Hace semanas Eric Schmidt, ex CEO de Google pero vinculado aún a la compañía, entonaba el mea culpa por los fracasos en los productos sociales que Google había proyectado en los últimos años. Cuando Google lanzó Gmail en 2004 “matábamos” por una invitación. Fue un éxito. El modelo de invitación continuó en 2009 con Google Wave. Era realmente la red social de Google vinculada a Gmail, Groups, Talk… pero la sofisticación del producto y la complejidad de uso limitó su alcance masivo hasta cerrarlo. Después lo intentaron con Buzz, ya sin invitación pero con autorización previa en la activación del servicio. La mayoría de usuarios lo desactivamos a la semana de la entrada en los correos y ¿alguien lo usa realmente ad hoc sin vincularlo a Twitter?
Larry Page, ahora con los galones de CEO y su estigma de fundador, acomete su primer intento de Red Social: Google+. Su compañía ha superado los 1.000 millones de usuarios en todo el mundo, según comScore. Pero en Mountain View hace tiempo que el volumen les da igual y el gráfico que les obsesiona es este:
Google+ busca recuperar el tiempo empleado por el usuario en la red. La atención no necesariamente se ha de medir así, porque en las búsquedas, por ejemplo, prima lo contrario: que el usuario encuentre rápido lo que busca. Esto hace que baje necesariamente la media de minutos invertidos por persona en alguno de los productos de Google. Sin embargo, es muy rentable para garantizarse el lucrativo negocio de las búsquedas:
Pero no son búsquedas lo que persigue Google, sino adentrarse en el nuevo ecosistema social en la red que encarna Facebook. Con todo lo que esto conlleva en materia publicitaria, los avances de los Social Ads y su convivencia en la conversación con el usuario. Google detecta para + una serie de diferenciales con los que pretende centrar la conversación, evitar su dispersión, acercarla al entorno directo de amistades e introducirla en los móviles. Las actuales redes sociales se componen más de contactos que de amigos reales y para ello Google + busca reconsiderarlo.
Las primeras revisiones del producto vistas en Mashable dejan ver un diseño simplista, a lo Google, como si quisieran resarcirse de la complejidad en sus antiguas propuestas de productos sociales. La fiesta la sigue pagando Adwords, pero esta vez con Larry Page al mando, que siempre garantiza sentido común, excelencia tecnológica y sencillez.