Esta relación de tragedias ferroviarias ocurridas en otros países del mundo permitirá comprobar cómo en algunas ocasiones, los accidentes ferroviarios se saldan con balances muy dolorosos de víctimas.
El 6 de junio de 1981 se produjo en el Estado de Bihar, en India, una catástrofe ferroviaria al descarrilar un tren y caer sobre el río Bagmati. El balance de víctimas es especulativo ya que muchos cadáveres nunca fueron recuperados. Se cifra en torno a 800 el número de muertos, aunque también se ha dado por buena la cifra de 2.000 muertos. Las causas del accidente tampoco quedaron establecidas, especulándose con la presencia de un búfalo sobre las vías que obligó al maquinista a activar el freno y también con los efectos de un ciclón.
India es un caso especial en el recuento de accidentes ferroviarios porque cuenta con una extensísima red y porque 13 millones de personas utilizan el tren diariamente.
El 14 de enero de 1985 hubo un descarrilamiento en Etiopía que causó más de 420 muertos. El tren cayó por un barranco. Testigos presenciales declararon que el tren tomó una curva muy cerrada a una velocidad excesiva.
Al menos 120 muertos se registraron el 11 de septiembre de 1985 en un choque frontal de dos trenes al noreste de Portugal, cerca de Mangualde. Un tren especial atestado de emigrantes que se dirigía a Francia y un mercancías colisionaron en una vía única. 150 heridos, algunos muy graves, dejó la tragedia.
100 muertos y 500 heridos se contabilizaron en otro choque frontal registrado el 17 de febrero de 1986 en Limache (Chile).
En Zaire (actual República Democrática del Congo) hubo dos grandes tragedias ferroviarias. En 1987 murieron 125 personas en un choque de un tren y un camión y aún peor fue la tragedia registrada en 1994, sin poderse precisar la fecha, cuando 200 personas perdieron la vida en un accidente provocado por las pésimas condiciones del tren.
El 3 de junio de 1998, sobre las 11 de la mañana, en las inmediaciones de la estación de
Eschede, un pueblecito del land de Baja Sajonia, en Alemania, un tren de alta
velocidad que cubría el
trayecto Múnich-Hamburgo descarriló a 200 kilómetros por hora y quedó
convertido en una masa de hierros retorcidos, de la cual los equipos de
salvamento estuvieron extrayendo heridos y muertos durante
todo el día. 101 muertos y 119 heridos fue el balance de víctimas. Una rueda rota del convoy provocó un violento choque cuya devastación se incrementó con el derrumbe de un puente sobre los vagones.
La conmoción en Alemania fue tremenda y la primera reacción fue paralizar la alta velocidad y ordenar una inspección general en todos los trenes, 100 en aquellas fechas, de alta velocidad.
En agosto de 2001 se registró en Angola un atentado contra un tren. UNITA, la guerrilla angoleña, hizo estallar una mina al paso de un tren provocando más de 400 muertos.
Otra tragedia se vivió cuando 375 personas murieron calcinadas en Egipto cuando iban a celebrar la fiesta del cordero el 20 de febrero de 2002. Un incendio provocado por un hornillo de gas de un pasajero fue la causa del accidente.
Irán vivió una enorme tragedia ferroviaria en 2004. El 18 de febrero un tren cargado de combustible y sustancias químicas descarriló en Neyshabur. 5 aldeas quedaron totalmente devastadas y hubo 320 muertos.
107 muertos y más de 300 heridos hubo en Japón al descarrilar un mercancías cerca de Osaka y empotrarse contra un edificio de 9 plantas. La información de EL PAÍS señalaba que "según las primeras investigaciones, el siniestro pudo deberse a la
elevada velocidad del convoy, cuyo conductor trataba de recuperar un
retraso de casi un minuto."
Imágenes de 3 accidentes registrados en Alemania, Egipto y Japón a los que se hace referencia en la entrada / AGENCIAS AP y REUTERS