La rentabilidad (ROE) del sector bancario español se ha reducido del 12,1% al 5,3% en seis años, fundamentalmente por las mayores exigencias de capital. Y gracias. Esta fuerte caída no ha sido superior gracias a las políticas monetarias del BCE. La laxitud monetaria de los últimos años ha beneficiado sustancialmente a los sistemas bancarios periféricos, entre ellos el español. Además de abaratar la financiación, ha contribuido a incrementar significativamente los resultados obtenidos por las tenencias de renta fija, tanto por intereses devengados como por las plusvalías generadas por la venta (ROF), que han compensado parcialmente los elevados saneamientos derivados del deterioro del balance. El gráfico siguiente es bien ilustrativo.
ROE del sistema bancario español
Fuente: Afi, Banco de España.
Pero si bien los mayores requerimientos de capital han venido para quedarse, es difícil que los resultados de las carteras de renta fija de los últimos años se repitan en el corto plazo. De hecho, las plusvalías latentes de dichas carteras se han reducido a más de la mitad en lo que va de año. Por tanto, el sector bancario ha de buscar fuentes de rentabilidad recurrentes. Y aquí no hay duda. La principal actividad de inversión del sector es la concesión de crédito. Como ponía de manifiesto el último Global Financial Stability Report del FMI, aunque en los últimos años ha mejorado la base de capital de los bancos a nivel global, la capacidad de prestar sigue siendo limitada, lo que condiciona las expectativas de rentabilidad de aquéllos.
Dado que uno de los principales lastres de capacidad para conceder crédito y, por ende, de la rentabilidad de la banca española es la acumulación de activos improductivos en balance (238.000 millones de euros a junio de 2015 entre crédito dudoso y activos adjudicados, con una cobertura media del 44%), en el último “Taller de Banca” organizado por la Escuela de Finanzas de Afi presentamos una estimación del impacto potencial de dichos activos en el ROE del sector. El cálculo es bien sencillo. En su situación actual, la rentabilidad es nula, cuando no negativa (por los gastos de gestión y mantenimiento asociados), y además requieren más capital. Asumiendo que se vendiesen a valor neto contable (hipótesis algo optimista dado que algunos activos podrían estar contabilizados por encima de valor de mercado), y que la liquidez podría reinvertirse en crédito a hogares y a pymes, el sector podría obtener anualmente una rentabilidad media del 3% por estos activos y además se ahorraría las provisiones asociadas a los mismos, que estimamos en un 10% de su valor neto contable, es decir, unos 13.000 millones de euros. En definitiva, los activos no rentables podrían estar reduciendo la rentabilidad anual del sector hasta en 5,4 puntos porcentuales: 1,2 puntos por la menor generación de ingresos financieros y en unos 4,2 puntos por las provisiones por deterioro.
Para mejorar la rentabilidad del sector será necesario acelerar la digestión de estos activos improductivos. No es nada fácil, en este contexto, que podamos ver que el ROE del sector alcance el doble dígito en los próximos años.
(*) Elaborado junto con Itziar Sola, Consultora de Banca en Afi