La economía española cerró 2016 con un desempeño destacado en cuanto a crecimiento económico y creación de empleo, a pesar de mantener algunos desequilibrios estructurales evidentes. Por segundo año consecutivo se expandió a tasas superiores al 3% (más del doble que la eurozona), con un aumento del empleo superior al medio millón de personas. Dicha circunstancia ha facilitado un entorno mucho más propicio, que no quiere decir fácil, para un mejor desarrollo relativo del negocio bancario en nuestro país que en el de los países de nuestro entorno. Tanto más, porque a diferencia de algunos de ellos, ya se había producido en España en años anteriores un proceso de consolidación y reestructuración sectorial de envergadura.
No es menos cierto sin embargo que la banca española ha tenido que licuar (todavía ha de seguir haciéndolo) a) una situación de alto grado de apalancamiento de su clientela, b) un almacén no despreciable de activos improductivos en sus balances (aun cuando en este caso se dio un paso importante con la creación de la SAREB) y c) una pesada mochila de conflictos con sus clientes relacionada con algunas prácticas cuestionables que han enjuiciado los tribunales (las cláusulas suelo han sido las últimas).
Los gráficos adjuntos muestran hasta qué punto el comportamiento relativo de la banca española en los últimos trimestres, complicados para el conjunto de la banca europea, destaca favorablemente. El primer conjunto gráfico recoge la evolución individualizada de los principales bancos cotizados en los cuatro grandes países de la eurozona. El sector bancario de todos ellos sufrió la fuerte presión bajista de la primera mitad del pasado año, que alcanzó su momento más virulento con el resultado del brexit, seguida hasta la fecha de una recuperación, aunque muy diferenciada. De esa desigual recuperación de la valoración bursátil de las principales entidades es exponente el hecho de que todos los bancos italianos y alemanes definen caídas respecto a hace un año de más de dos dígitos (y dramáticas en algunos de los casos). Por el contrario, los tres principales bancos franceses exhiben un balance neto positivo en este mismo periodo que también se produce en la mitad de los españoles, mientras que las caídas de la otra mitad (salvo por el caso del Banco Popular) son significativamente inferiores a la de los bancos italianos y alemanes. La no resuelta crisis bancaria transalpina, así como el foco que dicha situación ha puesto en la situación de baja productividad y eficiencia de la alemana, subyacen en este comportamiento.
El segundo conjunto de gráficos, que recoge la evolución y situación actual de la capitalización bursátil individualizada de cada entidad relativa a sus respectivos valores contables, sugiere también algo parecido, pero revela algo más. En primer lugar que la banca alemana e italiana (en este caso, salvo Intesa y Mediobanca) definen ratios de valoración (0,3x) prácticamente incompatibles con unas condiciones razonables para la captación de capital en los mercados. En segundo lugar, que la banca española (excluyendo al Banco Popular) continúa siendo la más valorada (ratios de 0,8x), incluso ligeramente por encima de la francesa cuyo comportamiento bursátil ha sido, como comentábamos anteriormente, algo mejor en los últimos trimestres.
En todo caso hay poco lugar para la complacencia. Los resultados de 2016 que las entidades harán públicos en estos próximos días arrojarán unos niveles de rentabilidad que no sólo están lejos de compensar el coste de capital, sino que lo estarán además durante algún tiempo, en un contexto además de vertiginoso cambio de modelo de negocio. Cabe decir que, como la europea, la banca española no despega, pero al menos flota.
Hay 1 Comentarios
Entiendo que este año 2017 será muy bueno para la banca. Esto de las clausulas suelo tendrá impacto en la acción de la banca pero la economía estoy convencido, y ademas después de ver el análisis del articulo, va a mejorar y es el comienzo de una buena racha.
Publicado por: Capital Privado | 28/01/2017 18:27:23