En anteriores entradas de este blog comentábamos la consolidación de la mejora de los resultados del sector bancario español en el año 2014, si bien hacíamos algunas matizaciones respecto a la rentabilidad de los accionistas (ROE, por sus siglas en inglés). Y es que las mayores exigencias de solvencia establecidas por Basilea III elevan considerablemente la cantidad y la calidad del capital con el que tiene que operar el sector, lo que sin duda dificulta la generación de rentabilidades estables por encima de los dos dígitos similares a las del periodo previo a la crisis. Por supuesto, sin perjuicio del aumento que cabe anticipar sobre los niveles actuales como consecuencia del logro de un crecimiento económico más sostenido.
ROE del sector bancario español
Fuente: Banco de España y Afi, Taller de Banca, mayo 2015
Precisamente, y al respecto, en el último Taller de Banca organizado por la Escuela de Finanzas de Afi la pasada semana analizamos la sensibilidad del ROE a algunos parámetros determinantes de la rentabilidad bancaria: apalancamiento del sector, coste del riesgo (provisiones que deben realizar), diferenciales de crédito y gastos de explotación. Para ello, tomamos como punto de partida la cuenta de resultados del sector bancario español de 2014 y medimos el impacto que tienen en dichos resultados alteraciones en cada uno de los citados parámetros (ceteris paribus el resto de ellos).
De dicho análisis se infiere, como se refleja en la tabla posterior, lo siguiente:
- Apalancamiento: a cierre de 2014, el peso del capital sobre los activos totales era del 7,8%, un 46% superior a nivel de 2006 cuando suponía sólo el 5,5%. De haberse mantenido la proporción de capital de 2006, el ROE de 2014 habría sido 2,3 puntos porcentuales superior al registrado.
- Coste del riesgo: la disminución de la morosidad (-12%) registrada en 2014 no ha sido suficiente para situar el coste del riesgo, medido como el cociente entre las provisiones por deterioro y el crédito, en el nivel medio del periodo 2000-2007 (0,43% del crédito frente al 0,89% de 2014). El impacto positivo en ROE de la reducción a poco más de la mitad del coste del riesgo es de 2,9 puntos porcentuales, magnitud que refleja la elevada sensibilidad de la rentabilidad del sector a la calidad de los balances bancarios.
- Diferenciales de crédito: el margen de maniobra de los gestores sobre la rentabilidad del crédito se ciñe básicamente a los diferenciales aplicados a las nuevas operaciones de crédito. Las políticas monetarias del BCE y la mayor presión competitiva provocaron que las entidades empezaran a reducir los diferenciales del nuevo crédito a mitad de 2014 para no perder cuota de mercado. Si los spreads aplicados a las nuevas formalizaciones hubieran sido 100 puntos básicos superiores el impacto estimado en ROE hubiera sido de 1,8 puntos porcentuales. Es decir, el ROE del sector habría sido de un 7,3% en lugar del 5,4% registrado en 2014.
- Gastos de explotación: la caída de los gastos de explotación en 2014 fue de un 2,6%, si bien en términos relativos aumentaron ligeramente por el descenso de los activos totales. Si los gastos de explotación se hubieran situado en torno a 0,82% de los activos totales medios, es decir, 10 puntos básicos por debajo de la cota registrada en 2014, el impacto positivo en ROE hubiera sido de 1,1 puntos porcentuales.
Análisis de sensibilidad del ROE.
Fuente: Afi, Taller de Banca, mayo 2015
Obviamente el análisis anterior es un mero ejercicio teórico de los convencionalmente denominados “what if…” o “que habría pasado si …”. La probabilidad de cumplimiento de cada una de las premisas consideradas es, sin embargo, bien diferente, de tal modo que:
- El apalancamiento no volverá a niveles inferiores, sino mas bien todo lo contrario, como consecuencia de la tendencia regulatoria.
- Los diferenciales crediticios no aumentarán, sino probablemente también todo lo contrario, por el propio proceso generado por la dinámica competitiva en un contexto de mayor normalización de la actividad económica.
- Sí queda margen, en cambio, para la vuelta a estándares más reducidos en la evolución del coste del riesgo, aunque alcanzar los niveles medios de 2000-07 sea una visión demasiado optimista.
- También hay margen para la reducción de los gastos de explotación, pero esta posibilidad es quizás ya menos destacada después de la importante reestructuración que ya ha acometido el sector. No obstante, el crecimiento del negocio al calor del aumento de la actividad económica ayudará a reducir esta ratio así como a mejorar algunos márgenes por otras vías.
Por tanto, parece difícil, como hemos anticipado al comienzo de este post, que la banca española en su conjunto pueda definir en estos próximos años rentabilidades superiores a los dos dígitos.
(*) Junto con Itziar Sola, analista de banca en Afi
Hay 0 Comentarios