Rupert Murdoch adquirió The Times en 1981. El magnate australiano promovió cambios tecnológicos para modernizar el periódico. Pero no sólo: plantillas reducidas a la mitad (sobre todo en las salas de impresión), cambio de editores y de sede, e incluso una guerra de precios ya en la década de los 90, con una bajada de 15 peniques (un 30%) para impulsar las ventas.
No igualó su precio con los competidores hasta 2005, cuando pasó a costar 60
peniques. Su estrategia sólo había funcionado conceptualmente y no en la práctica. En 2010, Murdoch se enfrenta a
otro cambio tecnológico, pero esta vez con menor músculo financiero y en un mercado sumido en una crisis publicitaria con muy mala pinta. Esta vez, la estrategia de News Corporation apunta al pago por contenido, que en el caso de The Times acometerá en junio.
James Harding, actual editor del diario, asegura que el camino del pago por contenido busca"encontrar un modelo de negocio sólido que garantice el periodismo de calidad". Parece que, dependiendo de la situación económica, el periodismo de calidad se defiende bajando su precio o buscando nuevas formas de ingreso que compensen un descenso que dificulta el mantenimiento de las estructuras actuales.
En su nueva andadura, Times Online debería hacerse dos preguntas fundamentales:
1 * ¿Qué parte de mi audiencia actual es susceptible de pagar por mis contenidos?
2 * ¿Serán esos hipotéticos ingresos suficientes para garantizar el mantenimiento de la estructura necesaria para generar "periodismo de calidad"?
Rebekah Brooks, CEO de News Corporation, centra su discurso sin embargo en los "alrededor de 20 millones de usuarios únicos al mes que tiene Times Online (The Times y The Sunday Times)". No tiene en cuenta así una serie de variables fundamentales para adecuar la oferta de contenidos de pago con su potencial demanda. Mas aún si la primera se estructura alrededor de tarifas diarias y semanales, tanto en su mercado principal, Reino Unido, como de cara a los lectores del resto del mundo.