Casi todos hemos experimentado separaciones y rupturas más o menos buscadas, dolorosas o esperadas. Hablando de esto la otra noche, decía Pilar, una amiga mía, que lo ideal tras una relación larga es encontrar al “hombre antihistamínico”: uno que no te quita la enfermedad pero te ayuda a sobrellevarla.
(Su teoría valía para las mujeres igualmente.)
Pensándolo bien, una parte de mí reconoce que le asiste toda la razón del mundo, que el instinto de supervivencia nos lleva a este tipo de comportamientos (y a otros más tremendos) pero otra, la que aloja a mi vigoréxica conciencia, clama que semejante egoísmo no puede ser la solución porque, ¿y cuando eres tú quien se convierte -muchas veces sin siquiera imaginarlo- en esa pastillita primaveral que alivia el lagrimeo y los "picores"?
Os lo planteo porque estoy convencida de que disponéis de "soluciones de emergencia" en vuestros botiquines...