Hacía meses que no hablaba con mi abogada –una de ellas- y hoy, borrando algunos de los cientos de sms en cadena que todos recibimos tontamente entre el 20 de diciembre y el 7 de enero, he visto el suyo, uno de los pocos que me han hecho gracia (por venir de ella, más que nada. Era el de “Si esta noche ves que Melchor se quita la ropa y se mete en tu cama… ¡a ver cómo le explicas que lo que tú querías era un “volvo”!"). Tal cual lo releía, he apretado "llamar", para ver qué tal en su universo de togas, demandas y jurisprudencia –es decir, por darme mi dosis de voyeurismo y asomarme un poco a lo que podría haber sido mi vida-.