Como anticipábamos en una entrada previa en este mismo blog de hace casi un año, las finanzas de los hogares ya entonces comenzaban a experimentar una importante mejora motivada tanto por una incipiente revalorización de sus activos financieros como por una reducción de sus pasivos.
Bien, pues esa tendencia se ha acelerado notablemente durante todo el año 2014, como se desprende de las recientemente publicadas Cuentas Financieras de la Economía Española. Junto a una clara mejoría de las finanzas familiares, queremos destacar una tendencia subyacente: su creciente desbancarización al reducirse el peso relativo de los activos y pasivos cuya contrapartida directa son entidades de crédito.
La posición financiera neta –entendida como diferencia entre activos financieros y pasivos financieros- de los hogares españoles registraba en el conjunto de 2014 una mejora de 120.000 millones, la más elevada desde el inicio de la crisis: es resultado de la combinación de un incremento de 97.000 millones en sus activos financieros y de una reducción de 23.000 millones en sus pasivos.
Tanto una como otra cifra encierran dentro importantes movimientos, que reflejan preferencias cambiantes por uno u otro tipo de activos o pasivos, y mayor o menor sensibilidad a asumir riesgos de variación de valor en dichas posiciones.
El más claro es, sin duda, el que tiene lugar dentro de los activos financieros, reflejando decisiones tomadas por los propios hogares así como efectos derivados de la valoración de sus activos. En el primer caso, los hogares han llevado a cabo un intenso desplazamiento del destino de sus activos, reduciendo en 12.000 millones sus ahorros en depósitos bancarios al tiempo que incrementaban en cerca de 50.000 millones sus inversiones en vehículos como fondos de inversión y fondos de pensiones, seguros, o incluso compra directa de acciones. Pero, a su vez, el hecho de que estos instrumentos se hayan beneficiado de un muy positivo comportamiento en los mercados de valores –tanto de renta fija como de renta variable- ha permitido añadir otros 55.000 millones por efecto valoración de las inversiones previamente existentes.
El resultado agregado es que las tenencias de instrumentos no estrictamente bancarios en los activos financieros de las familias se incrementa en más de 100.000 millones, al tiempo que se reducen las materializadas en depósitos bancarios y efectivo, incidiendo en el claro proceso de “desbancarización” de los hogares españoles ya mencionado.
Pero no sólo en el lado de los activos ha tenido lugar ese proceso, sino también en el de los pasivos de los hogares. Estos han reducido en casi 34.000 millones el saldo vivo de sus préstamos bancarios –hasta un importe de 748.000 millones- al tiempo que incrementaban en más de 11.000 millones, hasta 61.000 de saldo vivo, el epígrafe de “otras cuentas pendientes de pago”, en el que se incluye fundamentalmente deudas comerciales, y aplazamientos de pagos en general.
Valga, en todo caso, un matiz final a esas cifras. La mencionada desbancarización, sobre todo en el caso de los activos financieros de los hogares, es solo relativa, dado que los instrumentos en los que se materializa el ahorro financiero –fondos de inversión y de pensiones, sobre todo- están mayoritariamente gestionados por las propias entidades bancarias. De hecho, no es muy aventurado afirmar que, en buena medida, son ellas las inductoras del desplazamiento del ahorro de los hogares desde depósitos hacia fondos y otros vehículos de inversión.