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11 septiembre, 2008 - 09:58

Citas (y sexo) en el trabajo

El tan castizo como fulminante "donde tengas la olla no metas la p***..." se va al garete, al menos respecto de nosotros, los españoles, ya que según las cifras que publicaba un portal de empleo americano, ocupamos el tercer puesto entre los países europeos en cuanto a predisposición a mantener un affaire con compañeros de oficina. ¿Quién no se fija en el tipo más sexy del departamento o en la nueva becaria de apetitoso escote?

El Diario Madrid, hace un mes, se hizo eco de la noticia. Se puede despiezar por temas.

"Los españoles figuran entre los europeos más interesados en tener citas en el trabajo, aunque siete de cada diez tiene que “esconder” la relación, porque no es aceptada en la oficina.

En efecto, aunque se pueda llegar a hacer la vista gorda o se mantenga oculta bajo capas y capas de discreción, la mayoría de las empresas tiene entre sus normas más asentadas la de prohibir romances y relaciones entre sus empleados -recogida casi siempre a renglón seguido de la que establece que no se contratará a familiares-.

CIFRAS EN EUROPA Y EEUU
Con un 66%, los griegos lideran esta lista de los más proclives a tener un romance en la oficina, seguidos por los holandeses con un 51% y los españoles, con un 46%.

Seguramente nuestros cuartos de fotocopiadoras no alcanzan el nivel de comodidad de la suite presidencial de ningún hotel, y las salas de juntas tampoco disponen del atrezo preferido de algunos, compuesto de prendas de látex, látigos, fustas, esposas o mordazas, pero la fantasía sexual de muchos es ser descubierto, o contravenir las normas, o hacerlo en sitios donde pueden ser vistos...

Existen diversas parafilias que pueden estar relacionadas de un modo u otro con este tema. Alguna de ellas ya la hemos ido comentando. De otras pongo la breve definición que pulula sobre ellas.

Agorafilia. Exhibicionismo. Atracción por la actividad sexual en lugares públicos.
Anofelorastia. Prácticas morbosas. Excitación al profanar objetos considerados sagrados.
Autagonistofilia. Exhibicionismo. Atracción por ser visto por otras personas durante el acto sexual.
Dogging. Exhibicionismo. Excitación sexual al ser observado practicando sexo en un lugar público, o bien mirar a otros mientras lo hacen. Suele hacerse en coches y aparcamientos.
Lygofilia. Preferencias. Atracción por lugares oscuros o lúgubres.
Quinunolagnia. Excitación sexual por ponerse en situaciones de peligro.

CON QUIÉN

Por su parte, los suecos y los norteamericanos alcanzan un 40%, mientras que los más reticentes a citarse con compañeros de trabajo son los de Reino Unido (39%) y Alemania (28%).
En este sentido, los trabajadores varones españoles, holandeses y griegos son los más propensos a tener citas con superiores, mientras que en Alemania, Suecia y Estados Unidos son las mujeres las que suelen citarse con alguien de una posición más elevada.

¿Cómo leemos estos porcentajes, como que las nórdicas sí que saben o como que son los españoles los verdaderos trepas e interesados? Uhmmmm...

EL SECRETO

Sin embargo, la gran mayoría de los encuestados confiesa que mantienen esa relación en secreto. Un 93% de los holandeses tiene que esconder sus sentimientos en el trabajo, seguidos por los españoles en un 77% de los casos. Los que menos problemas tienen en "destapar" su romance son los suecos (57%).

Volvemos a lo dicho antes: en nuestro país las empresas no consideran positivo que se comparta las sábanas con quien se hace cola en la impresora. No es de extrañar que se recele de estos idilios, o que suscite preocupación que se produzcan. Las implicaciones emocionales entre empleados conllevan otras consecuencias económicas y sobre el clima laboral que no tardan en acaecer, tanto en el período de máxima euforia -durante el calentón nadie da pie con bola- como cuando sobreviene una ruptura -con lloriqueos, escenitas y desplantes-, así como por sus efectos sobre aspectos como el rendimiento, la productividad, el ambiente en la oficina...

MODUS OPERANDI
Consultados sobre dónde comienza el "ligue", los españoles prefieren las horas de descanso, los viajes de trabajo y las convenciones para iniciar el flirteo con algún compañero o compañera.

Aunque muchos responsables de recursos humanos se devanan los sesos para que la plantilla se integre, comparta metas y llegue a humanizarse el ambiente laboral, es indudable que los empleados a quienes se fuerza a jugar al paintball -recuérdese la película Casual Day-, o a permanecer encerrado con el resto de la empresa en un apartado hotel rural o en un balneario, reniegan de las convivencias. Pero qué duda cabe que cuando se sale con la gente del trabajo y se toman copas, la mayoría de las veces suceden cosas más que aberrantes y bochornosas (y ahora no aludo sólo a quien se ata la corbata a la frente y se sube a bailar a una barra).

¿HAPPY ENDING O BODA?

Si hablamos de matrimonio, sólo el 17% de los españoles apuesta por casarse con los compañeros con los que salen, pero la lista esta vez la lideran los ingleses, que aumentan esta cifra al 21%, seguidos por los alemanes en un 19%. Los griegos y los holandeses son los más contrarios a contraer nupcias con sus colegas con un 5 y 4% respectivamente."

Aquí, mi duda no es sobre si se casarían con compañeros de trabajo sino sobre si se casarían en general puesto que, habida cuenta la crisis e inestabilidad del mercado laboral -aludo a estadísticas oficiales-, el hecho de que hoy tengas un trabajo en una empresa concreta no significa nada y la circunstancia coyuntural de compartir empleador no puede ser óbice...

En definitiva, parece difícil maquillar ciertos sentimientos cuando surgen y será por eso que no nos importa echar por la borda una carrera, una familia y lo que haga falta. Qué se le va a hacer si en la violación del interdicto hallamos tanto placer (casi) como en este concreto objeto de prohibición... (esta idea os la explica mejor Adrian Sapetti). Esto, por no admitir que en sociedades desnaturalizadas como la nuestra, al final pasamos en la oficina, y rodeados de extraños, más tiempo que en nuestra casa o con los amigos y familiares. Al final, el roce hace el cariño (e invita a rozar más aún...).

Comentarios

Ya,bueno,estas cosas están muy a la orden del día.
En mi caso tengo muy pocas posibilidades de ligar en el trabajo porque nos vemos todos más como compañeros que como parejas,pero siempre pasa que por el qué dirán las parejas que se forjan en el hospital siempre se disimulan mucho.
Hace poco una amiga mía enfermera nos confesaba que llevaba 2 años con un médico de la UVI y que no nos lo dijo precisamente porque en sitios más bien cerrados como la UVI los cotilleos y las malas lenguas son aún más frecuentes e intensas que en otros sitios.De todas formas,ya lo sospechábamos,la verdad.

Por las características de mi puesto, si lo he practicado, ademas en demasía, al final el proverbio tiene razón,porque ahora, después de la separación.¿Quién la aguanta?.

Yo no puedo evitar liarme con mis compis de trabajo, ni tampoco puedo evitar intentar seducir y ligar en general. Un desastre.

Pues yo en la mia le tiré los tejos a una compañera.
El problema es que me quiere tanto que no se ve en la cama conmigo. Y es de las que dice que donde tengas la olla no metas la p.... Con la Güela tampoco y eso que sabe que le gusta.
Seguimos teniendo una muy buena relación.
El Canuit

Pues mi becaria es un feto. El de recursos humanos debería pensar en el prójimo y esas cosas cuando incorpora fichajes.

En mi oficina hay parejas que se sabe que lo son, pero que lo disimulan, muy mal por cierto.
Además está el guapo de la empresa, que se lo tiene tan creído que sería incacapaz de liarme con él. Y como en todas partes, está también la guapa, una que nos pone las tetas de plástico delante a ver si alguien no se las ha visto todavía.
Cada empresa, un mundo.

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