Silencio, Rajoy y Rubalcaba están en consulta

Por: Anabel Díez | 01 dic 2011

Días complicados para los periodistas ante la dificultad de contar a los ciudadanos qué pasa en el PP y en el Gobierno. Nos dicen que paciencia. En el primer caso, el tiempo está tasado, aunque no sirva de consuelo. El debate de investidura de Mariano Rajoy será el próximo 19 de diciembre y en ese acto solemne se conocerán sus planes a corto, medio y largo plazo. Y una vez que tome posesión el 22 de diciembre habrá un torrente incontenible de  información con las primeras medidas, casi todas ellas de carácter económico.  En estos días de silencio, el futuro presidente del Gobierno consulta, se reúne, medita... que sea para bien.

En el caso del PSOE también se está en período de consulta y meditación. En ese trance se encuentra Alfredo Pérez Rubalcaba, Carme Chacón y ... otros. Al menos otros dos dirigentes socialistas también están en fase de consultas, según nos cuentan quienes han sido informados directamente de estos movimientos. No quieren desvelar sus nombres, pero existir existen.  Al menos uno de ellos estaría preparado para dar el salto en el supuesto de que la ministra de Defensa en funciones, finalmente, no diera el paso. En todo caso hay un sector del PSOE que hará todo lo imposible para que Rubalcaba tenga con quien competir. Este sector cree que los delegados que acudan al congreso del PSOE del mes de febrero no obedecerán consigna alguna por lo que aunque la mayoría de los secretarios generales, o barones, estarían con Rubalcaba, no tiene garantizado el apoyo de sus respectivas federaciones.

Así paso en el congreso de Zapatero por quien nadie apostó al tener como competidor a un aparentemente invencible José Bono.Y ganó porque los delegados le prefirieron aunque fuera por poco margen. Quienes no quieren que Rubalcaba gane, a pesar del reconocimiento unánime de su valía, para dar paso a un tiempo nuevo consideran que Carme Chacón podría encarnar el cambio. Sí parece que quiere asumir el reto y por si titubea son muchos quienes la animan a que compita por la secretaría general del PSOE. Y si no, habrá otros, seguro. 

Del lado de Rubalcaba también son muchos  - de todas las edades y generaciones - que le presionan con apelaciones a la responsabilidad de no dejar al partido en su peor momento desde la recuperación de la democracia en manos de personas sin experiencia. En los primeros días postelectorales su estado anímico no era muy bueno ante la rotundidad de la derrota. Después, se ha ido animando, aseguran en su entorno.

Pero nada se sabe directamente de Mariano Rajoy ni de Rubalcaba, de los que han aparecido brevemente en público pero no se han sometido a las preguntas de los informadores para no verse en la embarazosa situación de dar la callada por respuesta.  Están en proceso de consulta, nos dicen

El ejemplo inglés

Por: Anabel Díez | 17 nov 2011

"Maldita sea, clamarán ahora muchos británicos por haberse quedado en casa cuando tuvieron la oportunidad de votar; ahora están en las calles manifestándose por los recortes". Esta es una cita que el candidato del PSOE a la presidencia del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha introducido en la recta final de la campaña. El ejemplo inglés le sirve al candidato como argumento, uno más, para tratar de llegar a la cabeza y al corazón de la legión de desafectos. Sí, los británicos castigaron duramente a los laboristas, encabezados por Gordon Brown, les retiraron el saludo y el voto y su abstención, dio paso al gobierno conservadorde David Cameron en fusión con los liberales.

Durante esa campaña, los conservadores españoles, se apresuraron a decir que el modelo Cameron era el suyo, ciertamente atractivo en su presentación. Los recortes empezaron de inmediato con una profundidad y alcance insospechado. Y dejó de ser el modelo del PP. Rajoy lo retiró de su discurso, pero Rubalcaba lo ha recuperado.

Rajoy no es Cameron pero hay una línea que les une: El misterio en sus campañas sobre el alcance de las medidas de austeridad que iban a tomar si llegaban al Gobierno. No hay maledicencia alguna al afirmar que el líder del PP mantiene en la ambigüedad los sacrificios que planteará a los españoles. Cansado de que le pregunten detalles sobre partidas y políticas concretas el líder del PP ha dado el titular: "Mi prioridad son las pensiones. A partir de ahí, habrá que recortar en todo", como dijo a EL PAÍS, además de reconocer que la gran ley de la era de Zapatero, la incorporación como derecho de la ayuda a la dependencia, "no es viable" como ha dicho en una entrevista al director de EL PAÍS.

¡Ya está, lo ha dicho, se le va escapando lo que va a hacer, y las concreciones las ponen los líderes autonómicos del PP!, exclaman alborozados en el equipo electoral del candidato socialista. El PP ha acusado el golpe y se ha apresurado a intensificar las dosis de recuerdo, como en Medicina y poner en solfa los recortes de los últimos dos años. Al final, la campaña culmina con el debate sobre los recortes. Hay una petición subliminal de todos los socialistas en campaña y de Rubalcaba particularmente cuando apelan a la necesidad de que los españoles tengan a su disposición "un PSOE fuerte". Es la llamada a los indecisos - enfadados, desilusionados, apáticos -, a que no dejen a ese partido en la indigencia parlamentaria y, por tanto,inútil para defender a sus electores ante un posible ejemplo inglés. En la recta final esa llamada ha rezumado carga dramática.

Lucha titánica por mantener el clima electoral

Por: Anabel Díez | 10 nov 2011

Debate
Los estrategas del PSOE no piden peras al olmo y procuran tener afinado el principio de realidad. Su objetivo primario, esencial, es mantener no ya tensión sino cierta atención electoral para romper esa barrera de incomunicación en la que se han situado millones de españoles con respecto a las propuestas del partido actualmente en el gobierno.  Pasados los debates, el de los dos partidos grandes y el de parte del arco parlamentario, ¿qué hacer? para que los ciudadanos a los que se dirigen los socialistas no desconecten definitivamente de la cita electoral.  Misión nada fácil. Del lado del PP, los estudios de opinión indican invariablemente que la fidelidad de voto es muy alta, altísima.

Si ha tenido alguna utilidad el debate entre Rubalcaba y Rajoy, es la irradiación de clima electoral, de comentarios sobre lo que ha dicho uno y otro o sobre lo que uno ha preguntado y otro no ha respondido. Los técnicos electorales del PSOE creen que "algo de movimiento de opinión" sí ha habido. Además, en la línea que quería el candidato: los silencios de Rajoy o las no respuestas. Mucho o poco, nada es desdeñable cuando se parte de la precaridad como es el caso del PSOE. Quienes no lo vieron sí han escuchado comentarios sobre uno y otro y estadísticamente está comprobado que algún efecto puede tener. Este es el análisis que hacen en el cuartel general del PSOE que siguen día a día la pulsión electoral. "Muy ligera", reconocen desde el lado del bloque social progresista y de la izquierda.

No se ha llegado al ecuador de esta campaña que es el momento en el que se produce el replanteamiento de las campañas. Ahora bien, no parece que Mariano Rajoy tenga ni la intención ni la necesidad de cambiar su estrategia. El candidato socialista apurará su mensaje "de salir de la crisis todos juntos" y remachar que  su adversario " no dice qué quiere hacer con este país". Lo proclama Rubalcaba invariablemente en Toledo, en Vitoria, en Pamplona, en Burgos, en Las Baleares y en todas las plazas que pisa. Él tampoco cambia. A su equipo y  a él mismo les parece suficientemente potente explicar sus propuestas económicas y la expectativa de que aún le quedan media docena de propuestas por desgranar. ¿Será suficiente para conseguir clima electoral? Lo intentará.

Aunque el PSOE denuncia que Rajoy no enseña las cartas más difíciles es constatable que no cesa en su afán de sumar votantes.El último guiño ha sido para fumadores y propietarios de establecimientos de hostelería. No se ha comprometido a cambiar la ley que prohibe fumar en locales de ocio pero ha dejado la estela de que le gustaba más la anterior norma. Para espanto de los no fumadores.

La esperanza en "el vértigo" del indeciso

Por: Anabel Díez | 04 nov 2011

La sociología electoral está repleta de previsiones incumplidas, de pronósticos fallidos. En este supuesto quiere situarse el PSOE y su candidato, Alfredo Pérez Rubalcaba. Empieza la campaña electoral y el PSOE parte como derrotado ante una mayoría desbordante del PP. Eso dicen los sondeos de cualquier instituto de opinión y también sus encuestas. No tienen otra opción que dirigirse desde ahora y hasta el último minuto al bloque de indecisos que se mantiene en torno a los tres millones de ciudadanos.

Estos indecisos, desafectos o enfadados con el PSOE no forman un colectivo homogéneo sino que se subdividen en posiciones diferentes, según reconocen en el comité electoral de este partido. Se detecta a los que dudan en votar al PSOE o no votar a nadie; los que no saben si apoyar al PSOE o a Izquierda Unida y, por último, quienes no tienen claro si votarán a los socialistas o a UPyD. Por primera vez desde hace muchos años, también se ha producido trasvase de votos del PSOE al PP, pero estos ya figuran desde hace meses en la bolsa de votantes del partido de Mariano Rajoy; con ellos ya no se cuenta.

¿Qué puede hacer Rubalcaba para convencer a los citados indecisos, en cada una de sus variantes, para que le voten?. Difícil tarea, pero lo intentará. Día a día el candidato tratará de mover ese voto enfadado con el argumento de que, a pesar de los errores del gobierno al que ha pertenecido hasta hace un trimestre, la crisis es de tal calibre y con unas características tan globales que ningún gobierno podría haberla parado. Y el futuro no será igual si gobierna el PP o un partido de corte clásico socialdemócrata. Estas serán las líneas de campaña iniciales, según nos cuentan en su entorno. También apelan, esta vez bajito, a un deseo. Podría pasar que ex votantes socialistas sientan una especie de vértigo político ante la posibilidad de que el PP tenga todo el poder en España: el central y el autonómico. Sin contrapesos o muy livanos. En todo caso, si así sucede, lo habrá querido democráticamente la ciudadanía.

 

A Bandrés, in memoriam

Por: Anabel Díez | 28 oct 2011

Bandres1

Foto: Marisa Florez

La trayectoria de Juan Marí Bandrés, sus méritos, su peripecia, su evolución,  se está contando con mucho rigor y fundamento por colegas y políticos que le siguieron muy de cerca, sobre todo en el País Vasco. Sin duda es lo que más interesa. Hace una semana ETA comunicó el cese de la violencia por la que tanto había clamado, como ha recordado el diputado socialista vasco Txiki Benegas.
Pero yo quisiera resaltar otros aspectos del personaje, vinculados  a su indesmayable defensa de los derechos humanos y a sus posiciones siempre alerta ante cualquier atisbo de menoscabo de la democracia.

El recuerdo que tengo de Bandrés coincide con los primeros años de mi vida profesional cuando me instalé en el Congreso de los Diputados ya que los periodistas pasábamos allí todas las horas del día. La calidad política del personaje era indudable. Nos preguntábamos entonces cómo era posible que solo un diputado, en nombre de Euskadiko Ezkerra, tuviera la capacidad  de concitar la máxima atención, se tratara del tema que se tratara.  Su verbo pausado, sin estridencias, conseguía calar en todas las bancadas del hemiciclo. A Bandrés se le escuchaba en silencio. No había murmullos.

Cierto es que su afabilidad con los periodistas le hacía especialmente atractivo pero, sobre todo, nunca defraudaba. Lo que decía no era vulgar y se salía de las declaraciones al uso para salir del paso. Hacía las delicias de los compañeros de radios y televisiones "¡Qué buen corte tenemos de Bandrés!", se escuchaba con harta frecuencia. Es verdad que su mayor lucimiento se producía cuando hablaba de derechos fundamentales y democráticos porque esa pasión por la libertad era su mayor seña de identidad. En el momento de rendirle homenaje  he recordado una anécdota suya que nunca he olvidado.

Corrían los primeros años 90 y arreciaba en España el desencanto  por la cadena de casos de corrupción, que unido a un desempleo brutal, hacía de los políticos una clase poco apreciada por los ciudadanos. El “todos son iguales”,  hizo fortuna. Bandrés combatía esa especie como podía. Por ejemplo, en los taxis. “Hoy tengo el record; me he bajado de tres taxis”. Esto nos dijo el diputado vasco a un grupo de periodistas con los que se topó a la entrada del Congreso. ¿Cómo?, le preguntamos. Se trataba de los siguiente: Cuando Bandrés se acomodaba en el taxi e indicaba que se dirigía al  Congreso de los Diputados, comenzaba la catarata de descalificaciones: “Pues vaya, va usted a esa cueva de ladrones y maleantes…..”.  El parlamentario trataba de convencer al conductor de que esa perspectiva no era correcta, siempre con la mesura que le caracterizaba. Pero el taxista no tenía intención de enmendarse. La respuesta de Bandrés no se hacía esperar. “Por favor, pare que me bajo”. Y así hasta tres veces en un día, nos contó. La democracia hay que mimarla aunque tenga excrecencias que hay que eliminar, nos decía Bandrés, un demócrata radical. Descanse en paz.

Nosotros también empezamos antes

Por: Anabel Díez | 26 oct 2011

Rubalcaba

Nosotros hemos decidido empezar a comentar los avatares de las elecciones antes de lo que marca la ley. Ellos, los protagonistas, también lo hacen. Salvo pedir el voto directamente, para no recibir una amonestación de la Junta Electoral Central, están hasta el cuello sumergidos en la vorágine electoral. Vamos a seguir y a contar la actividad (frenética) del candidato del PSOE a la presidencia del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba. Empezó la carrera va ya para casi cuatro meses y, como dicen sus allegados, no ha descansado ni un solo día. Eso no debe ser bueno, pero él dice que es su trabajo y su responsabilidad.

En efecto, si Rubalcaba tuviera tarjeta de presentación pondría "candidato" porque se despojó de la Vicepresidencia Primera del Gobierno y de la titularidad del Ministerio del Interior para ostentar este trabajo en exclusiva, que concluye a las 20.00 del 20 de noviembre cuando se cierran las urnas. Hasta entonces su despacho está en Ferraz, 70, sede federal del PSOE de Madrid, y sus asistencias materiales son las que su partido pone a su disposición. Igual que Mariano Rajoy, ¿no? Pues no. El candidato del PP a la Presidencia del Gobierno es el líder del partido, en tanto que en el PSOE hay un secretario general, José Luis Rodríguez Zapatero, que voluntariamente ha dado varios pasos atrás para que el candidato tenga todo el protagonismo. Rubalcaba tiene la suerte de que todo el partido, o casi todo, le reconoce el liderazgo y el protagonismo.

Pero la situación es extraña. La campaña discurre con el intento de Rubalcaba de que se hable de asuntos concretos y él hace lo que puede al poner sobre la mesa propuestas, sugerencias y líneas de actuación, en tanto que su principal adversario, de momento, elude el enfrentamiento y son otros los que llevan la ofensiva. Y, además, ha irrumpido ETA con el anuncio de cese de la violencia. La noticia más esperada por millones de ciudadanos ha llegado al comienzo de esta campaña y hay emoción, y también dolor, y, sobre todo, satisfacción. Por fortuna los dos candidatos de los dos principales partidos están en sintonía. El asunto se ha colado de lleno en esta campaña rara y aún está por ver si quiere quedarse todo el tiempo o pasará a un plano colateral. De momento, los informadores no paramos de preguntar si será tema de campaña. Todos aseguran que no, pero de momento los síntomas son de lo contrario. ¿Pero tendrá impacto electoral el cese de la violencia de ETA? Seguro que ya hay encuestas en marcha.

Sobre el autor

Anabel Díez

. Soy periodista de información política de El País y paso la vida entre el Congreso, el Senado y la sede del PSOE, de la calle Ferraz 70 de Madrid. Antes de centrarme en la actividad de los socialistas he seguido la información de la mayoría de las fuerzas políticas. Me interesa la vida política e institucional para poder contarla ya que tengo este oficio privilegiado. Trato de hacerlo sin prejuicios, sin filias ni fobias y sin afán inquisidor. Sólo periodismo.

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