Esta misma semana se publicaban las Cuentas Financieras de la Economía Española correspondientes al tercer trimestre de 2013, y en las mismas se pone de manifiesto una importante mejora en la posición financiera de las familias. Concretamente, en el balance consolidado de los hogares españoles cabe resaltar el incremento en los activos financieros (60.000 millones) en los 9 primeros meses del año, y el descenso de los pasivos financieros (40.000 millones) en el mismo periodo, produciendo una mejora en la posición financiera neta de casi 100.000 millones en los tres primeros trimestres del año.
Esas son cifras representativas de un importante desahogo para las familias españolas y, unidas al favorable comportamiento del mercado laboral en la segunda mitad del año, sin duda han debido actuar como elementos dinamizadores de una mayor propensión al consumo, como efectivamente anticipan las estimaciones del Producto Interior Bruto en los meses finales del año.
Pero más allá de esos innegables efectos sobre las magnitudes macroeconómicas, merece la pena analizar con algo más de detalle las cuentas financieras de los hogares, en su doble perspectiva, de flujos y de stock, para tratar de extraer algunas interesantes conclusiones sobre el comportamiento financiero de las familias.
En el lado del pasivo el ejercicio es extraordinariamente sencillo, por cuanto los flujos realizados por las familias españolas en agregado, consistentes en reducir deudas en unos 40.000 millones, se traducen en que el endeudamiento total baja desde los 900.000 millones que había al cierre de 2012, hasta los 860.000 millones vigentes al cierre del tercer trimestre de 2013, una reducción ciertamente significativa, y aceleradora del proceso de desapalancamiento en que se hallan las familias desde 2009.
Menos obvios resultan los análisis en el caso de los activos financieros de las familias, por cuanto en los mismos se han producido intensos movimientos de trasvase entre diferentes categorías, así como efectos asociados a la valoración de los activos, especialmente de aquellos que cuentan con precios de mercado de forma recurrente.
Si analizamos en primer lugar la adquisición neta de activos financieros, ésta es prácticamente nula para el agregado de los tres trimestres, esto es, las familias no han generado prácticamente nada de ahorro financiero, aunque sí que han llevado a cabo intensos trasvases entre diferentes instrumentos de ahorro. Concretamente, han desinvertido casi 35.000 millones de valores distintos de acciones (fundamentalmente pagarés bancarios), y 5.000 millones de cuentas a cobrar, comerciales o no comerciales. Con esas desinversiones han financiado inversiones dedicadas a suscribir depósitos (15.000 millones), suscribir fondos de inversión (10.000 millones), suscribir fondos de pensiones o pólizas de seguros (5.000 millones), y comprar acciones (10.000 millones). Dichos flujos agregados de inversión o desinversión aparecen resumidos en la primera columna del cuadro siguiente.
La segunda columna, por su parte, muestra la variación de la posición en cada instrumento, con una variación agregada de 60.000 millones. En tanto en cuanto no ha habido flujo neto inversor ni desinversor, la totalidad de esa variación neta es atribuible a un efecto de valoración de los activos, siendo ese el ejercicio de extrapolación que realizamos en la tercera columna. Tanto los fondos de inversión, como los fondos de pensiones (y/o seguros), así como las tenencias de valores de renta fija, han aportado a las familias españolas unas revalorizaciones agregadas de unos 5.000 millones en cada una de esas tres categorías.
Pero donde verdaderamente han obtenido las familias una fuente importante de revalorización es en sus tenencias de acciones, que les han aportado casi 45.000 millones de mayor valor, hasta alcanzar casi 415.000 millones en valor agregado de la cartera de acciones detentado por las familias al cierre del tercer trimestre.
En este sentido, conviene incorporar un matiz, para no caer en la tentación de concluir de ello que España es un país de familias especialmente activas en Bolsa. De esos 415.000 millones de euros que las familias poseen en acciones, tan sólo un tercio corresponden a empresas cotizadas, mientras que dos tercios corresponden a no cotizadas, integrándose en dicho epígrafe, entre otras cosas, las empresas unipersonales asociadas a los casi tres millones de autónomos existentes en nuestro país.
En una proporción similar, los anteriormente mencionados 45.000 millones de revalorización que cabe inferir de las tenencias de acciones por las familias también proceden, aproximadamente, un tercio de las acciones cotizadas y dos tercios de las no cotizadas.
Hay 1 Comentarios
Me gustaría saber si quienes están en mejor posición financiera son de clase alta o baja.
Les dejo un artículo sobre un sistema económico alternativo con el que se experimenta en varios municipios en Europa (creo que unas 10 en España). Un sistema económico con una configuración financiera cuyos incentivos no son meramente económicos, sino también éticos.
Pinchen mi nombre si les apetece leer.
Publicado por: Sony Sato | 24/01/2014 11:26:30