Es lugar común la asunción de que el negocio bancario no es “negocio” en la actual situación: en muchos países, también en España. Las cifras así lo evidencian. El ROE del 4,3% obtenido por el sector en 2015 por sus negocios en España, que se deduce de las cifras recientemente publicadas por el Banco de España, está muy por debajo de cualquier nivel de referencia razonable del coste del capital. Ni que decir tiene que esta es la razón básica por la que, salvo por pocas excepciones, las valoraciones de mercado de las entidades no llegan a alcanzar siquiera sus valoraciones contables.
Más aún, la rentabilidad global del negocio en España ha caído prácticamente un punto en este último año de robusto crecimiento del 3,2% de la economía española. Dicho de otro modo: ni siquiera este notable impulso de la actividad y de la creación de empleo en nuestro país, superados ya los años del periodo recesivo en los que las entidades hubieron de realizar provisiones extraordinariamente elevadas, está permitiendo alcanzar niveles de rentabilidad mínimamente aceptables.
De los factores que están determinando esta insuficiente rentabilidad es muy ilustrativo el gráfico adjunto. En él se presentan de forma acumulativa los factores explicativos del cambio en los niveles de rentabilidad entre los años 2008 y 2015 analizados de forma estanca. En 2008, año de inicio de la crisis, el ROE se situaba en el 10,6% (ya inferior a los años de euforia previa), lo que contrasta en todo caso con el poco más del 4% actual.
Fuente: Afi a partir de datos del Banco de España
¿Qué factores han impactado negativamente en la rentabilidad en esta comparativa?
- Las mayores exigencias de capital a las que se ha visto sometido el sector promovidas tras la dura experiencia de recapitalizaciones y rescates públicos durante la crisis. Los mayores niveles de capital actuales (el denominador de la ratio de rentabilidad) explican más de dos puntos del descenso.
- A ello se suma la mucha menor contribución del margen de intereses, lo que explica, aún más, casi cuatro puntos. Las razones últimas son los extraordinariamente bajos tipos de interés vigentes (a los que son más sensibles la cartera crediticia referenciada a tipos variables que los depósitos minoristas), así como la reducción de las carteras crediticias como consecuencia del proceso de desapalanacamiento que aún se sigue produciendo.
- El menor nivel de las comisiones, lo que está asociado también a los todavía menores volúmenes de negocio bancario, drenaría adicionalmente más de un punto del ROE de referencia de 2008.
- El agregado de ingresos por dividendos y resultados de operaciones financieras (ROF) drenan finalmente algo más de un punto.
¿Cuáles positivamente?
- Básicamente, la reducción de los gastos de explotación como consecuencia de los procesos de integración y reestructuración orientados al aumento de la productividad y la eficiencia. Esta reducción de gastos es importante, por cuanto contribuye de forma permanente al aumento de la rentabilidad del sector, aunque los menos de dos puntos de ROE que suponen son insuficientes para compensar el efecto de los factores negativos.
- Las menores dotaciones por deterioro de los activos bancarios que ya se están realizando frente a las de 2008, también tienen un impacto positivo, aunque casi testimonial. Nótese que nos referimos a la comparación estanca de 2015 frente a 2008, porque es obvio que las pérdidas por deterioro durante el periodo de crisis han sido sustancialmente superiores.
El efecto neto es por tanto una pérdida neta de ROE de algo más de seis puntos como puede observarse en el gráfico. Esta pérdida es extraordinariamente difícil de recuperar en el actual contexto en el que a) la banca deberá seguir aumentando su dotación de capital tras los cambios regulatorios, b) la política de tipos cero ha venido para quedarse durante una larga temporada, c) el proceso de desapalancamiento seguirá lastrando el aumento del volumen del negocio y d) la capacidad de generación de ROF y dividendos es muy limitada.
Cierto es que cabe asumir progresos adicionales en las ganancias de productividad y de eficiencia del sector, pero debe llamarse la atención de que su muy positiva aportación es limitada en todo caso. Al fin y al cabo, el proceso de concentración y reestructuración de la banca española, el mayor de la historia y que se ha traducido en una reducción de su capacidad (personas y oficinas) de en torno al 30%, “sólo” ha contribuido en menos de un 2% a mejorar el ROE.
Probablemente se reactive de nuevo el proceso de concentración y reestructuración bancaria, pero aun así es improbable, no obstante, que la rentabilidad del negocio bancario en España vuelva a alcanzar los dos dígitos en estos primeros próximos años.
Hay 0 Comentarios