Jesús A. Núñez

Lieberman regresa en olor de multitudes

Por: | 15 de noviembre de 2013

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Tras 17 años de estar enmarañado en procesos judiciales, Avigdor Lieberman- ex ministro de exteriores en la anterior legislatura y líder del ultraderechista, sionista, laico y nacionalista partido Yisrael Beiteinu- acaba de protagonizar su triunfal reentrada en la escena política israelí. Una vez exonerado unánimemente de toda culpa en su último proceso por abuso de poder y fraude por los tres jueces encargados del asunto, Lieberman no solo ha vuelto a hacerse cargo de la misma cartera gubernamental, sino que apunta ya con decisión hacia su posible candidatura para liderar el gobierno en las próximas elecciones.

Cabe imaginar de inmediato que su regreso va a tener repercusión directa tanto en el panorama político israelí como en el exterior. En el primer ámbito, la prioridad más destacada de su agenda pasa por reinventarse una nueva imagen política, alejada de la que le hizo tan reconocible en su etapa anterior, fuera por sus frecuentes declaraciones xenófobas o por sus planteamientos agresivos y de fuerza con sus rivales políticos, con sus vecinos (Egipto o Irán, especialmente) y con los palestinos (incluyendo a los que tienen ciudadanía israelí). Para ello necesita echar mano de su reconocido pragmatismo, tratando de atraerse a los votantes de centro, sin los que sus opciones para sustituir algún día a Benjamin Netanyahu son escasas. Por mucho que los votantes israelíes se muestran cada día más escorados hacia la derecha, el perfil político de Lieberman todavía causa ciertos temores y eso lo excluye como un posible candidato con opciones reales de liderar un futuro gobierno. Alimentado por ese sueño cabe prever que el pragmático Lieberman llevará a cabo acciones imprevisibles que chocarán incluso con sus bases tradicionales de votantes (los judíos de procedencia soviética).

Como una señal clara de su decidida voluntad para recuperar de inmediato el tiempo perdido, ya se ha encargado de asegurar que será él quien dirija a partir de ahora las relaciones con Estados Unidos (recordando que en la anterior legislatura era Ehud Barack, en su calidad de ministro de defensa, quien las lideraba) y que también asumirá el desarrollo de las relaciones económicas con los palestinos. No parece, sin embargo, que vaya a insistir por sustraerle a la ministra de justicia, Tzipi Livni, la batuta en el desarrollo de las negociaciones con la Autoridad Palestina (nuevamente bloqueadas en su totalidad), en la medida en que su pertenencia al restringido comité de seguimiento le permite controlarlas en la práctica.

En realidad, además de competir con otros colegas del gobierno por recuperar competencias y por hacerse un hueco como referencia central más allá de sus competencias propias, su principal reto será cómo gestionar la cohabitación con el propio primer ministro. A fin de cuentas, ambos son conscientes de su propia fuerza como actores centrales en la escena política israelí y Netanyahu no parece dispuesto a facilitarle la tarea de encumbrarse como un posible sucesor.

En el exterior, Lieberman se ha apresurado a señalar que su prioridad es recomponer las relaciones con Estados Unidos. Consciente de que Israel no puede en solitario hacer frente a la amenaza que Irán representa para su seguridad, no ha tenido inconveniente en reconocer de manera abierta que sin unas buenas relaciones con Washington "es imposible maniobrar en el mundo actual". Así, se ha apresurado a tomar contacto ya con John Kerry (procurando crear una atmósfera de complicidad que nunca logró con su antecesora, Hillary Clinton) y a preparar su reentre pública estadounidense para el próximo 6 de diciembre en el Saban Center Forum. Al mismo tiempo, parece haber olvidado su antigua insistencia en acercarse a Moscú como posible baza alternativa. Y solo en tercer lugar, como si fuese un asunto menor al que solo tuviera que hacer mención de pasada, ha vuelto a reiterar que la paz con los palestinos es imposible.

En definitiva, Lieberman ha regresado fortalecido y liberado de problemas con la justicia, lo que le permite concentrar todas sus capacidades en labrarse un futuro político aún por escribir. Estamos avisados.

 

Hay 6 Comentarios

Eso, ¿a qué huelen las nubes? ¿y las multitudes?

En fin, un buen "artículo" (¿cómo denominar un post de un blog en un medio de comunicación?) empañado por un patadón al diccionario que duele a los ojos

"Consciente de que Israel no puede en solitario hacer frente a la amenaza que Irán representa para su seguridad..."
Tambien sobre esa frase se puede discutir con el autor...pero bueno...

La verdad que no entendí el título, lo de olor de ...
A lo mejor por ser vasco.
Efectivamente Mar Zamir tiene razón sobre alejamiento de Moscu, y esto por la simple razón que Lieberman sigue siendo su agente preferido en Israel - our man in TA.

Lejano esta Lieberman de "alejarse" de Moscu. Pero, por supuesto, Israel necesita a EEUU independientemente del tema Moscu.

Lo que es un atropello es "loor de multitudes". Otro nazi de la gramática metiendo la pata.

"Olor de multitudes"?? Esperemos que se hayan duchado y perfumado...

La expresión correcta sería "Loor de multitudes". Este es un error/confusión tan viejo que es realmente sorprendente que aún se cometa tal atropello a nuestro querido idioma...

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Sobre el autor

Jesús A. Núñez es el Codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH, Madrid). Es, asimismo, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Pontificia Comillas (Madrid), y miembro del International Institute for Strategic Studies (IISS, Londres). Colabora habitualmente en El País y en otros medios.

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