Acabo de llegar de Cool, de la fiesta que han montado para presentar el libro de Guillermo Hernaiz. Hoy seré entre cursi y canalla, culpa del alcohol... advertidos quedáis. Lo gordo es que no sólo no voy a pedir perdón, sino que voy a publicar las tropecientas fotos que dejan testimonio de un sarao que será inolvidable.
Ahora, pienso en Guillermo y me emociono, me pongo a llorar como una Magdalena. Por desgracia, visionar tanto porno no ha mermado un ápice mi sensibilidad -algo que, por otro lado, provoca que ciertos sujetos, también presentes en la sala, me hagan asomar la cabeza en el wáter y echar hasta la primera papilla, que no todo lo que alberga mi alma son emociones así, tan tiernas; pero a estos hoy no los promocionaré, sé que hay Justicia Cósmica y que llegado el oportuno momento recibirán el castigo que merecen… y, mientras, bastante tienen con esa cara que Dios les ha colocao-. A lo que iba, cuando consigo dejar de moquear a lágrima viva, enfrento el nada sencillo tema de “¿qué puedo decir de Guillermo?”, aparte, claro, de que saca otro libro, El Tercer Sexo (Ediciones B), sobre la realidad de las personas transexuales. "Soy travesti y estoy orgullosa de serlo" es la frase con la que comienza la contra del libro y una de las razones que impulsaron a Guillermo a interesarse por el mundo de las transexuales, un colectivo históricamente marginado, relegado casi siempre al mundo de la noche y de la prostitución. Tras conocer a la famosa Madame trans Lais Molina y a sus espectaculares pupilas brasileñas -en las fotos de abajo-, fue abriéndose a un mundo de cirugías, hormonas, reivindicaciones, rechazos y excesos, y se dio cuenta de que, junto a las transexuales que se sienten atrapadas en un cuerpo equivocado y desean convertirse en mujeres completas, hay un auténtico tercer sexo formado por transexuales orgullosas que se sienten mujeres con genitalidad masculina.
Con vuestro permiso, rescato un comentario que una lectora ha publicado en el post sobre "bisexualidad masculina" y que me parece estremecedor. Hay, desde luego, un enfoque menos "erótico-festivo" de las opciones sexuales y que, a mi modo de ver, coincide con el eterno límite de todas las demás libertades y sus respectivas manifestaciones: el no hacer daño al otro.
<<Buscando información sobre la bisexualidad masculina he encontrado este blogs sobre tema, el leído algunos de los comentarios y quisiera exponer no mi opinión sino mi experiencia.
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