Fondo de Armario

Emilio Alonso Manglano en sus declaraciones

Por: | 08 de julio de 2013

Manglano

La biografía profesional y política de Emilio Alonso Manglano tiene dos ejes fundamentales. El primero fue su lealtad democrática, que quedó probada en el 23-F y que propició su nombramiento como director general del Cesid, en el que logró una transformación y profesionalización que nadie discutía. El otro eje biográfico fue a la postre el que marcó políticamente a Manglano: las escuchas ilegales. El 12 de junio de 1995, Defensa admitió que el CESID realizó escuchas telefónicas sin orden judicial desde 1984 y entre los espiados estaba el Rey. De inmediato se especuló con la dimisión de Manglano como forma de salvaguardar la honorabilidad del Cesid, circunstancia que ocurrió de modo inmediato. Se sabía que la responsabilidad recaía en Juan Alberto Perote, coronel del Cesid que robó las cintas con las grabaciones y las filtró.

Manglano no concedió ninguna entrevista a EL PAÍS, pero a través de sus declaraciones se puede rastrear cómo pensaba y actuaba el tantos años jefe del espionaje español. En abril de 1993 habló en la cadena SER y afirmó que "sus agentes no hacen información política sobre España excepto en lo concerniente al terrorismo".

Cuando empezó la crisis de las escuchas en 1995, Manglano admitió haber dado "la orden de poner en marcha en 1984 el gabinete de escuchas desde el cual, mediante un potente escáner, se exploraba el espacio radioeléctrico y se interceptaban y grababan conversaciones por telefonía móvil, en el convencimiento de que no se trataba de una actividad ilegal. El director en funciones negó, sin embargo, haber ordenado que se espiara a determinadas personalidades de la vida pública española." "En ningún momento se planteó el declarante que era ilícito el método de trabajo que se utilizaba. Los servicios jurídicos del Cesid [nunca] le advirtieron que los sistemas de barrido pudieran tener problemas de ilicitud"

El encargo de grabar (y de destruir después de escuchar) las cintas lo recibió el coronel Perote, que fue el responsable de discriminar qué conversaciones se grababa, siempre teniendo la seguridad nacional como razón única de su actuación. También tenía la competencia de destruir todas aquellas conversaciones que no tenían interés por su carácter privado. Por eso Manglano culpó a Perote del espionaje a personalidades.

En octubre de 1995 se supo que Manglano ocultó al Gobierno hasta ese mismo año que Perote robó documentos secretos del Cesid en 1991. El Gobierno perdonó a Manglano porque atribuyó la negligencia cometida a su creencia de que podía resolver el problema por sí mismo y que cuando recuperó parte o todo el material sustraído penso que ya lo había resuelto.

Perote pretendió involucrar a Manglano en los GAL. La famosa nota de despacho en la que Manglano escribió "Me lo quedo. Pte. para el viernes", sirvió para elaborar una conspirativa versión del inicio del GAL según la cual Manglano y Felipe González (que sería el arcano encerrado tras ese Pte.) habrían jugado el papel de protagonistas. Manglano dijo que Pte. quería decir Pendiente (y no Presidente) y siendo él quien lo escribió parece prudente creerlo verosímil. Y añadió que nunca despachó con Felipe González sobre los GAL. Cuando declaró en el juicio por el "caso Marey", Emilio Alonso Manglano adoptó un tono desafiante y remachó que "nunca, nunca, nunca" había despachado con Felipe González sobre temas de terrorismo. También negó muchas acusaciones lanzadas contra él por Perote.

En marzo de 1999 se celebró en la Audiencia Provincial de Madrid el juicio de las escuchas del Cesid. Manglano evitó acusar a Perote de ser quien robó los documentos y afirmó que mientras él lo dirigió, el centro mantuvo un respeto escrupuloso por la intimidad de las personas. "No se obtuvo ningún dato [íntimo]", dijo, y si se obtuvo, no se utilizó para chantajear a nadie. (...) Si se graba algún chisme, algún amante, debe borrarse. Si no se hace y además eso se utiliza, entonces sí se está mordiendo la Constitución".

Un año más tarde se celebró el juicio por el caso Lasa-Zabala, y Manglano puso en entredicho la veracidad de los papeles del Cesid desclasificados por el Tribunal Supremo dado que los originales fueron destruidos por Perote. Y dijo algo que trataba de echar por tierra mucha farfolla conspirativa basada en la figura de Perote:  "Manglano explicó que de las miles de notas informativas que llegaban al Cesid muchas no servían para nada; otras no eran ciertas, otras inexactas y otras aproximativas: "Muchas veces del manantial de datos sólo quedaban gotas. Sólo los documentos que difundía el Cesid, al Gobierno o a otros países, eran ya documentos del Cesid. Todo lo demás eran papeles de tráfico interno que sólo a veces tenían valor".

Cuando estalló el caso de las escuchas, EL PAÍS publicó el 15 de junio de 1995 una portada que se ofrece como colofón de este repaso por las declaraciones de Manglano.

El general Manglano llega al Supremo para testificar en el juicio por el caso Marey en junio de 1998 / LUIS MAGÁN

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Sobre el autor

Juan Carlos Blanco

, filólogo y periodista, tiene una larga trayectoria profesional vinculada al archivo de EL PAÍS, del que ha sido responsable durante más de 15 años. Por sus manos ha pasado mucho de la Historia, con mayúsculas, de este periódico y este país.

Sobre el blog

Noticias antiguas, historias ya contadas. Siempre de actualidad. Una mirada a las informaciones de hoy tomando como referencia la hemeroteca de EL PAÍS, donde se guarda mucho y muy valioso de lo que hemos sido y somos como ciudadanos.

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