Jesús A. Núñez

Boston-Chad y las dobles varas de medida

Por: | 16 de abril de 2013

Supongamos que todas las comparaciones son odiosas. Supongamos también que el valor de toda vida humana es incalculable y que, por tanto, cabe esperar el mismo nivel de esfuerzo para dignificarla y preservarla allí donde esté amenazada. Del mismo modo, supongamos que la pertenencia a una etnia determinada o la localización geográfica de cada ser humano en cualquier rincón del planeta son factores irrelevantes para activar la respuesta internacional ante situaciones de violación de derechos, insatisfacción de las necesidades más básicas o inseguridad. Ya puestos a soñar, supongamos que en la aldea global en la que vivimos hemos llegado a entender que inevitablemente nos afecta todo lo que ocurre a nuestro alrededor y que, por puro egoísmo inteligente, eso nos obliga a implicarnos en lo que ocurre más allá de nuestras propias fronteras.

Visto así, y entendiendo humanamente la respuesta emocional, política y mediática registrada tras las explosiones que han matado a dos personas y herido a más de un centenar en mitad del maratón celebrado en Boston, cabe preguntarse si se aplica la misma vara de medida a otros acontecimientos que, igualmente, deberían inquietarnos como personas y provocar la reacción de gobiernos y agencias internacionales en aras del bienestar y la seguridad de todos. Basta con tomar a Chad como uno más de los innumerables ejemplos que cabría considerar para constatar, una vez más, la injustificable selectividad con la que los medios de comunicación difunden determinadas noticias y con la que los actores políticos responden ante lo que sucede.

Sumado a muchos otros problemas pendientes de soluciones que no llegan, Chad está registrando una brutal oleada de refugiados que supera sus capacidades nacionales, en mitad de un generalizado e insoportable silencio mediático y político. Hablamos, según datos de ACNUR y la Organización Internacional de Migraciones, de unas 74.000 personas que han traspasado las fronteras nacionales en los últimos dos meses (50.000 tan solo en la última semana). Personas que tratan de escapar de la violencia interétnica que enfrenta a Misseriya y Salamat en Darfur, o de la inestabilidad producida tras el golpe de Estado en República Centroafricana (RCA).

Todo ello contando con que en diversas zonas del este chadiano ya hay malviviendo unos 300.000 refugiados sudaneses (como resultado del prolongado conflicto de Darfur) y unos 70.000 de RCA. Sin olvidar, por otra parte, que comienzan a regresar al país emigrantes chadianos que han sido finalmente liberados de las cárceles libias tras el estallido de la crisis que provocó la caída del dictador Muamar el Gadafi (unos 1.200 de momento).

Nadie puede dudar de que es necesario investigar todos los pormenores de las explosiones registradas en Boston, con idea de detener y condenar a los culpables- tanto si es un lobo solitario como si se trata (como parece más probable) de un grupo organizado-. Tampoco se puede cuestionar la atención mediática a una amenaza (terrorista) que nos afecta a todos. Pero frente al revuelo causado en ese caso, no deja de resultar triste/alarmante/escandaloso/           (espacio a rellenar por el lector) que en relación con la crisis que afecta a Chad solo organizaciones humanitarias como Médicos Sin Fronteras estén tratando de atender paliativamente a quienes acumulan hambre, enfermedades y heridas mortales ante la más absoluta indiferencia de una comunidad internacional que prefiere mirar al cielo. Un cielo que ya anuncia la llegada de la época de lluvias o, lo que es lo mismo, de mayores dificultades en menos de dos meses para ayudar de manera efectiva. ¿Le importa a alguien?

Hay 4 Comentarios

El sufrimiento y el dolor es el mismo pero son contextos con circunstancias muy distintas.
NO DEBEMOS RESIGNARNOS A VIVIR EN INSEGURIDAD SINO ELIMINAR LAS CAUSAS QUE LA PROVOCAN.
El terror ha vuelto a golpear a la democracia más grande del mundo, los Estados Unidos. Estados Unidos con todas sus imperfecciones, injusticias e incluso abusos, que en todas partes se producen, es uno de los países del mundo en el que el Estado, el Gobierno, garantiza a todos sus ciudadanos un mayor nivel de libertades y derechos fundamentales, independientemente de cual sea su condición, raza, religión, o ideología política. A pesar de ello, un país o grupo de poder ha querido, una vez más, generar terror en sus entrañas y causar dolor a sus ciudadanos a través del cruel, condenable e injustificable incidente ocurrido el 15 de abril en Boston.

De las informaciones difundidas hasta el momento por las autoridades americanas, se desprende que el atentado terrorista tiene cuatro claras características.

1ª Ha sido indiscriminado, no ha sido realizado para atacar un objetivo humano ni material concreto, sino que ha representado un ataque contra toda la sociedad americana, generando en sus entrañas terror y dolor.

2ª No ha sido reivindicado públicamente. Si su autoría se debiera a un grupo terrorista internacional en estos momentos el Gobierno americano a través de alguna de sus agencias de espionaje ya lo sabría, por tanto o lo oculta o el incidente no ha sido realizado por motivaciones políticas.

3ª Los autores de forma intencionada o no han dejado una pista, una olla llena de clavos y explosivo. Pista que probablemente permita a los investigadores descubrir a los autores materiales del incidente.

4ª Según los expertos el explosivo utilizado por los terroristas era de fabricación casera y muy baja potencia. De lo cual se deduce que los autores no querían que la utilización de un determinado explosivo de fabricación industrial condujera a los investigadores a una posible autoría, asi como que la zona de acción fuera muy amplia.

Cuando se produce un atentado terrorista que no es reivindicado lo primero que una persona dedicada al estudio de este tipo de temas piensa es que el asunto huele muy mal. Pues si no es un caso de terrorismo de Estado, lo más probable es que los autores cuentan con importantes vínculos, complicidades y apoyos dentro de la estructura de poder del Estado, deseándose mantener su verdadera autoría en secreto porque la finalidad del atentado es amenazar y, o chantajear a un ente (persona, familia, colectivo social, empresa, etc.) concreto distinto al Gobierno. Lógicamente, en esa línea, seguramente los investigadores ya se han hecho las dos preguntas de ¿Por qué las víctimas estaban en ese lugar a esa hora? ¿Había entre ellos algún vínculo, que pueda ir más allá de la pura casualidad, como puede ser su amor al deporte?.

El mundo occidental ha comenzado el siglo XXI caracterizándose por un notable aumento de la inseguridad en alguna de sus formas, inseguridad ciudadana, inseguridad jurídica, inseguridad laboral. La inseguridad a igual que ocurre con la crisis económica no es consecuencia de una catástrofe natural sino de que el poder político, el control de los gobiernos, está en manos de grupos, familias cuya ideología es partidaria de adoptar políticas y medidas que provocan una peligrosa disminución de la seguridad, favoreciendo que ocurran cosas como los incidentes de 11S de New York, 11M de Madrid, 7J, de Londres, otros de menor envergadura en Francia o el más reciente del 15 A en Boston. No debemos de resignarnos a vivir en inseguridad sino eliminar las causas que la provocan. Y para ello el primer paso debe ser eliminar de los gobiernos, democráticamente, a los dirigentes políticos que son partidarios de que los ciudadanos se resignen a vivir en un ambiente de elevada inseguridad.

El incidente terrorista del 15A ocurrido en Boston huele muy mal. Independientemente de lo que los investigadores encuentren al final del hilo, o digan a la opinión pública que han encontrado, un ataque así contra una sociedad, un drama de esta envergadura, ni reivindicado ni justificado por razones políticas, además de causar un profundo dolor en la sociedad americana, es más que probable que genere repercusiones negativas para la economía no solo de los Estados Unidos sino mundial. Lógicamente, incidentes de este tipo no justificados ni reivindicados no deben quedar sin castigo. Por ello, seguramente, en estos momentos el Pentágono y las diferentes agencias de inteligencia de los Estados Unidos tienen ya en su punto de mira el mapamundi, esperando que alguien de repuesta a la pregunta ¿What country?, algo que evidentemente no va a ser beneficioso ni para la estabilidad mundial, ni para la paz mundial, ni para la economía mundial.


Pocos sacrificios hay tan satisfactorios como alcanzar una cumbre tras dejarse el aliento. Alguien dijo que la cima es solo medio camino, cita que cobra más significado si la ruta está además salpicada con estatuillas milenarias

De forma muy curiosa ha llegado Terraria a mi poder, concretamente gracias a un concurso de 505 Games Spain a través de Twitter. Fui rápido poniendo un código...

Esta bien

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Sobre el autor

Jesús A. Núñez es el Codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH, Madrid). Es, asimismo, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Pontificia Comillas (Madrid), y miembro del International Institute for Strategic Studies (IISS, Londres). Colabora habitualmente en El País y en otros medios.

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