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Hernán Casciari nació en Buenos Aires, en 1971. Es escritor y periodista. [Más]

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Sección 'Sé Lo Que Hicisteis'

La sonrisa de Patricia
versus el disgusto de Carmen

La mala televisión vespertina, y la buena, compiten en España con éxito desigual. Pero a veces ocurren milagros que pueden marcar tendencia.
ESPOILER - 13 de septiembre, 2007
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Patricia Conde y Ángel Martín me contaban hace unos días que algunas tardes el programa Sé lo que hicisteis, de La Sexta, supera en audiencia a Aquí hay tomate, de Telecinco, entre los espectadores de Madrid. Este milagro no ocurre todas las tardes, ni siquiera muchas tardes, sólo algunas, pero de todas maneras es una noticia que debe tener categoría de esperanza.

Estos dos programas vespertinos, que compiten en franja horaria en toda España, son el símbolo perfecto de sendas maneras de hacer televisión en este país. Y también son las dos formas, antagónicas, en que se nos presenta el mundo actual.

Hay dos mundos conviviendo en éste. Hay un mundo cutre y despiadado, un mundo de corbatas y mezquindades, y también hay un mundo innovador y despierto, hecho sin solemnidad y con pasión. Hay explorer y firefox, hay vodafones y skypes, hay chinos ancianos que alambran Internet y hay chinos jóvenes que van por la noche con tenazas y martillos a despedazar tranqueras, hay quienes esconden y quienes comparten, hay los que prefieren la cantidad a la calidad y hay viceversa, hay prensa amarilla disfrazada de rosa y prensa que no cree en los colores pastel.

Sé lo que hicisteis es un formato televisivo que muestra, cada tarde, la decadencia de la televisión española. Y lo hace con una dosis idéntica de inteligencia y desparpajo. Gracias a esto, es el programa de la televisión española más visto desde la plataforma Youtube, con cientos de miles de visitas diarias.

El show tiene dos secretos, y ambos están a la vista. Para empezar, hay un equipo detrás de las cámaras que no se conforma con cumplir un horario y realizar un trabajo desganado. Se sospecha, se intuye desde el otro lado de la pantalla, que los chicos que escogen las imágenes de archivo, los que buscan y rebuscan en la miseria de otras cadenas, los que escriben los guiones, los que sostienen los cables, los que hacen entrevistas en la calle, son personas que se están divirtiendo.

El segundo secreto del éxito es la química entre la presentadora rubia y el muchacho de la mirada imperturbable.

Esto de la química, en la televisión actual, llama mucho la atención. Sobre todo en los tándem de presentadores chico-chica. No existe, en toda la parrilla española actual, dos personas que se complementen mejor que Patricia Conde y Ángel Martín. Del mismo modo que no hay dos que parezcan más enemistados y distantes que los del Tomate.

El éxito de Sé lo que hicisteis está, creo yo, en la risa contagiosa de la rubia. Y el motor de esa risa son las monigotadas equilibradísimas de su partenaire: sus silencios, sus complicidades frente a la cámara, sus escapadas de guión, incluso los fallos y los traspiés. El espectador se divierte si Patricia se divierte con las barbaridades que suelta Ángel. Ahí está el truco, y es un truco complicado de imitar, porque esas astucias no se aprenden ni se enseñan. Sólo ocurren a veces, cuando hay una química real y una frecuencia exacta entre dos personas.

Pero más allá de esto, Sé lo que hicisteis es un show estructurado en la edición y documentación de contenidos ajenos, y también en la generación de contenidos, o pequeñas trampas amistosas. No pocas veces la producción logró dejar en evidencia a otras cadenas, a otros programas rosas, a otros colegas. Denunciaron, con mucha gracia, que un colaborador de Cuatro les copiaba los resúmenes (Gonzalo Miró, en el matutino de Concha García Campoy), o inventaron una noticia sobre Isabel Pantoja que la otra televisión vespertina, la decadente y macabra, levantó como real y emitió sin contrastar con nadie, quedando así en doble ridículo.

El trabajo de este programa de La Sexta es el de poner frente a nuestras narices los dos mundos. El cutre y el creativo. El mundo de la infamia y el insulto barato, y el mundo de la imaginación y la esperanza.

Yo estoy seguro que los guionistas, editores y realizadores de programas asquerosos, repetitivos y desganados darían parte de su salario por compartir trabajo con los guionistas, editores y realizadores de Sé lo que hicisteis. Aquéllos, los que cumplen un horario escribiendo, realizando y editando mierda, saben que éstos, sus pares de la otra cadena, se están partiendo de risa. Que disfrutan de su trabajo, que festejan cada logro.

Pero justamente ése es su castigo por hacer las cosas mal: no divertirse. La audiencia del Tomate, su éxito mediático, no les importa en absoluto a sus guionistas, editores y realizadores. Quisieran estar en otra parte, entre amigos, ocupando un lugar en la otra mitad del mundo. (Y creo que Carmen Alcayde también. No me cae mal esa chica, el problema que tiene está a su derecha, y no sabe cómo escapar.)

Las pocas tardes que, en Madrid, Sé lo que hicisteis le gana la batalla del share a Aquí hay tomate, el mundo es un poco mejor. Con suerte, esas pocas tardes al mes un día serán varias tardes. Y con más suerte, una madrugada descubriremos que la tendencia se esparce por toda España y se mantiene a lo largo de las temporadas.

Hacer buena televisión no es un trabajo fácil, ni ocurrirá de un día para el otro. Debemos estar atentos a estos pequeños detalles, a estas agujas que brillan y parpadean entre los pajares de la mediocridad. Cuanto más a gusto esté Patricia en su silla, y cuanto más a disgusto se encuentre Carmen en la suya, habrá más y mejores esperanzas de que un día (ojalá no falte tanto) podamos hacer zapping a las cuatro en punto sin sentir tanta pena por la televisión.

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