(*) Angel Berges – Fernando Rojas
El anteproyecto de Ley de “Medidas para la Transformación Digital del Sistema Financiero”, recientemente sometido a audiencia pública, abre la puerta al mecanismo conocido internacionalmente como regulatory sandbox, expresión un tanto alambicada que toma como símil el “arenero” donde los niños juegan en el parque sin riesgo de sufrir rasguños o fracturas
Se trata, en esencia, de un espacio controlado de pruebas, donde las innovaciones financieras con base tecnológica puedan enfrentarse a un test de mercado con unas exigencias regulatorias “suavizadas”, pero con todas las garantías en cuanto a protección de los consumidores que participen en dicho test.
Ese concepto de sandbox regulatorio ahora aplicable a las innovaciones financiero-tecnológicas, ha sido importando de otros sectores, y muy especialmente del de bio-tecnología y farmacéutico, sectores en los que un apropiado equilibrio entre incentivo a la innovación y absolutas garantías de seguridad y protección a los participantes en el experimento cobra una importancia capital; y ese se pretende también que sea el caso cuando se trate de poner a prueba innovaciones en el ámbito financiero-tecnológico (“fintech”).
En los dos últimos años, han sido numerosos los países que han puesto en marcha sandboxes, como una forma de incentivar la generación de innovaciones financiero-tecnológicas, al tiempo que se salvaguardaba la protección al consumidor, así como la estabilidad financiera.
La tabla adjunta resume una comparativa del modelo propuesto para España con los existentes en otras jurisdicciones. La comparativa abarca los principales aspectos de funcionamiento, tanto en términos de entidades que pueden optar al “Sandbox”, como en tipo de facilidades (exenciones regulatorias) que se otorga a los participantes en el mismo, así como el tipo de garantías a exigir a los mismos en aras de la máxima protección a los usuarios de los servicios financieros ofrecidos en el espacio controlado de pruebas.
De todos los sandbox existentes, es sin duda alguna el británico el que marcó la pauta y el que ha alcanzado un mayor protagonismo. Puesto en marcha en el verano de 2016, opera mediante un sistema de convocatorias (cohortes) semestrales, en las que las compañías interesadas se someten a aprobación del regulador británico de conducta financiera (Financial Conduct Authority), para su experimentación en el sandbox durante un periodo de tiempo limitado, y con guías de actuación mucha más laxas, previo a su lanzamiento al mercado plenamente regulado.
En las cuatro cohortes que hasta la fecha se han convocado, han sido un total de 280 empresas las que aplicaron, de las que 80 fueron autorizadas a llevar a cabo su experimentación en el sandbox. Se trata sin duda de números reducidos si tenemos en cuenta que Reino Unido es la primera potencia financiera de Europa y una de las primeras del mundo. Ahora bien, el éxito del sandbox británico no radica tanto en el número de entidades que apelan al mismo, sino en el impulso que ha dado a la innovación financiera con base tecnológica, y al maridaje entre banca y fintech. En este sentido, aunque la mayoría de empresas aceptadas en el sandbox británico eran fintech no bancarias, prácticamente todas ellas llevaban a cabo sus experimentos de la mano de algún banco, que les proporcionaba respaldo financiero, pero sobre todo base de clientes con los que llevar a cabo el experimento controlado.
Hay 2 Comentarios
Gracias por información. También encuentro los artículos interesantes de esta tématíca en este sitio noticiaseconomicas.org
Publicado por: Yul | 24/07/2018 14:42:14
Interesante articulo
Publicado por: WR Abogados | 22/07/2018 20:42:34