En un movimiento coordinado en el seno del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y Bahréin decidieron el pasado día 5 retirar sus embajadores de Catar. La visibilización de una crisis que ya se venía gestando desde hace meses puede terminar por quebrar una organización que, en realidad, nunca se ha distinguido por su eficiencia, más allá del intento de su principal impulsor (Riad) por mantener el control de la región. Ni Omán ni Kuwait han optado de momento por sumarse a esa iniciativa; mientras que desde fuera Egipto también ha aprovechado para mostrar su descontento con el emirato catarí, retrasando sine die el regreso de su embajador a Doha.