Sección 'Sex and the City'
¿Así eran, realmente,
las solteras de treinta años?
Sex and the city (Sexo en Nueva York, para estos lares) ha pasado tantas veces por la televisión, en diferentes horarios, siempre por la mitad, siempre sesgada, jamás completa, que no creo que haya humano en el mundo que no la haya visto alguna vez, ni tampoco televidente en su sano juicio que haya podido disfrutarla de punta a punta. La vida de las historias largas es así, sobre todo cuando las tramas no son del todo continuistas. Y ésta es, justamente, una serie que se puede ver desde cualquier capítulo, desde cualquier temporada. E incluso desde la mitad de un episodio, a las dos de la madrugada y comiendo chocolate.
¿Dónde está la gracia de Sex and the city Quiero decir, si eres hombre; porque las mujeres es posible que tengan con el producto una relación más cercana. Yo creo que la gracia está en ver cómo nuestras novias, nuestras esposas, nuestras amigas, creen que ellas son o han sido así alguna vez. Como las cuatro solteras de Nueva York. La gracia está en sospechar quién suponen ellas que son, a quién se parecen.
Si a Carrie, la soltera romántica e inteligente, alocada y sagaz; o a Samantha, una especie de putona sutil y chupalotodo, pero empresaria y también con necesidad de mimos; o a la virginal y casamentera Charlotte, capaz de cualquier sacrificio con tal de tener un marido y la cena preparada a tiempo; o a Miranda, la pelirroja realmente independiente, asqueada del amor conyugal y madre soltera.
La serie comenzó a emitirse en junio de 1998 y concluyó, seis temporadas después, en febrero de 2004. Un largo camino para la pantalla de HBO, y un éxito que quiso convertirse en película, según se ha sabido, aunque fracasaron las negociaciones. De todas formas,Sex and the city inauguró un camino en donde la mujer es protagonista indiscutida de la historia, y, más que la mujer, la historia sobre mujeres. Después vinieron otras.
En Espoiler recomendamos una visión un poco más metódica que la que nos proponen las televisiones, es decir: comenzar por la primera temporada y verla despacio, sin atragantarse, dejando reposar a los personajes. Porque Sex and the city es mejor de lo que podemos suponer al principio: tiene ritmo, buenos diálogos y también, claro, esa gracia que nos entra cuando nos muestran personajes tan alejados de la realidad.