Siete mujeres y dos hombres tienen en sus manos el destino de José Bretón, el hombre acusado de matar a sus hijos Ruth y José en Córdoba el 8 de octubre de 2011. Este grupo de personas, el jurado, tendrá que contestar a 20 preguntas sobre el caso y de sus respuestas resultará el veredicto. ¿Culpable? ¿O inocente? Tengo la convicción de que este puñado de ciudadanos anónimos son sensibles, sensatos y justos, aunque no tengan ni la menor idea de leyes. Creo firmemente en el jurado, pese a que soy consciente de que hay mucha gente que recela y desconfía de esta institución.
La Constitución española, promulgada en 1978, establece en su artículo 125 que "los ciudadanos podrán ejercer la acción popular y participar en la Administración de Justicia mediante la institución del Jurado, en la forma y con respecto a aquellos procesos penales que la ley determine, así como en los tribunales consuetudinarios y tradicionales".
Los legisladores de la Transición y los subisguientes no se dieron prisa en desarrollar los mecanismos que hicieran posible la participación del pueblo en los asuntos judiciales. Hasta 1995 no fue promulgada la Ley del Jurado, que contempla el derecho y el deber de cualquier español a enjuiciar a los autores de delitos contra las personas, delitos cometidos por funcionarios públicos en el ejercicio de su cargo, delitos contra el honor, delitos contra la libertad y la seguridad y, por último, en casos de incendio.
Durante la larga dictadura del general Francisco Franco no existió la fugura del jurado: la justicia era impartida por jueces profesionales. Tal vez por eso, esta institución tiene poco arraigo en España y es absolutamente desconocida por la ciudadanía. Los sucesivos Gobiernos de la democracia tampoco han puesto mucho de su parte para dar a conocer el funcionamiento de esta forma de participación en la vida cívica.
Hay muchos delitos, por ejemplo los asesinatos, que está comúnmente aceptado que no solo causan un mal o una ofensa a la víctima, sino a todo el cuerpo social, a toda la colectividad. Si este principio está generalmente aceptado, ¿por qué no va a poder participar la sociedad en la imposición del castigo que merecen tales conductas?
La legión de detractores del jurado esgrimen una panoplia de agrumentos en contra de esta institución: que las personas del pueblo son legas en Derecho, que pueden ser fácilmente manipulables por un fiscal astuto o un defensor marrullero, que potencialmente pueden sucumbir a la influencia de juicios paralelos, que podrían ser amenazados o coaccionados.... En apoyo de sus tesis desempolvan casos como el del etarra que en 1997 fue absuelto de matar a escopetazos a dos policías vascos, lo que supuso un escándalo tal que hubo de repertirse el juicio.
¿Quién garantiza que los jueces profesionales sean siempre justos, asépticos, impertérritos, y en modo alguno influenciables? ¿No son ellos también personas? Quienes apuestan decididamente por que la justicia sea sólo impartida por magistrados retratan a estos casi como si fueran autómatas y carentes de sentimientos. ¡Menudo favor les hacen!
Es cierto que los jurados populares han incurrido en errores. ¿Y quién no? Pero no es menos cierto que los tribunales profesionales también han dictado sentencias injustas y carentes de lógica. Basta con repasar las hemerotecas para descubrir fácilmente el rastro de jueces corruptos, insensatos y a veces hasta completamente enloquecidos. La verdad no es una ciencia exacta.
Cuando se habla del jurado, el refente más habitual es la película Doce hombres sin piedad, de Sydney Lumet, en la que un grupo de ciudadanos debe pronunciarse sobre la culpabilidad o la inocencia de un joven acusado de haber matado a su padre. Once de esos hombres están convencidos de su culpabilidad y solo uno (encarnado por el genial Henry Fonda) cree firmemente en lo contrario. Este último acaba convenciendo a los demás de la inocencia del reo. La película es una maravilla en sí misma y por cómo refleja la capacidad de raciocinio de unas personas sencillas.
Muchos de los hombres y mujeres que han pasado en España por la experiencia de formar parte de un jurado popular se han manifestado encantados de haberlo hecho. Supongo que habrá otros muchos para los que no fue así. Recuerdo a alguno que, al acabar su misión, declaró exultante: "Me siento mucho mejor persona". Las siete mujeres y los dos hombres que a estas horas debaten el veredicto del caso Bretón nunca olvidarán esta vivencia. Yo confío en ellos y en ellas.
Hay 8 Comentarios
Thanks for the insights about José Bretón.
Publicado por: Saskia | 06/11/2013 17:18:50
Si existiera la profesionalidad, cosa de la que se carece de manera abismal, no se cometerían tantos errores.
En procedimientos de este tipo, donde intervienen tantas personas, es muy fácil equivocarse. Más aún sabiendo como suelen trabajar la mayoría. Porque hay errores que no cabe en alguna que se puedan cometer.
Publicado por: Eva PPC | 22/10/2013 12:48:20
Para todos aquellos interesados en los avances informaticos para formacion, educacion, charlas, conferencias, reuniones, ............sin limites; un gran avance de la informatica y un pequeño paso http://mundosvirtuales3d.com
Publicado por: zx-7 | 27/08/2013 18:14:53
Cuando escribo estas palabras todavía no se ha hecho público el veredicto contra o a favor de José Bretón. Todos pensaban que era cosa hecha, que el martes mismo se conocería el veredicto de culpabilidad. Algunos medios que siguen de cerca y machaconamente este caso, dieron por hecho, in situ, que en media se sabría la cosa. Han pasado 48 horas y lo que parecía pan comido se ha convertido en una de las incertidumbres más aterradoras. Estamos hablando de un padre que presuntamente asesinó a sus hijos de 2 y 6 años y luego los quemó en la finca de sus padres, con alevosía y todo lo demás. Se han presentado todas las pruebas posibles en contra del acusado. Patólogos forenses han dicho que los restos encontrados en la hoguera pertenecían a niños de esa edad. No se sabe a ciencia cierta si corresponden a sus hijos, pero que de no ser así, allí ha habido un crimen. La forense de la policía tergiversó unas pruebas cruciales, culpó a ésta del mal hacer de sus compañeros y cuando todos creían que pediría perdón por su error, cargó contra los forenses que acreditaron sus error y contra todo lo que se movía. Así pues, lo que parecía un caso resuelto, con retraso, se ha convertido en una incertidumbre por mor del jurado, que todos pensamos estaría mediatizado.
Los jueces se equivocan, los jurados se equivocan más todavía. No saben lo que es la presión de esa institución ni la acción coactiva de un defensor sin escrúpulos. Yo no creo en los jurados populares, vamos que no me pondría en manos de ninguno.
Por cierto ¿Quién juzgó a Garzón y luego acusó de prevaricación?
A Camps lo juzgó un jurado popular VALENCIANO, creo que entre ellos eran votantes del propio Camps el 80%. Nunca lo sabremos, lo que sí sabemos es que fue exculpado de todo lo evidente. Mal.
Publicado por: txarlibraun52 | 11/07/2013 19:22:17
Pienso que en este señor si no tienen pruebas no lo puedes meter en la cárcel, aun sabiéndolo no puedes hacer nada, bueno o le pueden caer muchos menos años que no los que le tocarían.
La justicia en España lo veo que esta muy mal hacen cosas que te dejan sorprendido y si hubiera algún cambio iríamos mucho mejor.
Publicado por: mobiliario de oficina barato | 11/07/2013 11:37:09
Si alguien no ha tenido ni una pizca de PIEDAD ha sido el mismo Bretón. Mal está acusar a los miembros del Jurado de carecer de ella.El acusado no consultó con nadie para hacer lo que hizo con la vida de sus propios hijos.
Publicado por: Beatriz Basenji | 11/07/2013 3:44:44
Lo único que los españoles conocemos sobre la institución del Jurado nos viene de las películas americanas. El Jurado no tiene tradición en España, y ha habido muchos casos en que las decisiones de un Jurado han tenido que ser revocadas por diferentes razones. En resumen, creo que el Jurado popular es una pérdida de tiempo y de dinero. El ámbito de la Justicia oficial, con su enrrevesada jerga y sus vericuetados entresijos, es cosa de profesionales que para ello estudian un montón de años; la única justicia popular que me parece merecedora de tal nombre es la que las víctimas pueden ejercer directamente sobre el o los victimarios, pero a eso algunos no le llaman justicia, y sorprendentemente lo consideran también un delito.
Publicado por: Jordan | 10/07/2013 22:40:34
hola, Duvi
Publicado por: Elsa | 10/07/2013 16:26:12