EL BCE acaba de publicar el destacable informe Banking Structures Report en el que, como en otros años, analiza la situación y los cambios operados en la estructura de mercado del sistema bancario de la eurozona. Déjenme que, como aperitivo y para contextualizar la copiosa información que sobre la salud del mismo hará pública este próximo fin de semana[1], desgrane a partir de dicho informe algunas observaciones que al respecto de dicha estructura me parecen más que interesantes.
- A finales de 2013 el censo de entidades bancarias de la eurozona era de 5.948 habiéndose reducido en más de 700 las existentes en 2008, al inicio de la crisis. Durante ésta se aceleró el proceso de concentración, pero de forma heterogénea por países y, en cualquier caso, dominando la integración de entidades locales dentro de cada uno de ellos.
- El volumen de activos bancarios se redujo un año más en este periodo; hasta 26,8 billones de euros desde los 33,5 billones de 2008. Esta reducción ha estado impulsada por la “limpieza” de los balances bancarios y por el proceso de desapalancamiento en el que ha estado inmerso el sector. Curioso es que buena parte de la reducción, nada menos que un 50% aproximadamente, está relacionada con la contracción de las posiciones en derivados mantenidas por grandes entidades muy orientadas a la banca de inversión (y muy localizadas en algunos países, Alemania singularmente).
- Es obvio que estamos extremadamente lejos de un verdadero mercado bancario integrado en la eurozona. Basta poner de manifiesto que en los cinco países donde se concentra el 80% de los activos de la eurozona (Alemania, Francia, Italia, España y Holanda) el mercado está dominado completamente por bancos locales. Estos acaparan, sin excepción, en torno al 90% de los activos bancarios de cada país. Por añadidura, los modelos de negocio (particularmente los minoristas) difieren sustancialmente entre ellos: a) grandes diferencias en cuanto al censo bancario (1.734 entidades en Alemania por 204 en España, por ejemplo), b) también en el grado de concentración en número de operantes (31% del total de activos las cinco primeras entidades alemanas, por el 56% de las cinco primeras españolas), c) los ratios relativos de número de oficinas (2.271 personas “atendidas” por cada una en el primer caso por 1.362 en el segundo) y, finalmente, d) ratios de empleados donde, por el contrario, la población o el volumen de activos por cada uno son significativamente menores en Alemania que en España.
- Junto a estas notables diferencias estructurales, que se reflejan en la composición de balances, ratios de eficiencia y cuentas de resultados dispares, en la que desde luego incide también poderosamente la situación diferencial en términos de coyuntura económica de cada país, conviven sin embargo tendencias comunes en la mayoría de los sistemas de la eurozona. Piénsese por ejemplo en la progresiva reducción de la dependencia de la financiación mayorista frente al aumento de la financiación vía depósitos de la clientela, la mejoría relativa de los márgenes y de la eficiencia o el aumento significativo de los niveles de solvencia (hasta niveles cercanos al 13% desde niveles cercanos al 8% en 2008) merced tanto a la reducción de los activos ponderados por riesgo como al aumento del capital.
La regulación y supervisión común de las entidades bancarias del área probablemente ayuden a intensificar algunas de estas y otras tendencias comunes, pero no es menos cierto que pervivirán aún durante mucho tiempo algunas de las diferencias idiosincráticas nacionales apuntadas. Todavía están por ver verdaderos procesos de concentración transnacionales dentro de la eurozona que propicien que los servicios bancarios dentro de la misma se presten de manera más permeable, común e integrados.
Acabará formando parte de las “preocupaciones” del nuevo supervisor compartido, el BCE. No obstante, es difícil que su atención inicial vaya más allá de velar por la salud de las distintas especies que ahora conforman la fauna bancaria bajo su supervisión. De dicha salud, por cierto, este próximo domingo conoceremos un rico diagnóstico individual referido a los 123 bancos mas representativos, bancos que acumulan el 85% de los activos del área.
[1] Resultados del ejercicio de revisión de la calidad de los activos y de las pruebas de estrés a las que han estado sometidos los principales bancos estos últimos meses, antes de que el BCE asuma sus nuevas funciones de supervisor bancario.
Hay 1 Comentarios
El seguimiento que tendrían que hacer los reguladores europeos sobre toda la banca tendría que ser constante, y tendría que ser una supervisión activa, no solo prestar atención cuando los problemas son ya crónicos.
Publicado por: Marcos Perz | 18/12/2014 9:56:50