Sección 'United States of Tara'
Tara y una loca
más en su cabeza
Tara fue más
de lo esperado
Voy a hablar sobre la primera temporada de United States of Tara, que acabó el 5 de abril por Showtime y, por suerte y a pesar de mis presagios, regresará el año que viene.
Mis presagios, cuando promediaba la serie, es que sería cancelada. Demasiado serena para los vértigos que propone hoy el cable usamericano. Demasiado tranquila. Esto no es una mala crítica sino todo lo contrario: me encantan los dramas tranquilos con toques de comedia, pero por esa serenidad cancelaron The Richies, por ejemplo.
No es el caso, y me alegra mucho. United States of Tara, según leo, colmó las expectativas de Showtime, y también la del no demasiado público que la vio. No demasiado para Estados Unidos, pero suficiente para las aspiraciones de Spielberg, su productor, y de Diablo Cody, su guionista.
Contamos la trama en Espoiler, después de ver los primeros episodios: historia de un ama de casa de cuarenta (Toni Colette) que, por culpa de unos trastornos severos se convierte en diferentes personas. Cuando Tara se estresa, se transforma en T., una adolescente un poco putarrona que le da malos consejos sexuales a la hija; o en Buck, una especie de camionero machista y sureño, republicano, amante de las armas y la cerveza; o en Alice, un ama de casa de los cincuenta, impecable, muy Bree Van de Kamp, muy cocinera y con acento inglés. Decíamos también que papá Max (y sus hijos Marshall y Kate) llevan batallando con la enfermedad materna desde hace 17 años y ya están un poco resignados, pero no acostumbrados a los síntomas.
Pero no decíamos más porque había que ver la serie al completo. Y ahora, que acabó, el puntaje de “ocho” inicial se mantiene. El tema es que Toni Colette encandila con sus cuatro personajes, pero eso más o menos ya lo sabíamos. Lo que no sabíamos (la gran sorpresa de la serie) es que la trama no acaba en ella, no es la única apuesta de Diablo Cody. Las otras tramas, las menores, las paralelas a la enfermedad de Tara, son magníficas.
El hijo Marshall (Keir Gilchrist) y su personalidad alucinante, ah, ese chico es un actor increíble... Su personaje parece la mezcla entre el pequeño Shane Botwin de Weeds, y el andrógino Sheldon Cooper de Big Bang Theory. El más adulto de la casa, el que más sufre, el que piensa.
La hija, Kate (Brie Larson), y su muy extraña relación con su jefe Gene (Nathan Corddry). La tía Charmaine (Rosemarie DeWitt, hermana de Tara) y sus problemas de siliconas. El propio Max (John Corbett), el padre de familia, su amor incondicional hacia su esposa. Los padres de Tara...
Cada elemento de la serie es profundo y conmovedor. No es una historia que se agota en el problema de múltiple personalidad de la madre. No acaba allí. En cada rincón del drama hay un spin-off, una historia interesante que nos hace aplaudir la decisión de Showtime para una segunda entrega.
Para quienes quieran verla por cable, la historia comienza hoy, a las 21.30, por Paramount Comedy. Durante trece lunes, Toni Colette pasará por un infierno mental alucinante. Los que quieran verlo de otro modo, en Espoiler.tv hay ficha completa y métodos de descarga.
No se la pierdan por nada.
No soy yo
cuando me disgusto
Durante los créditos de The Incredible Hulk, el doctor David Banner explicaba que había sufrido una extraña mutación genética, muy ochentosa, y acababa la sinopsis de su vida con la hermosa frase del título de esta reseña: “No soy yo cuando me disgusto”. ¡Ah, qué tiempos! En los ochenta las series eran todas así, frívolas y juveniles. Malísimas. Entrañables. Hay una forma de saber si una serie del pasado era pésima: si realmente no valía un centavo, en este siglo han hecho una remake para el cine.
Porque la cosa está clara: la mala ficción televisiva se ha pasado a las salas oscuras donde los adolescentes comen palomitas, y el buen cine, el que hay que ver, se aceca cada vez más al televisor de casa. Esta semana, por ejemplo, ha regresado Big Love, producida por Tom Hanks y protagonizada por cuatro actores del gran cine. Hace poco regresó también Damages, en donde William Hurt y Glenn Close dan cátedra de cómo hay que caracterizar personajes. ¿No es cine esto, y del bueno?
Si necesitaba un dato más para certificar esta teoría, ayer vi los dos primeros episodios de United States of Tara, una nueva serie de Showtime protagonizada por Toni Collette (una actriz de cine que en la puta vida habíamos visto haciendo series, protagonista, entre otras cintas buenas, de Muriel's Wedding), creada y escrita por Diablo Cody (la guionista de la gran Juno) y producida por Steven Spielberg (que no necesita curriculum cinematográfico).
Qué placer, por el amor de dios. United States of Tara es lo mismo que El Increíble Hulk, pero en serio. Nada de mutaciones inexplicables ni camisas que se rompen. La protagonista es Tara, madre y esposa de cuarenta años, con marido, dos hijos adolescentes y hermana. Todo normal, a no ser que la pobrecita tiene un trastorno de personalidad severo.
Cuando Tara se estresa, se convierte en T., una adolescente un poco putarrona que le da malos consejos sexuales a la hija; o en Buck, una especie de camionero machista y sureño, republicano, amante de las armas y la cerveza; o en Alice, un ama de casa de los cincuenta, impecable, muy Bree Van de Kamp, muy cocinera y con acento inglés.
Puede que este resumen —y la foto que lo acompaña, con fondo rosa— hagan un poco de gracia, pero en realidad este trastorno múltiple de personalidad es un verdadero dramón para la familia, que lleva batallando con la enfermedad materna desde hace 17 años (el marido sobre todo, un santo) y ya están un poco resignados a que el hogar parezca un circo, aunque nunca se acostumbren del todo a los payasos.
La labor actoral de Toni Collette, en sólo dos episodios vistos, es digna de Oscar. Ya es hora de que le empiecen a dar Oscars a la gente que hace televisión. El desdoblamiento es paulatino y creíble, y cada escena nos deja con la boca abierta, sin saber si reírnos de la desgracia ajena, o tomarnos el tema con seriedad.
Un aparte para el enamoradísimo marido Max (John Corbett), el formal hijo menor Marshal (Keir Gilchrist), la descocada pero madura quinceañera Kate (Brie Larson) y la hermana de la enferma, Charmaine (Rosemarie DeWitt ), la única de la familia incapaz de hablar con Tara cuando ella es "otros".
Ahí quedan las fotos de los cuatro secundarios, que están bien desarrollados e interrumpen la acción en su justa medida.
Además, estamos frente a una serie de 23 minutos, como se está poniendo de moda desde Weeds y Californication (también de Showtime), un formato moderno, al que podríamos bautizar como new-drama, en donde los elementos de la sit-com tradicional quedan desenfocados por la fuerza de la realidad, pero no desaparecen ni un momento.
Por lo visto existe algo nuevo, muy espectacular, en la nueva tele de ficción, y tiene que ver con los tiempos: United States of Tara bien podría ser una película, pero su historia es demasiado buena para que sólo dure 120 minutos. Tiene muchísimo más sentido que nos la den en píldoras semanales, que podamos seguir viendo cómo evoluciona la trama, y así querer a cada uno de los personajes, y esperar a que sea lunes para ver un episodio más. ¡Qué alegría!
Hay que dar gracias al productor de cine Steven Spielberg, a la actriz de cine Toni Collette y a la guionista de cine Diablo Cody, animales salvajes del celuloide, por dar el gran paso de estos tiempos y meter sus manos prodigiosas en el estofado de la televisión.
United States of Tara es, sin duda, lo mejor que he visto este año: una idea grandiosa llevada a cabo por una actriz increíble, con guiones serenos, nada grotescos (¡por suerte!) que todo el tiempo indican que lo que viene será mejor.
En un rato actualizaré la sinopsis de Espoiler.tv y le pondré ocho puntos a la serie. Todavía no nueve, porque dos episodios es poco para semejante valoración. Pero le tengo una fe ciega. Va los lunes; ya hay tres episodios para descargar.
No lo duden ni un minuto.