Finanzas a las 9

Sobre el blog

Los profesionales de Afi ofrecen un punto de vista singular sobre la actualidad del sistema financiero. En cada publicación se aborda el análisis de cuestiones ligadas al proceso de transformación del sector, a las novedades regulatorias, a la relación con la tecnología o al repaso de los fundamentos teóricos que explican las bondades de un sistema financiero sólido.

Sobre los autores

Afi

Afi es, desde 1987, una empresa líder en consultoría y formación independiente en economía, finanzas y tecnología. El rigor técnico, la innovación y la orientación al cliente son las bases de nuestra diferenciación y nos han permitido ofrecer desde 1994 formación financiera especializada a través de Afi Escuela de Finanzas.

Emilio Ontiveros Presidente de Analistas Financieros Internacionales (Afi) y de Afi Escuela de Finanzas, además de Catedrático de Economía de la Empresa de la Universidad Autónoma de Madrid. @ontiverosemilio.

Ángel Berges Vicepresidente de Analistas Financieros Internacionales (Afi) y Catedrático de Economía Financiera de la Universidad Autónoma de Madrid. @AbergesAngel.

Daniel Manzano. Socio de Afi. Presidente de Afi Inversiones Financieras Globales EAFI y de Afi Consultores de las Administraciones Públicas. @dmanzano_afi.

Iratxe Galdeano. Socia responsable del área de Seguros de Analistas Financieros Internacionales (Afi).

Esteban Sánchez Pajares. Socio del área de Servicios Financieros de Analistas Financieros Internacionales (Afi). @est_snchez.

Francisco José Valero. Socio del área de Estudios de Analistas Financieros Internacionales (Afi) y Catedrático de Economía Financiera y Contabilidad de la Universidad Autónoma de Madrid.

Carmen López. Consultora del área de Finanzas Públicas de Analistas Financieros Internacionales (Afi). @Carmen_AFI.

Ricardo Pedraz Consultor del área de Finanzas Públicas de Analistas Financieros Internacionales (Afi). @RicardoPedraz.

Verónica López Consultora del área de Economía aplicada de Analistas Financieros Internacionales (Afi). @VLopezSabater.

Pablo Hernández Consultor del área de Economía aplicada de Analistas Financieros Internacionales (Afi). @HGPablo_I.

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Más que un manual

Por: | 26 de septiembre de 2017

Con bastante frecuencia me preguntan estudiantes y allegados, profesionales de otras disciplinas, por “un buen libro de economía”, de introducción en la mayoría de los casos. La respuesta no era hasta ahora fácil, aunque siempre teníamos a mano los manuales más reconocidos y utilizados, desde el clásico Samuelson, hasta el Mankiw, pasando por el de  Paul Krugman y Robin Well. No son pocos, y cada maestrillo tiene sus preferencias, en no pocas ocasiones condicionadas por la propia historia y experiencia del enseñante, por la afinidad con los autores, y otras muy diversas circunstancias. Supongo que responder a esa pregunta es como hacerlo con las recomendaciones dietéticas, o con el mejor programa de iniciación al cuidado físico. Hay que tener mucho cuidado, en definitiva. Porque dependiendo de la impresión que deduzca el iniciado, así puede ser su curiosidad y afición futura por seguir ampliando sus conocimientos de economía.

Establecida esa justificación cautelar, me permito ahora sugerir a propios y extraños a la profesión -estudiantes y profesores, profesionales de otras disciplinas-, el libro The Economy, un proyecto en torno a la iniciativa denominada CORE (Curriculum in Open-access Resources in Economics) (http://www.core-econ.org/): una obra disponible online gratis, muy cuidada metodológicamente y plenamente actual. De hecho, el proyecto en el que concurren profesores de diversas universidades nace precisamente tras las consecuencias que la pasada crisis tuvo, entre otros ámbitos, sobre ese conocimiento económico. Lo menos duro que puede colegirse de las lecciones que dejó la crisis es que el conocimiento económico no puede darse por definitivo, es cambiante. Y la captación de esos cambios es una de las bases que ha inspirado la concreción de ese proyecto. Se trata de reflejar lo que los economistas saben hasta el momento, o como precisan los autores, lo que los economistas creen que saben. Abordar el ambicioso empeño de construir un manual de introducción a la economía requiere ese ejercicio de modestia intelectual que asumen los autores, y la consiguiente voluntad de incorporar las lecciones que aporta la realidad. Que no son pocas.

Esa responsabilidad en la elaboración de un trabajo tal la reflejan los autores en una suerte de declaración de principios. Revisan las principales contribuciones susceptibles de calificarse como “manuales” de economía, partiendo del considerado primer libro de texto, Principles of Political Economy de John Stuart Mill (1848), hasta que fue desplazado 48 años después por los Principles of Economics de Alfred Marshall. Las aportaciones de las que los autores se muestran deudores corresponden a tres grandes pensadores: Keynes, Hayek y Nash. El primero, introductor en 1936 de la idea de “demanda agregada” y sus principales determinantes en su obra más emblemática, La Teoría General. Sobre esa idea descansaría como pivote central 12 años después el gran texto de Paul Samuelson, probablemente el manual de introducción a la economía más influyente todavía hoy.

A Friedrich Hayek le corresponde el mérito de reforzar la idea de mercado como un sistema de procesamiento de información. De la existencia de información incompleta y asimétrica advertida por Hayek todavía se alimentan numerosas contribuciones al campo de las finanzas, sin ir más lejos. El matemático John Nash, por su parte, lideró ese campo de conocimiento, la teoría de juegos, esencial para analizar y modelizar las interacciones estratégicas entre los agentes, ya sean económicos o políticos.

Hechas esas declaraciones de principios, los propios autores advierten que su método y enfoque no asume a pie juntillas la totalidad de las concepciones de ninguno de esos tres grandes inspiradores: ni el supuesto intervencionismo de Keynes ni la marginación de los gobiernos defendida por Hayek. Las reticentes aportaciones de la economía conductista, de la behavioral economics or finance, también sirven para puntualizar algunas de las más radicales proposiciones que se deducen de la obra de Nash. Pero esas tres grandes aportaciones -la demanda agregada, la economía de la información y las interacciones estratégicas modelizadas por la teoría de juegos-, son consideradas por los autores fundamentos del pensamiento económico moderno. Y sus contribuciones no quedan precisamente orilladas en esta obra introductoria al conocimiento de la economía.

Aspectos relativamente nuevos en la literatura económica, pero esenciales, como las consideraciones medioambientales, la creciente desigualdad o las burbujas especulativas en los mercados financieros, demuestran la vocación de que la obra no pase por encima de la realidad, haciendo bueno ese slogan que difunde el director de CORE, Wendy Carlin, profesor de economía del University Collere London: "Teaching economics as if the last three decades had happened" Con una narrativa que entretiene sin abdicar del necesario rigor.

Los enseñantes tienen disponibles materiales adicionales. Junto a la obra general The Economy, disponen de diapositivas, vídeos y pruebas para los alumnos, que facilitan la labor docente de forma notable. La accesibilidad es muy buena, propia de los mejores e-books interactivos, con ejemplos de la vida real fáciles de asumir desde la perspectiva española.

Una última fuente de satisfacción: entre la veintena larga de autores que han aportado contribuciones a esta obra se encuentra el profesor Antonio Cabrales, al que le renuevo desde aquí mi felicitación.

Quienes quieran un comentario adicional, sin duda más completo, sobre esta importante obra, pueden leer el reciente artículo de J. Cassidy en el New Yorker. Merece la pena. Para que no todo sean elogios incondicionales, también han aparecido revisiones algo críticas con algunos capítulos de la obra, como la aparecida en el blog de V. Ramanan el pasado 12 de septiembre.

 

* Artículo de próxima aparición en revista Empresa Global nº 177. Octubre 2017. Afi Ediciones Empresa Global.

El estado de la unión económica y monetaria

Por: | 20 de septiembre de 2017

Este año el Discurso del Estado de la Unión por el Presidente de la Comisión Europea (CE), Jean-Claude Juncker, con el lema Viento en nuestras velas, ha tenido una relevancia especial, de la cual se han hecho eco con cierta intensidad los distintos medios. No es para menos, ya que anuncia los planes de la CE para el último año completo de su mandato (en realidad, los próximos 16 meses, hasta finales de 2018), teniendo en cuenta que en mayo de 2019 se renueva el Parlamento Europeo y subsiguientemente también la CE.

Al margen de la reacción al Brexit, este domingo se celebran elecciones parlamentarias en Alemania, cuyos resultados podrían dar un nuevo impulso a la Unión Europea (UE), que hasta ahora pretende aprovechar la salida británica para profundizar en diversos aspectos de sus políticas a tenor de los escenarios más deseables formulados en el Libro Blanco sobre el futuro de Europa de la CE.

Dentro de ese discurso y esos planes, nos vamos a centrar aquí en la unión económica y monetaria (UEM). Como ya señalamos en nuestro último post sobre este tema, en estos momentos hay un conjunto de proyectos hacia una mayor profundización de la UEM que deberíamos ir viendo concretar y, sobre todo, culminar. En este sentido, dentro de la Hoja de ruta hacia una Europa más unida, fuerte y democrática, tenemos señalada la fecha del próximo 6 de diciembre, en la cual la CE formulará sus Propuestas sobre el paquete de la Unión Económica y Monetaria: 

- Transformación del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) en un Fondo Monetario Europeo

- Creación de una línea presupuestaria específica para la zona del euro dentro del presupuesto de la UE con cuatro funciones:

     1. asistencia a las reformas estructurales,

     2. función e estabilización,

     3. protección para la Unión Bancaria, y 

     4. instrumento de convergencia para prestar asistencia de preadhesión a los Estados miembros no pertenecientes a la zona del euro

- Integración en la legislación de la UE de los aspectos sustanciales del Tratado de Estabilidad, Coordinación y Gobernanza en la Unión Económica y Monetaria

- Creación de un ministro europeo de Economía y Finanzas, que asumiría las funciones del comisario de Asuntos Económicos y Financieros y presidiría el Eurogrupo

Dejamos de lado el deseo aparentemente expresado por el Presidente de la CE de que toda la UE post-Brexit tenga como moneda única el euro, que ha sido enfriado por el último Eurogrupo. Siendo deseable este objetivo en sí mismo, por las mayores coherencia y cohesión que supondría para la UE, no se puede olvidar, como el propio Juncker recalcó posteriormente, que la incorporación de un Estado miembro al área euro exige el cumplimiento por el mismo de determinados criterios de convergencia nominal y legal. Estos últimos dependen de los Estados afectados, especialmente si tienen implicaciones constitucionales. No resulta extraño que de todos los posibles candidatos a incorporarse al euro, dejando de lado Dinamarca (que tiene su cláusula opt-out en el Tratado), sólo Croacia cumpla la convergencia legal.

Suele decirse que toda profundización efectiva de la UEM exige mecanismos de solidaridad entre los países más avanzados y los menos, como ya ha sucedido durante la crisis con el MEDE, que es intergubernamental, y otros mecanismos. Entre ellos, la CE pone la atención en los que dependen de ella, y concretamente en el Servicio de Soporte de Reformas Estructurales, que se creó en 2015 y hasta ahora ha beneficiado a 15 Estados miembros con más de 150 proyectos. Dicho servicio cubre las áreas que figuran en el siguiente cuadro y formaría parte del presupuesto específico del área euro, como se ha mencionado anteriormente.

Cuadro

Fuente: Comisión Europea. https://ec.europa.eu/commission/sites/beta-political/files/srss-factsheet_en.pdf

Pocos días después, 14 y 15 de diciembre, está prevista una reunión del Consejo Europeo, en la que podrían observarse las primeras reacciones a los planes de la CE, especialmente en aquellos temas que, como los posibles cambios en los Tratados, dependen en último término de los Estados miembros.

Mientras no podemos anticipar ahora cual será la reacción de los Estados miembros a los nuevos planes sin concretar de la CE, entendemos que en torno a la UEM y su futuro inmediato se lleva hablando suficiente tiempo y resulta necesario que, cuanto antes, se concreten y materialicen avances en las direcciones apropiadas. Si el momento económico es bueno, como la mayoría de los indicadores pone de manifiesto, en modo alguno debería servir como pretexto para olvidarse de las reformas.  Por el contrario, estas deben ponerse en marcha cuando la presión de los acontecimientos es menor y, en consecuencia, se tiene mayor probabilidad de hacerlas bien y aplicarlas con eficacia cuando se necesite.

 

Los Bancos de Inversión Verde

Por: | 05 de septiembre de 2017

La asignación de inversiones a proyectos beneficiosos con la lucha contra el cambio climático está creciendo en todo el mundo, pero su montante sigue siendo pequeño tanto con respecto a la necesidad existente como a su evolución. No obstante, su evolución ya está suponiendo un cambio de tendencia progresivo como pedía Mark Carney en 2015 para evitar la llamada Tragedia del Horizonte.

En este escenario, una de las alternativas menos exploradas hasta la fecha es la de incentivar dicha inversión a través de instituciones específicas de carácter público o público-privado destinadas a canalizar fondos y proveer asesoramiento profesional hacia ese fin. Son los llamados Bancos de Inversión Verdes, más conocidos por su denominación inglesa Green Banks. Este tipo de organismos ofrece la capacidad de dinamizar un mercado incipiente generando un efecto demostración beneficioso para el resto de instituciones financieras y actores empresariales. Su misión y objetivos se centran en estimular y facilitar innovaciones apoyando la inversión en soluciones prometedoras, pero escasamente implantadas.

El camino a seguir para su capitalización es diverso y debe decidirse según las posibilidades y situación de partida existente. En algunos casos la financiación de la entidad se basa en la concesión de garantías gubernamentales, mediante asignaciones presupuestarias nuevas o reasignación de otras ya existentes, recaudación sobre impuestos específicos, ingresos derivados de mercados de comercio de emisiones, recargos específicos sobre tasas públicas, préstamos concedidos y/o emisiones de bonos, sin tener, en muchos casos, una afección en las cuentas públicas.

La estrategia operativa de estos bancos se centra normalmente en la concesión de préstamos de largo plazo destinados a la inversión en proyectos e infraestructuras que supongan una transición hacia una economía baja en carbono. Aquellos con una mayor evolución y capacidad profesional suelen incorporar actuaciones de financiación mediante deuda subordinada, la toma de participaciones en proyectos demostradores o la concesión de garantías normalmente parciales que ayuden a reducir el riesgo retenido y percibido por los inversores privados.

En este sentido, tenemos casos de notable éxito que han llevado incluso a un proceso de reciente privatización en el Reino Unido, donde el Green Investment Bank ha sido adquirido por Macquaire, banco de inversión privado con sede en Australia. Más ejemplos tenemos ya de su puesta en marcha, aunque es verdad que sólo se han establecido estos Bancos Verdes donde no hay Bancos de Desarrollo, o si los hay, éstos no ejercen un papel dominante en la financiación de infraestructuras (caso que encajaría con la situación nacional y regional de España). Gobiernos tan diversos como los de Australia, Colombia, Japón, Malasia, Suiza o México presentan casos de notable éxito a nivel nacional, pero también los encontramos a nivel regional y local, lo que da una muestra de las distintas opciones y heterogeneidad de este tipo de instituciones. Donde sí coinciden casi todos las referencias existentes es en que buscan movilizar el capital privado, reducir el coste del capital para el desarrollo de proyectos de gran calado y dimensión, desarrollar mercados de tecnología verde, apoyar el desarrollo de la comunidad local y crear empleos, todo ello centrado en alcanzar una reducción de emisiones de CO2, antes incluso del Acuerdo de Paris de 2015.

Durante la administración Obama hubo impulsos para crear una institución de este tipo, centrada en el desarrollo de infraestructuras de interés público (como infraestructuras de ferrocarril, agua y energía) en Estados Unidos, y actualmente es el Gobierno Trudeau el que ha cogido la insignia para el desarrollo de una institución similar que se dedique a desarrollar inversiones en transporte público, infraestructura verde, infraestructura social, comercio y transporte.

Green Banks

Este tipo de instituciones suponen un giro gradual en la financiación pública, canalizada tradicionalmente a través de subvenciones, pasando a un modelo donde la financiación pública y privada operan en complicidad y concierto mejorando la calidad de los proyectos generadores de ingresos, a la vez que se reduce la dependencia que en algunos casos han tenido de las subvenciones. Por otro lado, y tal y como señalaba el informe de Finanzas Verdes elaborado en 2016 el marco del G20, es necesario mejorar la visibilidad y previsibilidad de la política de inversión pública climática de forma que ello repercuta en la confianza de los inversores privados. Por ello, la creación de Bancos de Inversión Verdes incide positivamente en la creación de un entorno favorable de inversión por lo que significa de apoyo y de muestra de una visión a largo plazo y cambios en las prácticas existentes de valoración de inversiones sostenibles.

La casuística y flexibilidad en la creación y desarrollo de este tipo de instituciones es un elemento clave de su reciente éxito, pero las recomendaciones políticas suelen ser siempre las mismas:

  • Objetivos (sectores e inversiones permitidas) claramente definidos.
  • Correlación de objetivos públicos con capacidades instaladas y fallos de mercado identificados.
  • Apalancamiento financiero entre fondos públicos y privados mediante la alineación de intereses.
  • Minimización de riesgos, mediante el reparto de los mismos entre todos los actores de la cadena de financiación.
  • Claridad, información y transparencia en los procesos de gestión que dé lógica y previsibilidad a su funcionamiento.

 

El País

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