Sección 'The Black Donnellys'
Los Donnellys,
leyenda irlandesa
No es fácil entender por qué The Black Donnellys fue cancelada. Tal vez no le favoreció haber ocupado en la parrilla de la NBC el vacío que acababa de dejar Studio 60. Tal vez no haya sido acertada la idea de soltarla a competir con tanques del tamaño de 24, Prison Break o CSI Miami. Lo curioso es que, con tanta serie mediocre que se reproduce como musgo, la historia de los muchachos Donnellys no haya sido tratada como se merecía.
Hagámoslo nosotros.
The Black Donnellys (NBC, 2007) Drama, Crimen
Detrás de The Black Donnellys están Paul Haggis y Robert Moresco. El primero es la mente creadora de la gran película Crash —que dio origen a la serie del mismo nombre— y guionista de otros films como Letters from Iwo Jima y Million Dollar Baby, ambas dirigidas por Clint Eastwood.
Moresco, que también es actor, además de participar en Crash (en sus dos versiones) produjo y escribió algunos capítulos de Millennium y EZ Streets, esta última a la par de Haggis.
La acción de la serie está centrada en Nueva York, en el barrio de Hell's Kitchen —también conocido con el nombre de Clinton—; un enclave marginal delimitado por las calles 34, 59, la Octava Avenida y el río Hudson. Allí es donde viven los Donnellys, cuatro hermanos de origen irlandés que se criaron en la calle como delincuentes de poca monta.
La historia comienza así: un día, para pagar una deuda de juego, dos de los hermanos deciden secuestrar al sobrino de un mafioso italiano que controla la zona. Como es de esperar todo se desmadra, pero algo bueno resulta del incidente, porque a partir de este momento crucial los Donnellys comienzan a construir su propia leyenda.
Conozcamos a cada uno de ellos:
Sean (Michael Stahl-David, izquierda). El benjamín del grupo. Su madre lo protege como a un niño —sólo quiere que termine la escuela— y sus hermanos siempre lo apartan de los asuntos peligrosos, pese a que él se oponga. Atractivo e irresistible para las mujeres, lejos del peligro, es el que vive más tranquilo de todos.
Kevin (Billy Lush, segundo). Aunque tiene un don para las apuestas, padece de una enorme inseguridad. Igual no deja de jugar, cosa que le ocasiona muchísimos problemas. Siempre es el que separa a Jimmy y a Tommy cada vez que ambos se van a las manos, y puede dejar su propia vida cuando se trata de defender a su familia.
Tommy (Jonathan Tucker, tercero). El verdadero protagonista de la historia. Una especie de superhéroe ad hoc, capaz de renunciar a todo para proteger a los suyos. Y tiene sus razones, que afloran en el episodio piloto. A diferencia de sus hermanos nació con una vocación: pintar. Pero está condenado y lo sabe.
Jimmy (Thomas Guiry, derecha). Es el mayor de los cuatro. Tiene problemas con las drogas y no puede contener sus impulsos. Arrastra una cojera desde la infancia, origen de buena parte de sus traumas de adulto. Es dueño de un pub irlandés, el Firecracker Lounge, centro de reunión de los hermanos. Ganó el bar en una partida de póker.
Y hay un quinto mosquetero, el simpático Joey Ice Cream (Keith Nobbs); un amigo fiel del cuarteto irlandés encargado de llevar adelante la narración, aunque muchas veces sea proclive a acomodar los hechos a su antojo.
Cuando la serie comienza, Ice Cream está en la cárcel: lo vemos con el típico atuendo de los reclusos y hablando sin parar. Sus interlocutores rotan a medida que avanzan los capítulos, pero él nunca termina de llegar al punto decisivo. Y lo cierto, no hay necesidad de crear expectativas, es que nunca lo conseguirá.
The Black Donnellys fue cancelada en su séptimo episodio, y el resto sólo se pudo ver por internet. De todos modos tiene un final. No es un final en el sentido clásico del término, si pretendemos que todo cierre como un rompecabezas. Pero la última frase de Ice Cream —que no vamos a revelar aquí— vale como conclusión de la historia.
Y si me apuran un poco incluso soy capaz de decir que con ese final, tal cual está, a mí me alcanza. Todo depende de cómo lo miremos.
Los hermanos sean unidos
Los Donnellys son capaces de moler a patadas a sus enemigos, pero agachan la cabeza cuando su madre (Kate Mulgrew), una señora católica y muy estricta, les dice lo que tienen que hacer. No hay ninguna contradicción en esto, porque los cuatro, en el fondo, son buenos muchachos, aunque su padre (John Bolger) haya liderado la mafia irlandesa en Hell's Kitchen hasta el día de su asesinato, cuando ellos aún eran unos niños juguetones y sonrientes.
Pero el tema es que ahora no lo son. Y Tommy, el muchacho centrado e inteligente que sólo quiere hacer las cosas bien, observa impávido cómo todo a su alrededor —casi siempre a causa de sus hermanos—, parece complotar para que él no llegue a ningún lado. Su trabajo como ayudante de un pintor consagrado (en este plot hay una de las mejores escenas de la serie) y su relación con la bellísima Jenny Reilly (Olivia Wilde, más conocida como Thirteen en House M.D.), todo le cuesta un perú.
No hay cosa que no se le complique a este muchacho de increíble nobleza, al que le justificamos cualquier acción, cualquier fechoría. El se juró de niño que siempre iba a hacer lo correcto, pero lo correcto, querido Tommy, a veces no significa lo que pensamos. ¡Qué buen personaje Tommy Donnelly! ¡Qué gran actor Jonathan Tucker!
Historia de lealtades y traiciones, en un barrio dividido por la tensión de dos grupos mafiosos: irlandeses de un lado, italianos del otro, y en el medio los muchachos Donnellys, protegiéndose con uñas y dientes los unos a los otros.
La serie consta de trece capítulos. Uno de ellos, God is a comedian, fue censurado por contener escenas de violencia, pero de todos modos está disponible en la web, y con subtítulos. Desde Espoiler recomendamos mucho, pero mucho, la descarga del episodio piloto: un capítulo antológico, un cuento entrañable que nadie debería perderse. Y, por supuesto, recomendamos también esta serie de corta vida.
Aunque verla signifique quedarse con las ganas.