Sección 'Shameless'
Dos princesas Fiona
para Shameless
Emmy Rossum es una actriz que trabajó en películas como Mistyc River y The Phantom of the Opera, y que al mismo tiempo tiene una carrera paralela como cantante.
El caso es que esta belleza natural será la encargada de interpretar a Fiona Gallagher en la versión americana de Shameless, por Showtime y con William H. Macy como papá Gallagher.
Desde el vamos hay que admitir que el personaje de Fiona representa a una de las heroínas románticas más alucinantes de las últimas décadas. Incapaz de pronunciar una palabra fuera de lugar, de protagonizar una contradicción, una torpeza, Fiona es una princesa real de los tiempos que corren.
Ella ha aceptado, sin resignación, el lugar que le tocó en suerte, y la amamos todavía más cuando flaquea y se muestra vulnerable. Difícil no enamorarnos de ella. Mucho más difícil fue prescindir de ella después de la tercera temporada de la versión original británica.
Anne-Marie Duff es la actriz que interpretó a Fiona en la serie original, y lo hizo tan bien que era muy complicado pensar quién sería capaz de reemplazarla en la versión americana. Emmy Rossum, de movida, parece ser una opción encantadora.
Según se anticipa, Emmy tendrá muchas escenas de sexo apasionado en Shameless USA.
Vamos a verla en acción, a ver si es cierto.
¡Es cierto!
Y ya que estamos compartamos la misma escena, con sus respectivas diferencias, pero en la versión británica de Anne-Marie Duff:
Según IMDb, el estreno de Shameless a la americana será el 9 de enero de 2011. Para que los ansiosos la puedan ir agendando —me cuento entre ellos—, ya subimos la ficha a Espoiler TV.
Le tengo muchísima fe, no sé ustedes.
Novedades en la
pantalla de Showtime
Siento mucho ser reiterativo, pero hay novedades en la pantalla de Showtime. Una de ellas es que ya se conoce la fecha en la que regresará Californication. Será el 10 de enero del próximo año, es decir que restan seis largos meses de espera para reencontranos con Hank Moody (David Duchovny) y todos los problemas que atañen a su simpática vida disipada.
Las otras novedades tienen que ver con tres flamantes estrenos de la cadena. Por un lado la remake americana de la británica Shameless, con William H. Macy a la cabeza. Esta versión, que esperamos intrigados y expectantes, saldrá al aire el 9 de enero. Vayan apuntando.
Por otro lado tenemos el debut de Episodes, la comedia en la que Matt LeBlanc se parodia a sí mismo, que debutará un día después, es decir el 10 de enero, y que se emitirá al término de la premiere de Californication.
La última de las novedades —y esto es lo que más importa en el día de hoy— tiene que ver con The Big C, un caballo por el que no dudaría en apostar todos los boletos a su favor, por la presencia de Laura Linney como protagonista, y por su aire anticipado de comedia negra al mejor estilo Showtime.
Recordemos que a la protagonista le diagnostican un cáncer terminal, y que a partir de allí su vida dará un vuelco rotundo. El reparto incluye a la actriz de Precious, Gabourey Sidibe, y a Oliver Platt.
Por fortuna, para el estreno de The Big C habrá que esperar menos. El 16 de agosto —agenden, amigos— es la fecha que registra el calendario para que se produzca tal acontecimiento.
Por eso, ante la proximidad del debut, Showtime lanzó nuevo material de promoción, que a continuación dejamos para que disfruten.
Lo que acaban de ver, intuyo que se habrán dado cuenta, es la nueva promo de The Big C. Lo que sigue ahora son entrevistas con integrantes del reparto y miembros del equipo técnico.
En Espoiler, está visto, somos fanáticos de Showtime, una cadena en la que —como en la vida de Cathy, la protagonista de The Big C— cada segundo cuenta.
Frank Gallagher
en cuatro tomas
Frank... ¡Galagaaaa! Después de darle vida a Frank Gallagher en Shameless, David Threlfall se puede retirar tranquilamente a sus aposentos a vivir de la leyenda. ¿Qué más puede se le puede pedir a este buen hombre, genial actor, nacido en Manchester hace cincuenta y siete años? Nosotros, los foráneos, lo conocemos únicamente por su personaje de padre alcohólico en la serie, pero para los ingleses su rostro es familiar desde hace más de treinta años. Hagamos un repaso:
En 1977 dio sus primero pasos en televisión. Aquí arriba lo tenemos en sus iniciones, en un episodio de la legendaria serie de la BBC Play for Today que se llamó The Kiss of Death. Joven, con la cabeza llenade rulos y, lo mejor de todos, ¡tomando café con leche en lugar de té!
Después de esto David hizo muchas cosas. Trabajó en varias series e incursionó en distintas películas, entre ellas The Russia House al lado de Sean Connery. Hasta que en 2004 se juntó con Paul Abbot y se convirtió en este sujeto encantador, un náufrago al que nadie toma en serio.
¡Pero cuidado! Porque detrás del querido patriarca Gallagher sigue estando el actor, un hombre de carne y hueso —acaso no muy distinto al señor de la ficción— fanático del Manchester City, del blues y de la ciudad que lo vio nacer. En el video de arriba podemos verlo tal cual es, colgado en la cuenta de Facebook de Manchester City FC.
Después de todo lo que hizo, Threlfall ya ha sido catapultado al rincón de las celebridades más grandes del planeta. Aunque para él haber volado tan alto no deje de ser una sorpresa bastante dolorosa. Miren ustedes mismos, y después me cuentan.
Todo listo para el final. El domingo 23 de mayo no será un día cualquiera. Ese día la cadena ABC despedirá Lost a lo grande, y para eso programó una emisión especial que comenzará a las 19 (hora de Estados Unidos) y concluirá pasada la medianoche. En la primer parte del show se verá una retrospectiva de la serie, desde el primer episodio al penúltimo (Lost: The Recap, tal el nombre previsto para este apartado), y luego el capítulo doble final, que —como todos sabemos— llevará el sugestivo título de The End. Pero no todo terminará aquí, sino que la emisión se prolongará una hora más con un especial del talk show Jimmy Kimmel Live, que incluirá en escena a varios actores de la serie y a los productores estrella Damon Lindelof y Carlton Cuse. La cita está hecha.
Las series como cosa seria. Hace rato que buena parte de la ficción televisiva dejó de ser un pasatiempo para cabezas distraídas y se convirtió en otra cosa. Pero los catedráticos de las universidades recién ahora se están empezando a enterar de la cuestión. "Ética de los Negocios a base de Los Soprano. Sociología a base de The Wire. Metafísica a base de Perdidos", así comienza esta nota del diario El País, en las que nos cuentan que entre Jean Baudrillard (en la foto) y Matthew Abram Groening parece no haber tanta diferencia. Más vale tarde que nunca.
Los hermanos sean unidos. ¡Qué bueno que los hermanos Scott (Ridley y Tony) estén haciendo tele! A la impecable The Good Wife y a la miniserie The Company —también a Numb3rs— ahora suman un nuevo título: Pompeya. Se trata de una adaptación de la novela escrita por Robert Harris (Pompeii el título original) y será una miniserie de cuatro horas de duración. El proyecto en ciernes promete romance, thriller y la erupción del Vesubio (en cuenta regresiva) como telón de fondo. Roman Polanski estuvo a punto de rodar esta misma historia para el cine —iba a hacerlo en España— pero finalmente se quedó con otro libro de Harris, The Ghost, de allí el nombre de su última película: The Ghost Writer.
Dos que no van más. Sons of Tucson, cancelada sin remedio. Una comedia mala, un intento fallido de la Fox que no miró ni el loro (para ser honesto la siguió un promedio de tres millones de espectadores, poco más, poco menos). Por eso la cadena la retiró de la parrilla, con la excusa de que los episodios que restan se verán el próximo verano. Tyler Labine, el protagonista, fue el primero en bajarse del barco antes de que se hunda del todo: ni lerdo ni perezoso, firmó con la CBS para una serie aún en ciernes. Cuatro episodios, entonces, es todo lo que dio esta historia que ha quedado tan huérfana como los jóvenes protagonistas de la trama. Til Death corrió la misma suerte, con la diferencia que la decisión de cancelarla fue tomada luego de cinco temporadas en pantalla. El resto de sus episodios, dicen, también se verán en verano.
Todos bailan,
todos cantan
Música funcional. Ahora resulta que todo el mundo ama las
comedias musicales. Y resulta también que los productores han descubierto que este género —predominantemente femenino— puede combinar con otros, como la ciencia ficción, el policial o el drama médico, sin que la mezcla resulte un disparate total.
Atención a la noticia, porque es para que se nos pongan los pelos de punta. La cadena FOX anunció en estos días que realizará una semana musical. ¡Ay! Es decir que del jueves 29 de abril al miércoles 5 de mayo todas las series de la cadena (salvo 24, ¡gracias a Dios, porque no me imagino a Jack Bauer dando pasitos de baile mientras acribilla iraníes díscolos!) tendrán un episodio bailado y cantado.
¿Todas las series? ¿Qué carajo quiere decir todas? Las que se han sumado al circo son, por orden alfabético, Bones, Family Guy, Fringe, House MD y The Simpsons. Tres de ellas me traen sin cuidado, pero hay dos que se me atragantan: ¿cómo voy a soportar un episodio del doctor Gregory, y otro de Walter Bishop, los dos cantando y bailando? No quedan dudas de que Glee ha sido terriblemente contagioso, y rentable. Por eso la Fox lo está explotando al máximo.
Da un poco de asco, sí. Pero recuerden que en junio empieza el Mundial de Sudáfrica y tendremos un mes entero para recuperar la testosterona perdida.
Por fin gente seria. Una buena noticia para mitigar el mal sabor de boca del apunte anterior. Después del Mundial llega Mad Men. En julio tendremos por fin la cuarta temporada de una de nuestras series preferidas. Una serie de verdad. Una historia que se toma las cosas en serio. Y que jamás caería en la ramplona tentación de convertir en comedia musical alguna de sus tramas profundas, brillantes e inteligentísimas. Mad Men es cosa seria. Y si hay algo que lo prueba es el siguiente video que a continuación comparto con ustedes:
¡Que vivan los grandes actores, señores! ¡Vale la pena estar vivo!
El futuro de la tierra. No es ficción, pero es tele y es de Spielberg, así que merece la pena mencionarlo. Y si no es ficción le pega en el poste: Steven, DreamWorks Animation mediante, trabaja en una miniserie animada sobre la forma en la que evolucionará nuestro planeta de aquí a cien años, en todos los aspectos que imaginemos: tecnología, medicina, medio ambiente, salud, economía y más. Future Earth se llama el nuevo proyecto, y la cadena que encargada de emitirlo será —nada más oportuno— Discovery Channel. El estreno está estipulado para finales de 2011.
Gallagher a la americana. La cadena Showtime aprobó la primera temporada de Shameless, versión americana. Doce episodios para empezar, con William H. Macy interpretando al encantador y patético Frank Gallagher. Hay que ver qué hace el actor con semejante desafío, porque después de lo que hace David Threlfall cualquier duplicado puede resultar calamitoso. Sin embargo hay motivos para ponernos optimistas: por un lado la confianza que nos genera Showtime, y por el otro la mano maestra de Paul Abbot, el autor de la obra original, que se encarga de supervisar el proyecto de punta a punta. Mucha intriga por ver qué hacen los norteamericanos con una de las obras maestras de la televisión de todos los tiempos.
¡No va más! Se veía venir: Damages cancelada. Hace unos días lo confirmó el presidente de FX, John Landgraf. El próximo 19 de abril se emitirá el último episodio de la tercera temporada, y luego de eso, si es que todo no se pone todavía peor, la serie podría continuar emitiéndose en DirecTV. Aunque esto depende de que DirecTV y Sony —verdadero padre de la criatura— lleguen a un acuerdo. Lo cierto es que Damages resulta carísima para FX, y que los números no acompañan como antes. Con una primera temporada excelente, una segunda que se pasó de efectista y una tercera que ni siquiera tuve ganas de empezar a ver (todavía), y que tal vez no vea nunca, Damages cuelga la toalla. Una lástima, por todo lo que nos dio en sus primeros trece episodios.
Paul Abbott y
la comedia humana
Había una vez un niño que nació en un barrio pobre de un lugar llamado Burnley, en Reino Unido. Su nombre era Paul Abbott, y tenía muchos hermanos. Cuando cumplió nueve años, la madre de Paul se marchó de casa y nunca más regresó. Pasaron dos años más, y el padre también se fue. De modo que los hermanos Abbott se quedaron solos, al cuidado de sí mismos.
La hermana mayor asumió el rol de madre en el hogar abandonado, y se ocupó sobre todo de los más pequeños. Por entonces la gran amenaza eran los servicios sociales, cuyos agentes podían descubrir que los niños Abbott vivían solos –sin ningún mayor a cargo-, y separarlos. Para evitar esta situación, pero sobre todo para no morir de hambre, los que estaban en edad de hacerlo tuvieron que salir a trabajar.
“Cuando estaba en mi temprana adolescencia solía tener tres puestos de trabajo al mismo tiempo. Fui barbero, que es una de las mejores cosas que hice, trabajé en una tienda de antigüedades y en un restaurante. Algo de lo que ganaba iba para mí. La mayor parte, a un fondo común”.
Si viviéramos en la Inglaterra del siglo diecinueve, la infancia de Paul Abbott, tranquilamente, podría ser el comienzo de una novela de Dickens. Pero no; los tiempos cambiaron. Por eso en el siglo veintiuno esta historia, la historia de su propia vida, se llama Shameless.
A la edad de quince años Paul tuvo un intento de suicidio; algo más tarde fue a parar a un hospital como consecuencia de un trastorno bipolar.
Sin embargo, como en las cuentos de Dickens, donde los personajes principales obtienen lo que se merecen, Paul tenía un talento: le gustaba escribir. Descubrir y aferrarse a ese don fue el talismán que lo rescató del infierno.
Alentado por un profesor del instituto se convirtió en editor de la revista escolar. Más o menos por la misma época ganó un certamen literario, y poco después, a los dieciocho años, consiguió que Alan Bennett lo apadrinase para vender su primer guión. De allí en adelante las cosas fueron diferentes.
Una carrera enorme
Desde su primera experiencia en televisión a los veintitrés años -con un guión en colaboración para la serie Dramamara-, hasta Shameless -la gran saga de los disfuncionales Gallaghers-, Paul Abbott construyó una impresionante carrera, que entre otras cosas incluye las miniseries Reckless y Touching Evil, además de Clocking Off y el thriller político State of Play.
El momento bisagra de su trabajo profesional fue en 1994, cuando escribió algunos episodios y produjo la segunda temporada de la gran serie de culto Cracker. Además del reconocimiento, la serie le aportó una experiencia fundamental en el oficio.
Hasta que llegó Shameless (o "The Simpsons en ácido”, de acuerdo a la definición de David Threlfall, papá Gallagher en la ficción), y Abbott se consagró definitivamente como uno de los grandes autores de la televisión actual.
Shameless, aparte de reflejar la vida de la clase obrera británica, es también, como se dijo, un retrato de la infancia y de la juventud del autor. La maravillosa historia de cinco hermanos abandonados por su madre, que padecen a un padre adicto y patético, pero que sin embargo están vivos y, a su manera, son héroes, de verdad.
“Mi padre nunca fue como Frank, ¡pero pagaría porque lo hubiese sido! Muestro a Frank como un drogadicto que le roba plata a sus hijos e incluso llega a romperles la nariz, ¡pero mi padre abandonó a sus hijos y dejó que se muriesen de hambre! Lo único que me reprochó mi padre cuando vio por primera vez Shameless fue: ¿cuándo tuve yo el pelo tan largo? ¡Lo único que lo mortificó fue el largo del pelo del protagonista!”.
Acostumbrado a dar pelea, con la idea de Shameless en la cabeza, tuvo que batallar para que la serie fuera un hecho, “porque no es la clase de televisión a la que los ejecutivos están acostumbrados”, definió en su momento.
Su intención era hacer una comedia que a la vez tuviera verdad emocional. La quería realizar a partir de un mundo que conocía de cerca. Le salió una obra maestra.
Dueño de una voz propia y genial, muerto mil veces y resucitado otras mil, hoy Paul Abbott tiene cuarenta y nueve años, vive tranquilamente en Manchester, junto a su esposa y sus dos hijos, y –por suerte para nosotros- ha sobrevivido para contarlo.
Shameless en dos
palabras: obra maestra
Acabo de ver la primera temporada completa de Shameless (Reino unido, 2004) y escribo esta reseña en estado de gracia. Hasta ayer, la serie tenía un siete en la ficha de Espoiler.tv. Desde hoy tiene un nueve. Y no le pongo un diez porque quiero seguir viendo las siguientes temporadas.
Por el momento, eso es imposible: soy monolingüe.
Escribo este párrafo con la desesperación de saber que no hay más subtítulos disponibles. Sólo la primera temporada (siete episodios, más un extra navideño) tienen al día de hoy traducción al castellano. Pero hay cinco temporadas más esperando ser traducidas. Ojalá este artículo anime a los filántropos: Shameless no puede quedar inédita, mientras Gossip Girl tiene los subtítulos al día. Es una injusticia.
Hablemos de Shameless, mientras me dure la sensación maravillosa de haber leído una novela larga.
Es un drama, de los más densos. Pero también es una comedia. Tiene todo el clima de las películas inglesas de clases proletarias (pienso en Mike Leigh) pero también se fusiona con lo más retorcido del humor de Little Britain. Todo eso, junto, a la vez, te revienta la cabeza.
En la primera temporada de Shameless no hay un segundo, ni uno solo, que esté de más. Todo entretiene y conmueve. Si no te estás riendo como un descosido, es porque estás llorando como un idiota.
La trama, en veinte palabras: un padre alcóholico, abandonado por su esposa, queda a cargo seis hijos en un suburbio de clase baja en Manchester.
Ya está. La genialidad de la serie no tiene nada que ver con lo rocambolesco de la trama. La familia Gallagher es como la peor familia de nuestro barrio. En apariencia, es una trama común. Se podría hacer con ella una serie cualunque, intrascendente. Se podría hacer, por ejemplo, una serie yanqui.
Por suerte es inglesa. Ahí reside casi toda la magia. Uno se da cuenta hasta dónde llega el puritanismo norteamericano cuando ve una buena serie inglesa. Todo es verdad en Shameless, no hay una sola escena, un solo párrafo que parezca salido de la industria mundial del espectáculo. Todo es verdad.
Genitales masculinos. Tetas flácidas. Sexo sucio (pero de mugre, no de sado-maso). Diálogos reales, entrecortados, molestos. Una ternura infinita, una lealtad familiar que no existe en otras televisiones. Porque Shameless es verdad.
Descárguenla y después hablamos. No tiene sentido que explique ahora la fuerza que irradian los ojos de Fiona (la hija mayor), ni el brutal monólogo de Frank (el padre) caminando borracho por la calle en el episodio dos. No tiene sentido mencionar la relación entre Lip y su hermano gay. O la fascinación de Debbie por su padre borracho.
Shameless es verdad. Es magia. Tiene la fuerza de Six Feet Under (un vecino de los Gallagher, con gran complicidad por parte del creador, se llama Kevin Alan Ball). Shameless se ubica, desde ayer, entre las cinco series más hermosas de estos tiempos.
Porque es verdad y es, al mismo tiempo, arte. Porque el cine jamás podría llegar tan lejos (en ciento veinte minutos no se logra, es imposible, que te encariñes de una manera tan profunda con cada uno de esos hijos). Porque es una serie optimista, aunque transcurra en medio de la mierda. Porque es humana.
Me detengo. Descarguen ustedes la primera temporada y después me cuentan. Y si conocen a las personas que subtitulan, díganles que hay cinco temporadas más esperando por un castellano neutro.
¡A descargar!
La mejor forma de descargar la primera temporada completa, vía torrent, es mediante este enlace en mininova. Los subtítulos para esos siete episodios están en este otro enlace de SubDivx.