le tocaron hasta ahora a la enfermera Jackie: un adolescente drogado se puso una bengala en el culo y le explotó; un tipo se iba a bañar y su gato le rasguñó los testículos. El único caso más o menos normal... era lupus.
Velocidad
El doctor House le gusta mucho la velocidad: va a su casa, y vuelve al Hospital, en una moto carísima de la marca Honda y del modelo CBR1000RR, decorada con los motivos de Repsol YPF.
Ridiculez
Jackie va al Hospital en metro. En el episodio 5 le pregunta a un médico por qué no se compra una moto. El médico le responde: "¿Una moto? Imposible aparcar en un Hospital con una moto, qué ridículo".
Saber la verdad
A House le importan los casos, no la gente. Su objetivo es la solución. Nunca se involucra con el paciente que, en todos los casos, es un obstáculo más para dar con la respuesta. Su frase: "El paciente siempre miente".
Saber consolar
Jackie está por encima de las enfermedades, se centra en el dolor de las personas. Se hace carne de ese dolor. Le dice a su ayudante, sobre las guardias: "Esto es una tormenta de personas en el peor día de su vida".
Por supuesto, hay muchos otros guiños y homenajes en los entresijos de la nueva serie de Showtime, y sería interesante que ustedes no se los pierdan. En la ficha de Espoiler.tv están los métodos de descarga.
Lo más reconfortante de esta puja hospitalaria es que las dos ópticas son increíblemente buenas, y ambas están protagonizadas por grandes actores (lo de Edie Falco es para sacarse el sombrero).
No es que Nurse se burle de House. No señor.
En realidad se trata de mundos paralelos narrados, ambos, de un modo excepcional.
Una enfermera
de moral atípica
Empezó Nurse Jackie, la apuesta veraniega de Showtime protagonizada por Edie Falco, la nunca olvidada Carmela de The Sopranos. ¿Y qué tal? La verdad es que tuvo un arranque prometedor. El episodio piloto, de media hora, fue impecable, una maravilla en muchos aspectos. Así que vamos por parte.
La trama, a grandes rasgos, es más o menos la siguiente: Jackie es enfermera en un hospital de Nueva York. Es muy buena en lo suyo, capaz de trabajar largos turnos, incluso por encima de lo reglamentado. Puede soportarlo todo. Primero, porque es una mujer fuerte y de carácter. Segundo, y acaso fundamental, porque toma ansiolíticos. Lo hace en sitios apartados, cuando nadie la ve. "Sólo un empujoncito para mantenerme despierta y corriendo", dice, aunque nosotros sabemos, desde el arranque, que la cosa es más compleja.
La serie muestra el mundo de la medicina sin tapujos. En los veintisiete minutos iniciales vemos una chica bañada en sangre con el cuerpo lleno de puñaladas, una oreja mutilada arrojada al fondo del váter y un adolescente con quemaduras de tercer grado por haber intentado sostener, drogado, una bengala con el culo.
Sin embargo, todo esto está lejos de ser importante. Porque lo mejor de la serie, sin dudas, está en los detalles de su realización, impecable, puntillosa y creativa; en la estupenda actuación de Edie Falco y en un guión de hierro que se apoya en diálogos simples pero inteligentes, capaces de revelar en un par de pinceladas el fondo de los personajes.
—¿Por qué ustedes, los doctores, están en contra de curar a la gente? —le pregunta Jackie a su amiga Ellie, en el remanso de un almuerzo.
—Tú lo ves de esa manera: curar, ayudar, arreglar. Por eso eres una enfermera. Cuando era niña, tomé un cuchillo y abrí un conejo para ver cómo era. Por eso soy doctora”.
Justicia por mano propia
El episodio piloto plantea, desde la mirada de Jackie, lo que se perfila como tema principal de la serie, y que a lo largo de los próximos capítulos veremos, sobre todo, a través de sus actos. Es decir, la cuestión de la moral —lo bueno y lo malo—, y el hecho de hasta dónde es posible estirar el concepto por el empeño de hacer justicia.
¿Está bien robarle dinero a un hombre sádico y asqueroso para dárselo a una mujer embarazada y pobre que acaba de enviudar? ¿Está bien que esa mujer pobre, y ahora sola, intente conseguir el riñón del padre de su hijo para venderlo a un banco de órganos? ¿Está bien que una enfermera mienta y falsifique el registro de donantes para que alguna otra persona pueda salvar su vida?

Jackie, si fuera un santo, aunque no está segura de querer serlo, sería San Agustín, porque él siempre fue consciente de su oscuridad interna. Ella aspira a ser buena, aunque no todavía. Lo repite dos veces: "no todavía”, dice, mientras la vemos dar un paso hacia atrás, salirse de la luz y quedar entre las sombras, en un cierre de episodio espectacular que abre una nueva perspectiva del personaje.
Ya sabemos, porque lo acabaron de anunciar, que habrá una segunda temporada. Qué alegría, porque todo parece indicar que con Jackie la vamos a pasar muy bien.
O muy mal. (Para ella es lo mismo.)