Con ocasión de la Cumbre del euro prevista para finales de este mes, en la cual deben adoptarse importantes decisiones para la profundización de la unión económica y monetaria (UEM), la Comisión Europea (CE) ha propuesto dos nuevos mecanismos para intentar conseguir una mayor solidaridad entre sus miembros, en un intento de corregir una de las principales deficiencias que presenta la UEM desde su inicio.
Ambas propuestas se enmarcan en las siempre difíciles negociaciones sobre el presupuesto de la Unión Europea (UE) a largo plazo, en este caso para el período 2021-2027, que en último término debe ser aprobado por los dos colegisladores, Parlamento Europeo y Consejo de la UE. En todo caso, en este post nos interesa destacar la novedad y los principios que suponen dichas propuestas, a las que debemos calificar de entrada de cortas en cuanto al potencial financiero con que han sido dotadas, aunque a más de un lector le puedan parecer cantidades elevadas.
La CE propone la creación de un Programa de Apoyo a las Reformas (PAR), COM(2018) 391, y de una Función Europea de Estabilización de las Inversiones (FEEI), COM(2018) 387*, que combinan la solidaridad y la responsabilidad entre los países afectados, dando carta de naturaleza al área euro en el presupuesto a largo plazo de la UE. A fin de cuentas, con el Brexit, el PIB del área se situará en torno al 85% del total de la UE.
El PAR ofrecerá asistencia a las reformas prioritarias en todos los Estados miembros de la UE, con un presupuesto global de 25.000 millones €. Incluye tres instrumentos separados y complementarios:
- Un Instrumento Operativo de Reforma para proporcionar apoyo presupuestario a las reformas clave señaladas en el contexto del Semestre Europeo, con una dotación de 22.000 millones € de euros para todos los Estados miembros.
- Un Instrumento de Apoyo Técnico para ayudar a los Estados miembros a diseñar y aplicar reformas y mejorar su capacidad administrativa, con un presupuesto de 840 millones €.
- Un Instrumento de Convergencia con una dotación de 2.160 millones € que ofrecerá apoyo financiero y técnico específico a los Estados miembros que hayan logrado avances demostrables encaminados a la adopción del euro, por lo que no es de interés para España.
El PAR respaldará la aplicación de reformas en ámbitos tales como los mercados de trabajo y de productos, la educación, los sistemas tributarios, los mercados de capitales, el entorno empresarial, la inversión en capital humano y las reformas de la Administración Pública.
La FEEI contribuirá a la estabilización de los niveles de inversión pública y facilitará la rápida recuperación económica en caso de perturbaciones económicas importantes en los Estados miembros de la zona del euro y en los que participen en el mecanismo europeo de tipos de cambio (MTC II). Con sujeción a criterios estrictos acordes con políticas macroeconómicas y fiscales sólidas, podrán movilizarse rápidamente préstamos por un importe máximo de 30.000 millones €, junto con una bonificación de intereses para cubrir su coste.
Para esto último se creará un nuevo Fondo de Apoyo a la Estabilización que recaudará contribuciones de los Estados miembros equivalentes a un porcentaje de sus ingresos monetarios derivados de los activos en su poder a cambio de los billetes de banco que proporcionen (el denominado señoreaje). Los ingresos de este fondo se asignarán al presupuesto de la UE para conceder bonificaciones de intereses a los Estados miembros que cumplan las condiciones de admisibilidad.
Esta función complementará las herramientas existentes a nivel nacional y europeo destinadas, por un lado, a prevenir la aparición de crisis, entre las que destaca el Semestre Europeo y la correspondiente financiación de la UE, y, por otro, a hacer frente a las situaciones de dificultad financiera, mediante el Mecanismo Europeo de Estabilidad y ayudas a la balanza de pagos. No cabe duda que la FEEI es el mecanismo más novedoso y puede ser el más potente de los propuestos, motivo por el cual acompañamos un esquema sobre su funcionamiento previsto.
Estos instrumentos se complementan y operarán en plena sinergia con las prioridades de reforma señaladas en el contexto del Semestre Europeo de coordinación de las políticas económicas, así como con otros instrumentos de financiación de la UE en favor del empleo, el crecimiento y la inversión, como los Fondos Estructurales y de Inversión Europeos, el nuevo Fondo InvestEU –propuesto por la CE ayer, COM(2018) 439, que persigue agrupar en una misma estructura la financiación del presupuesto de la UE en forma de préstamos y garantías– y el Mecanismo Conectar Europa.
Y es que el presupuesto de la UE puede parecer pequeño, lo es y mucho, frente a otras referencias comparables como pueden ser estados federales, Estados Unidos, Canadá, Suiza, etc., pero históricamente se ha materializado en un conjunto de mecanismos que han ido cubriendo necesidades específicas, y ahora estamos ante un caso de ampliación significativa de dichas necesidades.
No se trata tanto de mirar la botella medio vacía o medio llena, según se prefiera, sino recordar lo que han supuesto para la modernización de nuestro país los fondos estructurales y los de cohesión desde nuestra adhesión a las Comunidades Europeas en 1986. No digamos el más reciente rescate de nuestro sistema bancario. En este sentido, al margen de los detalles técnicos, tenemos todas las razones para defender que los nuevos mecanismos propuestos por la CE se pongan pronto en marcha y sean utilizados por los países que los necesiten.
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