Se habla de “servicio social”, del “oficio más viejo del mundo”, de “mal necesario” pero, ojo, que también hay delito, y mafia, y vejaciones, y también chicas, chicos y trans que lo hacen porque les da la real gana, aunque no todos lo podamos comprender ni les alabemos el gusto… Dentro de este maremagnum hay distintas posiciones puesto que la falta de una legislación adecuada propicia las "lagunas", eufemismo que soterra: secuestro, violación, fraude fiscal, y un rico y variadísimo buffet de delitos.
“Mira, yo he estado en miles de casas de putas que te venden que son de alto standing y luego… Te venden la moto en el periódico, con unas fotos que te cagas y unas mansiones… Da igual que sea un chalet que un piso de lujo, todas te venden lo mismo y luego, llegas a la casa y es horrible. Lo primero, máximo silencio, un coñazo. Luego, cuando pasas al cuarto la impresión que te da es “Dios mío, aquí habrán entrado mil antes que yo”, da asco. En mi agencia cada habitación es de diseño, son suites temáticas. No entras y ves la cama y nada más… Cuando estás aquí lo que quieres es quedarte. Empiezas a saborear la pasta que te has gastado en el servicio. ¡Desde el primer momento estás ya satisfecho de tus quinientos pavos o lo que sea! En las otras piensas “¿Yo aquí una hora?, se me va a hacer eterno”, en la mía dices: “¿Sólo una hora? Yo aquí tengo para mucho”. Yo si pongo que vendo lujo, es que es lujo”.